Notas prehistóricas varias
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ISSN 1989-508
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NOTAS PREHISTÓRICAS VARIAS
Las excavaciones en San Miguel de Liria desde 1940 a 1943
En nuestra Memoria relativa :1 las actividades del S. 1. P. en los
años 1935 :1 1939. hicimos referencia ¡¡ las cxc:I\"3cioncs efectuadas
en San Mig uel de Liria en 1936. últimas que se pr:u:tic:mm, ~ in ql1c
por cau¡::ls bien conocidas se pudieran reemprender hasta 1940 y
continuado luego en tres c:lmpai'i.as sucesivas hasta 19'¡3 inclusive.
No ha habido oportunid:ld de publicar la Memoria en que be recogiera la labor del S 1. P. en los cualrO años dichos , ni es posible in scrt:lrllI en este tumo de ARCH I VO con la extensión dE:bida; y
como sed:l inexcusable no ocuparnos de esto en él, d:lffiOS 1I co nt inuación un extracto del resul!ado de ta les campañas. Que fueron en
gener:d bastante menos afortunadas que las que les precedi,·ra n.
A~O
1 940
Se efectuaron las excavlIciones a p:.rtir de los primeros d ías de
Septiemb re. bajo 1:1 dirección de [:1 de[ S. 1. P .. con intervención
unos días del Sr. Perico! y :¡yuda del Agregado E. PI:.; quedando
dcscscombr:lclos los dep:lrtamelltos núms. 47 :1 58.
El malerial hallado fué el habitual en estas ruinas: :¡bund:mles
vasos pequeños caliciformes ibéricos; tiestos de igual dilse pin la.
dos, generalmente con decoración g(.'"Úmélrica y algunos con orn:lIl1
zoomorfo y antropomorfo, y unas pequeñas mueslras de c:Jmpanien.
se. así como v:ldos letreros piOlados; pesas de telar, manos de
morlero, muelas de molino ibérico a brazo; constrllcciones con
paredes de base de piedra)' rematada,; con adohes, en departamcn·
tos remetidos (incruSlados, sería más exacto) en la vertiente de ia
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NOl AS PNI!HJS:TORICAS VARIAS
loma: reiterándose la cxislél1cia de grandes desniveles sah'aclos por
escaleras. De bronce ha1l6se algún fragmento de fíbula. "sí comu
útiles de hi erro en pésimo eslado de conservación.
Los descubrimientos verdaderam.ente importantes realizarlos . en
esta campaña fueron los que pasamos a reseñar.
En la tarde del 4 de Septiembre, aproximadamente en el centro
del dcpart:mlcnto núm. 48 (habitación de las más saquc:ldas y dcstruídas), a sobre 40 centímetros de profundidad. en la capa inferior
del estrato de tierra gri!l compuesto en buena parte de arr:lstrcs, :1
un golpe de zapapico dado precisamente por el capataz Espí, sa lió
a luz un:! planchuela de pl omo doblada, Que retenía envuelta otra
más pequeña y larg3 arrollada en espiral. La lámina Que h3cía de
estuche o envoltura el'taba ligeramente rota en los bordes, aguje·
reada en el centro y mostraba en una y otra cara largos trazos inci·
sos sin :::pare nte conexión. Sobre uno y o tro lado del borde menos
roto, siempre colocado hacia arriba, partiendo de la misnu orilla y
·de izquierda a derecha, se observan los restos siguientes de escritur.1
ibérica monet31: . en un lado, tras varios signos indeterminables,
una s y una n (alfabeto Gómez Moreno), seguidos de Iíne3s de puntos y luego una serie de líneas vertjcalcs paralelas en número no
prccisab[e; y en el lado opuesto, en igua l disposición y sobre una
línea horizontal de las Que suelen servi r de pauta en Jos plomos,
percíbese, sobre la misma orilla izquierda, un trazo semicircular,
parte de un signo gil, y un poco a la derecha un 1'1' de tipo circular
atravesado por vástago vertical prolongado, al que sigue tamo
bién un:1 línea de puntos y asimismo otra serie de 20 rayas verticales a cont inu ación de una frase acabada, que sugieren, como hemos
dicho otras veces, [a idea de numerales. También en e[ borde opues·
to, sobre algunos trazos incompletos por rotura, se percibe un :1
modo de signo e de tres trazos transversales. Todo ello nos IHlce ver
Que la lámina estuche no fué si no un trozo recortado de otro gruesc.'
plomo escrito, de cuyo texto quedaron las referidas frases truncada~
A esta lámina la cubrÍ:! tal concreción, que ni aun limpia de la capa
térrea percibíanse los signos, y sólo cuando se [a libró en buena par·
te de[ carbona to de plomo, surgieron los mencionados restos d:::
escritura.
y vamos a describir la lámina interior. Es ésta. como la de «La
Rastida de les Alcuses», rectangular alargada, midiendo 3:; mm. de
:mcho por 104 de largo, llevando un pequeño orificio circular en uno
de los ángulos, precisamente en el extremo que quedaba visible en
la última espira del arrollamiento; Jos dos lados mayores del rect:in ·
gula se incurvan ligera y paralelamcnte. y cs la lámina de tan cxtre·
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sp
NOTAS PREHISTORICAS V~RlAS
3
madól rlclgadez que casi llega al medio milímetro, lo que dcbi6 ser
ohstáculo:l una escritu ra enérgica y clara, como la de «La Bastida».
Su sutileza, ,Icrecentando los efectos de las líneas de rotur:'! inicia-
das por los trazos de ;Ilgunos signos, lo maltratado del borde superior y 1:1 fuerte concreci6n térrea Que le envo lvía y le daba gran ri.
gidez. dificultaron su desenrollamiento, que no pudo obtenerse sin
roturas. Los
•
texfOS
Que contiene este plomo, en amb:ls caras, se ha-
lIr1n escritos t:lmbién en alfabeto monel:l1. de izquierda a derecha,
se inician y se extienden al comienzo y a lo largo de los bordes so·
bre una líne!'! dc puntos más o menos clara, paralela a aquéllos,
continu:lndo en renglones sucesivos en cunnto es neees:lrio.
De sus dos textos, el que denominamos A) está formado por cuatro renglo nes de escritur:l perceptible en casi la totalidad .-4: su extcnsión, e n signos de bucn tamaño, pero de trazos tan superficia les
que suelen ser de difícil lectura y en algún trozo totalmente perdidos al parecer. y el del lado opuesto, B), es de destripci6n más
compleja: En el borde convexo de este lado, paralelo al mismo y
sobre una línea de p:tllta, corre un renglón de escritura grabada en
su mayor parte sobre un texto anterior m:1l borrado, ap:lreciendo
superpuestos signos y puntuaciones de tal modo. Que unas veces dificult:m )' otras c'asi imposibilit:m la lectura; continu:lndo el mismo
texto en medio renglón m:ís de lectura Hci!. En el lado opuesto rle
la mism:! C:lr:I, es decir, sohre el borde cóncavo y por tanto escrito
en sentido contrario, se inicia otro texto que se va perdiendo poco
:1 poco. También nlgo por debajo del orificio :lOtcs indicado, percíb'cnse los signos gu, o, constituyendo :11 parecer palabra o parte de
ella, pero escrita de través; yen el espacio libre. quedado entre los
textos indicndos, "cnse aquí y allá nlgunos otros signos m:ís o mcnos legibles, restos de escrituras nnteriores.
La Ir:lOscripción de tales textos la intentamos separadamente c.l
Sr. A lc:ícer y yo, :¡jenos ambos a la especialidad filoI6gicv~ ibériea;
y de la confrontación de los resultados naci6 un trnslado hecho con
objetividad tal vez exagera da_ Luego, D. Manuel Gómez Moreno.
con lodos los antccedentes a la "ista y el estudio directo de: plomo.
hizo un admirable c:llco de ambos textos, que no damos a conocer
en espera de poderlo hacer junto con un trahajo del eminente maes~
tro sobre los mismos.
El otro hallazgo renlizado es el de una pequeña figurilla de dama
ibérica en cerámica. Se descubrió: el 5 de Septiembre en el fonoo del
departamento 49 (colindante con el que el día anterior diera los plo·
mas). en el estrato rojizo producto de descomposición de enlucidos
)' .lIobones; donde se hallaran también pequeños vasos caliciform~
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de tipo ibéricos y ¡lIgu nos fragme nt os de cerámica ricamente deco*
NOTAS PREH JSTQRICAS VARIAS
r:¡da; nada ¡" 5ilft. Tdtase de lin:1 pequeña ftgurill:L en ba rro cocido.
de sohre 8 cnl. de alt ura. rcprescnlando una d;lma ibérica en pie, que
muestra los hrazos rotos de antiguo desde el arr:lnque. Se intentó
modelar la ca ra con algo, de aire tan primitivo, como In presión de
los dedos índice y pulgar. que dejando e n med io una cresla a modo
de narí? produjo dos depr('~ioncs a los lados indicadoras de las m ~
¡¡l las. co n sendos hoyuelos en el centro a m:lncr:l de ojos . y, en"sus
ho rdes superior y later:!1 externo, seri es de pequeñas incisiones par
de o reja s. ni apenas de boca. L" cabeza se prolon ga hacia Mnls cuhierta con un a modo de gorro cilíndrico terminado en depresión
circular, sin que entre la cabeza y la cobe rtura aparezca línea alguna de sepa n. ción. El cuerpo. aplanado y sin modelado a lguno, que
dehib estar pintado de rojo, va cubierto de una vestidura talar que
llega desde la parte alta del cuello, donde se ve un:l línea de incisiones que lal vez qu iera r e pre~entar un collar o garga ntilla, hast ••
. los pies, que apenas si asoma n por el borde inferior. Del mismo color rojizo se pintó la boca y el fond o del bonetillo. Un laladro veltical que atraviesa la cabeza por e l lado del bonete. indica que la
figura se destinó a estar co lgada. El descascarillndo que muestra en
la parte centr:ll del frente. dejando ver una superficie Iis;1 y lInifOlme, hace sospechar si se bbricó la pieza en dos tiem pos. cubriéndola al final con la capa Que se desp rende :Ihorrl. Como se ve. tr;Ítase de un exvoto e n cerámica , de ejecuc ión poco cuidada, pero
interesante por su origi na lid nd ent re lns demas figuras semejantes
v:dencianas. El tocado, al que encon tramOs pocos para lelos en las
figurillas de los san tu arios valencianos. nos recuerda algun:ls parecidas de a fro s lejanos. pero con bldas acam pannd;'l s y cubiertas co n
go rros cilín dricos, nsí como otrns de Ibi za con ligeras v aria t~ tes.
Las dos pi ezas descritas di eron, como se ve, un marcado interés
a la c;'lm paña de excavaciones de dicho :Iño .
A:A' O
1941
Se excavó este año en el arca que restaba entre lo explorado en
la campaña anterior y_l
de mucha piedra rodada, que ofrecí:1 POCIIS esperanzas de tecund¡.
dád; pero como no era ad misible dej:lf 3quel enclave en un cxtr 010 del terreno, sin explor;'lr , se procedió a la excn\·aciÓ n.
Nos ilyudaron en esta camp:tña los Agregados Sres. Alc:íccr y Pla ,
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NOTAS PREHfSTORIQAS VARIAS
y ChOl'omeli en los últimos días, y se descuhrieron y v:lci:lron 108
dep~¡rt;fmcnlOs núms. 59 :11 69; que fueron, como se esper:.ha, pohres en m:¡tcrial, pues se repitieron los hallazgos corrh::ntes (fusayolos, pesos, platos, vasitos caliciformes. oinochoes, algunos tiestoi
p¡ntado~ ricamente y escritos, cte.), que no reseñamos pOI creerlo
innecesario al ser tan generalmente conocidos; mereciendo especial
menci6n una pieza activa de ('ierre de cinturón, de tipo excepcion:ll
en estas ruinas, por ser de l:ls de bronce de doble 'g:lncho y escota·
duras laterales abiertas. y también consideramos de interés e l dar
:Iljuí a conocer la estratiJlcación de un deparlarnento excavado con
fortun:I, cl número 59, por las enseñ,mzas que puede proporcionar.
Se trata de un:l habitación aproxim:ldamente cuadrangul:Jr, alguna~
de cuyas paredes estribaban sobre rOCllS de la vertiente pronunciad:l,
en 1:. que. como es frecuente, estaba remetida la parte del fondo
ESla se fortaleció mediante una pared de pied(:J en seco, que !lev:l'
ha :tI pie, a modo de estribo, un poyo O b:lnco de lo mismo. Todo
el espacio de lo que fué habitación se halló relleno hasta igualarle
con la Iín'Ca de la vertiente. La excavación acusó la siguiente estrati.
ficación: una capa superfida l con vegetación pobre y escaso humus; otra amplia zon:l de arrastres de tier(:l gris. piedras y tieslOl¡
rodados, que se adelgazaba gradualmente de dentro a fuera; estre ·
cho estrato rojizo duo, sin apenas piedras r algunos ticsto~J con !J
particularidad de que se interponía entre la parte trasera de la capl
anterior y la pared del fondo en casi loda la altur:l de ésta, Que era
de unos cuantos metros. y llegaba en anchu ra aprox im:ldamcnte ha:,.
la el borde del banco dicho; capa humosa, negruzca, anch:l, de lS.1
20 centímetros; y debajo. estrato, rellenando la planta, de tierra roj:l
uniforme, sin apenas piedra, además de pequeii os tiestos ('sporádi·
coso pues no pertenecían a piezas m:ís o menos íntegras, cubriéndo
se así e l m:lteri:d que permanecía en su lug:1f, uno~ vasos chafados
y otrns varios en pic, Los estratos tení:m una marc:lda inclinación
:lproximadamente paralela a 1:1 de la superficie de la lomJ, meno,
aClIs,tda en los de :Ihajo. El material encontrado en el fondo {ué:
cuatro vasitos del conocido tipo caliciforme y otro tle cuerpo esfe·
roid:d: dos oinochoes ele cuerpo bitroncoc6nico y decoración geo·
mé/ric:!; olro vaso de cuerpo parecido y cuello alto, ancho, sin
hOC:I, ornado con una greca entre cintas en el cuello, y otra fin:,
de semicírcu los rellenos de motivos \'arios, en el vientre; un sos·
tén de los cerámicos bajos; mano de mortero rematada en cabez t
al parecer de animal; fusarolos; dos sostenes se milunares de bao
rro; una pequeña piez:l caliza rectangular tala.drada en el centro;
un afilador, un par de concha.s corrientes en estos poblados y uu:!
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NOTAS PREHISTORIG.o\S VA'RIAS
o:o;idada cuchilla de hierro. ha llada sobre el banco, así co mo una
varilla, un clavo y dos trozos informes de láminas de 10 mismo.
En las excavaciones del año anterior faltó explorar por completo
los departamentos núms 55 y 56, de especial interés éste por parccer compuesto de dos partes, una a a nive l baio y olnl, b, a unos
150 cm. por encima de aqué l ; haciéndonos pensarlo así la clase de
materiales (casquijo y apenas tiestos rodados) que componía n el b.
La labor emprendida este año nos afi rm ó en tal parecer al descu brirse la pared transversal de sostén del macizado del departamento
alto. Una zanja profunda en la parte (/, ac usó un fondo l.-omplejo .
que hizo pensar en una reconstrucción realizada en tal departamen .
to cuyos detalles darían a esta referencia una extensión ina decuada.
AftO
194 2
Si poco fecunda fué la zona excavada en 1941. más desagradahlc.
era lóI que rest:lba explorar p:lra 1942: espacio comprendido : 1 1 SE.
de los dcpart::lnlcntos 48 a SI tl mbos inclusive, m:ís abajo de la tabl:.
de a lga rrobos que sirv ió de paso para la sólca de tierras en los año~
precedentes, desde donde la ladera aumentaba su pendiente has! J
hacer poco menos Que im practicab les los trabajos. salvo en el cxt re
mo S., donde en dirección al cemen terio de Lir ia nacía y se exte ndía un espo lón que le d:l ba un poco de amplitud al terreno. En ese
ligero ensanchamiento y desde ulla Hne:l a lo largo de la t:lbb di cha
hasta un campito con una peq uei'ia cantera. sito unos 20 metros
más abajo, se realizó la excavación tomando como base imcial un:1
hilada de piedras Que afloraba en el yermo; excavación que h:lhía
de enla zarse con las hahitaciones ya descubiertas en años an teriores e n luga r un poco m(¡s al lo. Se descubrierOIl los d epa rt~mentos
70 11 85. la mayor parte' incompletos y sobre un suelo rocoso en extremo accidentado.
Nos ay udaron en la excavación los Agregados Srs. Alcácer y
Pla, y los trabajos fueron en extrem o infructuosos, dando las aco",·
tumbradas piezas de escaso interés y los fragmenfos cer:ímicos co rrientes, salvo un ánfora de cuerpo cónico. parte supe rior :"pl:mad a
si n reborde en la boca y peq ueñas asas verticales, que recu erda las
de la cultura ibéricn de la coSla catalalla; pieza aparecida chafad:l.
en una oquedad que e n el ángulo Noroeste de-l departamenlo 77
formaba el banco de roca que co nstituía el cimiento de b mayor
parte de la pared Oeste.
El departamento 78. de nivel más elevado que los que le rodeaban, presentabll un suelo dc argamasa muy e ndurecida y lisa, co n
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NOTAS PREHISTORICAS VARIAS
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manifiestas huellas de haberse mantenido un fuego muy pertin;lz
sobre él; lo que hizo pensar si se utilizó este compartimiento como
horno.
Lo que en realidad tu\'o más interés en esta campaña fué la intentona, creíamos que afortunada. realizad:¡ para dar con la necró·
polis de 1:1 población dcstruída. Desde que se excava en Uria veníanos prcucup:lndo la localización de la necrópolis de la población
rcruol:!; habiendo recorrido no pocas veces sus inmediaciones, ~Sí
como examinado reiferadamente un altozano Que se destaca en la
vc rtienlc L. del cerro, denominado el «Puntalch>, casi comprendido en lo que debió ser zona urbana; especie de espolón o conlTd fuerte que arranca de la vertiente en su tercio inferior, por bajo de
la innexi6n que forma la cresta del cerro a la entrada antes del cas o
tillo, hoy del ermitorio. Por el collado de arranque del contrafller
te, cruz:!n ahora las sendas y. probablemente antes los cammos m:h
importantes de este lado del cerro. y se levanta suavemente el te·
rreno a partir de aquél hasta constituir un altozano regular, de
escasa cima llana, cuyas faldas, casi en su totalidad ocupadas POI
pequeños campos de algarrobos, especialmente la N., llegan por
Levante hasta la llanura. Reconocimientos anteriores superfici,l1es,
IlOS hicieron vcr el escaso fondo del terreno montuoso que aún co·
rre desde el collado hasta la cima y parte de la vertiente S., tal vez
por haberse aprovechado la tierra superficial para construir los
campos inmediatos, levantando con gran artificio paredes de sos·
tén y rellenando los espacios con tierra Juego; pero lo :lislado del
cerrito. que lógicamente quedaba fuera de la vertiente de fáciles es
tribos para la construcción de defens:ls, nos aconsejaban h1cer un'!
exploración decidida. Y así Jo dispusimO!f cuando ya est:1 campañ.l
de excavación estaba para terminarse; }' el Agregado F.. Pla con
Espi y uno de los peones más inteligentes. se enca rgaron de lal 1".
hor, Que fué tnn afortunadll Que. al intentar unll segunda cntn dieron
con una urna Colocllda tan superficialmente que ya había sido rota
por el cuello. Est:lha sent:lda sobre tierra amarillenta, imp ropia del
lugar y rodeada, par:l sostenerla vertic:tlmente, de unu serie de te·
rrones de la tierra dura que en el país llaman tapo La urn:t estab:t
llena de tierras de arr:lstre, con tiestos del vaso y otros mits fin08, y
hacia el fondo abundantCti restos óseos calcinados. sin que Quedara.
si lo hubo. nada Que significar:l ofrenda al muerto. El V3so·urna. re·
construído en lo posihle, tiene la forma de tinajilla, con cuello corto
y borde ligeramenle exvasado, sobre el que estribaran unas pequeñas asas de doble nervatura. Es de color amarillento }' no lleva de.
coraciólI alguna. Y así, con la satisfacci6n de haber dado por fin
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NOTAS PREHISTORtCAS VARIAS
con la necrópolis desead;}, aunque el poco fondo del terreno 110
permitiera much:ls ilusiones. se dicron por tcrmin:ldos los tr:¡bajos
p:lr:r recmprcndcrlos en la siguiente camp:tñ::l.
A:A'O
1943
I.a c;¡mpaña de 1943. como se deduce de lo QlIe Queda expuesto,
se dedicó principalmente a excavar la necrópolis dcscubiena el año
:llltes; aunque sin esperanza do que fuera de un:1 fecundidad extra
urdin:.ri:1 por la naturaleza del terreno en la zona a explorar; yaún
crr:rmos en el prOpÓsito por demasiado optimistn.
Se empezó la exploración, con la colaboración de los Agregados
Alc;Íccr y Pla, mediame unas zanjas alrededor del punto donde se
hallara la urna descubierta, en un suelo en el que las rocas :IRanIO
con fre('ucncia y el fondo suele ser de poco más de 20 centímetros.
A sobre unos ]5 metros al SE. del lugar que ocupara la urna 1.- )'
también casi superficial, se descubri6 un gran vaso de asp\!ClO bien
-arcaico (negro, hecho a mano y con tres cordones paralelo~ con ¡m
presiones digitales circundando el vientre) al que le (altaba el tercio
superior. Estaba lleno de tierra arrastrada, no se hallaron hucsos v
sc encontraron en el fondo dos como pequeñas pulseras Q tal ve¿
arracadas de cobre, delgadas y de sección planoconvcxa. una conch,1
de ciprca y junto a ella, pero ruera. una menuda pieza de picdl3
('on dos tabdros, uno ('uando menos artificial, Que semeja resto de
f6sil. Se hallaba el \'asO sentado sobre un:1 losa natural, rodeada de
ticrra con algunas piedras que parecían estibarla. y juniO a un
hoyo, Que debió servir hace algún tiempo para fijar un poste,
debiendo ser entonces cu:mdo la urna se rompiera, y tal vez se rebuscara en ella; y al lev:lOlarla de su sitio nos dimos cuenta de que
estaba casi desfondada y por ello se dcj;lrí:l scnt:ld:1 sobre la losa, con
lo que contenía. Es curioso el empleo de esta urna de¡ carácter tan
•
arcaico, sentada de igual modo que aira de tipo nds moderno. que
vamos j. describir.
A sobre 12 metros a L. de la sepultura primera, se descubrió otra
pieza cerámica consistente en un plato mediano, del tipo hondo, no
muy frecuente en lo ibérico liriano, de barro IOSCO y borde recio
con nos agujerillos en él para colgarle. Est:.b:t en el silio boca aba.
jo sobre una losa y fragmentado, y cubría algunos huesos incine ·
radas. El conjunto estuvo rodeado de piedr:ls (Ioselas generalmente), ordenadas formando mentid:. pared en dos de los I:ldos Borde
de plato parecido se hall6 en la vertiente NE. No se encontró
ofrenda alguna.
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NOTAS PREHISTORICA5 VARIAS
o
No sabemos si v;dc tener como restos de sepu ltura otros fragmentos c:enímiccs , al parecer de urna, Il:IlIados ce rc:1 de la anleriOl.
La escasez de ellos y III falta de ninglm otro resto lo hace dunoso.
Continuaba explorándose el terreno inútilmente, cuando en la
vCrliente N. de la cima del cerrillo. sobre el borde de un campilo
de algarrobos y en lugar resguardado por una roca. se d~scubrieron
una porción de restos humanos. que al comienzo luvimo~ por se ·
pultura de inhumación pertenecientes a tiempos más remOIOS de
la vida en S:U1 Miguel, y Que, explorada cuidadosament e, dió un
escluelelo en posición de cúbito supino y aI ro incompleto Debie·
ron pcrlencrcr a algunos combatientes de tiempos CCrcanos, mu er ·
tos ;¡[tí en la ladera y cn terrados en el siti o.
y con 1:1 inú til exploración de lo Que parecían restos de paredes
y ahiladas de piedras gruesas existentes en el «Puntaret", se clió por
terminada, con tan escaso éxito. la excavación de la supuesta ne·
crópolis, de Que esperábamos bastante m:ís.
Se dirigieron entonces los trabajos a algunas pequeñas zonas,
aprovechab les, de la ladera frontera al «Pun talehl, sobre un a manera de caballón Que baja desde la cima hasta el collado; y algunos
gr upos de exc:l'/adores se esparcieron por puntos diversos. como
vamos a ver.
Uno de ellos fué en la cima de un puntal frontero a la puerta ~e
:lcceso al castillo y convento, sitio donde se hahí:1 erigido una cruz
Que domin:¡ la p:lrIe alta del c"serío de Liria. y para ciment:1r :1CJué·
lIa se hubo de remover el poco estrato que rest aba de una estación
femota, y decidimos estudiarlo. El cxamen superficial no dió material ninguno de interés; y la cata abierta, junto a una alineat:ión de
piedras como de p:lfed, dió tierra cenicienta y tiestos de cerámica
baSI:I, hecha :1 mano, de barro negro, con puntos de mica, un fragmento de borde liso con mamelón cerca no a la orilla, utro tiesto
con borde dentado perteneciente a un cuello hastante alto y con
tendencia a exvasarsc al final. varios fragmentos de sílex y un pectúnculo agujereado. El basamento recién hecho a la cruz, no permitía una exploración más completa.
Tamhién para estudiar ciertos lugares de lo excavado en años
anteriores. se efectuaron algunos pequeños Trabajos en los departamentos contiRuos :1 los !litms. 70 y 71. QlIe dieron lugar al descubrimiento del depart:lnlCnlO Q3, en el que se hallaron restos cedm icos
corrie nl es (vasilos c:dicifo rm cs, platos, etc.), lm ponder,,] de plomo y una I~ímina como rama de pinz:ls. Igualmen te se realizaron
rrahajos complementarios en los departamentos 36 y 37.
Las nuevas excavaciones, en la ladera l .. del castillo. se llevaron
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NOTAS ·PRBHISTORICAS VARIAS
a l cab:l ll ón anted icho. Allí, en la parle de la verl ientc más cercana
al arranque del puntal, se excavaron los escasos restos de c,ls itas si.
luadas po r encima de la senda que transversa lmente cruza la parte
haja de la ladera. zona muy rocosa; cuyas labores se fUf" ron extendiendo por la pequeña pendiente que daba a l olivar de la ri nco nada del lado S .. descubriéndose los deparlamentos q ue se numeraron
86
a
101.
Para que se tenga idea del terreno y de su excavación , extracta·
mos los dc l;¡ lI es de un co rte del dcp:lrlamcnto 9:;, que di6 la es tra tificación siguiente, aparte de la capa superficial de h um us. apenas
perceptib le: tierra roj izrJ cI:lr<1 con pied ras, tiestos rodados y demlis arrastres; una capa , que no a lcanza a todo lo ancho de la su.
pcrfic ie , que pa rece como de :l rg:lrnasa; tierra roj:l muy apreta da,
junto a la pared; sobre el banco existente en el ángulo rle la del
fondo y a lo largo de todo el sL'elo, ceniza y algunos vasos, p:lrte de
ellos in situ.
Es interes;mte el desc ubrimiento de otra habitación co n un molino, en su lugar (departamento núm. 1001: dió primero un gran
est rato de relleno con restos de atobones, otros Que pudiero n Iocr
de la tl.'chum bre y escasa ced'm ica; e l inferior. compuesto de ceniza y gran ca ntidad de cedmic:l , Que llenaba la parte baja del declive
iniciado desde la pared más :!lta; yen el cen lro del área, emergiendo de la segunda capa, la piez:1 m6vil de un moli no Quedado completo en su si ti o. y sent ado sobre una porció n del sudo a maner:1
de plat:lform:l , elevada sobre e l resto de l departamen to.
Dió esta campaña , adem:ís del acostumbrado ma terial. Que por
lo conoc ido esti mamos inlÍt il reseñar: en tre la cerámica, buena
pa rte de un vaso pintado con parejas de jinete y peón combatiendo ,
y po rcio nes de o lro de ba rro amarillen to arnaGo con interesante
deco ración vegeta l de ampli os y bellos dcs:lrrollos; de metal. una
rota ca mpani ll a en for ma de casq ue te esférico y un alfiler g rande de
cabeza deco rada con una línea incisa en espi ral, y una gr uesa cuen la
de vidrio de I:ts o rn,ldas a gajos; y e l tronco de una figura de harro,
loro o caballo proba blemente, dc sobre unos JO centímetros de
largo.
• ••
A parrir de 1943 no se h:1n proseguido las excavaciones en Sa n
MiJ!llCI. Dc un lado impor tan tes y:u.:imie ntos nuevos descubiertos
ha n requeri do la atención preferente del Servicio, para no detener
-
316-
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•
NOTAS PRE~:ISTÓR1CAS
v... RIAS
11
la labo r renovado ra Que e l M useo exige. Pe ro, ello apnr tc, se ha de
tener en cuenta que las dificultades para excavar en S:ln Miguel.
siempre gra ndes, han ido aumentando a medida que nos hemos se~
pa rado de I:J zona donde se exploró 1 primeros úios. y que se ha
09
ido agotando el te rreno libre disponib le y más adecuado. Al pre·
sente la excavac i6 n ha de llevarse a zonas cu ltivadas, sie mpre con
lus inconvenie ntes de la incertidumbre del valor del estrato que
cubren los campos y la ncccs:lria destrucc ión de cscaloI!adas ta hl:1s
en cultivo y de las márgenes Que los sustentan en terreno de tanto
desnivel como los de cs l:lS ruinas; y p:H3 ello precisa 111 rea li ~jci6n
de gestiones con fos propietarios y celebración de acue rdos a que
hasta ahora no se h:l podido ll egar.
1. BALLESTER
L os descubrimientos prehistóricos del (cBancal de la
Corona, (Penáguila)
Es es te un descubrim iento de interés arq ueológico grande , que
lo ha adq uirid\) m:lyor con motivo de algunas incidencias acacci d:ls
al conocerse y al ponerse en tela de juicio la legitimidad de gran
parte de los materiales hall:ldos. Creemos conveniente la publicación de es te avance a la exposició n def descu brimiento, porqUt',
aparte de dar a los estud iosos una impresión gener:ll del ma leria l y de las ci rcunSlancias que concu rri eron e n el ha ll azgo, hay
que hacer referencia a una porción de aquél de legitimidad fundada. A ello opinamos que dehió preceder un informe técnico sobre ciertos pun tos pro pios de especiali da des (anÍl lisis de los plo·
mas y de las tierras en que ap:! recieron, estudio de los huesos empicados. etc.) }' principa lmenle una campaña de excavaciones en
el luga r del descubrimiento; la que teníamos dispuesta. poco des·
plIés de éste, cuando encon tra mos gran oposici6n para re:llizarl.l,
por un lado en el d ueño del terreno retirándonos la a utorización
que habíanos concedido, y de otro en el Sr. Gobernador de Alicante prohibiéndonos que las realizáramos, no ohstante [a autorizaci6n obtenida de la Comisaría General, por creer, a pesar de esto,
q ue debía llevarlas a efecto pe rsona de aq uella provincia e ingr~
sarse los hallazgos en e l M useo de la misma. Y en esper:! de poderl as emprender estábamos cuando el Consejo Supedo r de Tnvesligaciones Científicas, seguramente por la importancia del descubrimiento esti mó t::onvenien te, más Que esperar, designar una co-
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12
NOTAS PR'F.HISTQR!CAS V \ RIAS
misión Que intervin iese prontamente en el estudio de lo descuhier*
lo; ya ella, constituida y personada en Valencia, hemos expuesto
lo que obraba en nuest ro poder y los antecedentes y juicios q ue leníamos formados sobre el caso. Pe ro mÍentr:ls se fo rmul a el informe de la Comisión, cons idera mos convenien te. como va dicho,
hacer e n ARCHIVO una somera referencia de los hallazgos y de
las circunstancias en Que se dieran.
F.I 25 de Junio de 1944 nos comunicaba el Agregado dd S. 1. P.
ell Alcoy, Sr. Viscdo, el descubrimiento. por acaso, de un extraordinario depósito de material arqueológico en e l «Bancal de la Carona¡), sito en el Mas de ls. perteneciente al término de Pcn<Ígui.
la; y requeríanos para Que con urgencia fuéramos a conocerlo. Co n
lo~ datos proporcionados, solici tamos , sin pérdida de tiempo, autorización de la Comisaría para excavarlo, la que nos fué conce dida con toda diligencia; y cl 29 del mismo mes visi t:íb1 mos la
«Corona» :1compañados por los elementos alcoyanos del S. 1. p _ y
_por el capataz Sr Espí.
Es el Mas de ls ulla modesta casa de labor situada en e l térm ino
de Pen:'iguila, pan ida «Deis Dubotn. que se extiende también :J los
térm inos de Benifallim y de Alcoy, y es hien conoc ida de los eJíqueólogos alcoya nos por algunos hallazgos rea lizados e n ella. Una
g¡a n llanada, con ligera inclinación a l S .. rema ta en estrecha zona
:lpuntada , fo rm ada por la confluencia de dos barra ncos profundos,
al cerrarse en ángulo agudo, en cuyo mismo vértice y en un altozano. está el «Bancal de 1:1 Corona», así llamado po rqu e cons tituye
uml pequeña planic ie la meseta del cerri llo, con mudas ver tientes
pQr Norte. Sur y Leva nte, y el obstáculo de una acus:lda depresión
por Po nient e, que debió hacer de foso de defensa. La proyección
vertical y el perfil Jongitudin:ll son, esenci:dmente, los que suelen
ofrecer lodas las estaciones ~erra n ns dd Encolí lico :1\ Arga r. menos
perceptible aquí al estar emplazada en la parte más baja de la lla ..
!lada; lo que la l ve~' ha motivado el no hnher sido po r nadie explorada hasta ahor:1, no ohst:lntc scr conocida de muchos prchistorin·
dores 1:1 partid;1 «DeIs Duhols» por 1 ahund:mei a de sí lex etporá.
:1
dkos, y que entre el cdificio del Mas y el ,.!tOZ.100 de que hablamos, sue!e hallarse supe rficia l ccr;Ímica prehistórica , inclu so l:ardial.
Al visit3r nasal ros 13 «Corona», todo e l te rreno, desde d co llado
donde se :lcaban las viñas, hasta el fondo de las \'erLic nt es, ('omprendiendo la mese ta}' unas t3bl:IS. más que C:lmpos. que la roúeab:IIl, terreno co nstituído por !ierras pobres al bari zas. e,Haba
inculto , con la vegetación cspont:ínea propia. de un yermo de muchos años; probablemente a partir de los en que la filoxera 3rrasó
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13
en la COffi3rca los viñedos hace más de medio siglo, que no qe repusieron por serlo anticconómico en suelos míseros como el du
Que hablamos. S610 se notaba la tierra removida en cierto ~itio de
1:1 tablila que bordea la cim.! por el Norte, donde aparecÍ:! una
hoyada como de silo revcslido de piedras. de forma ovoide h:lcia
el fondo y la mitad alta semicilíndrica. ¡ncrust.lda en lo mlÍs ele·
vado de la meseta. Medía el silo sobre 4,40 metros en su diárnctru
superior. por 4 de altura,)' terminaba en lo más hondo en una 10S:1
de sobre 40 centímetros; y seis de las piedras más salientes lleva
b:lO gr;¡badas borrosas figuras de cuadrúpedos. al parecer. El silo
había sido ya v:lciado a Iluestra 11eg:ldll; bucnll cantidad de licfr:.
sacad:1 )' echada atrás al explorarle, se extendía en forma de larga
cola blanca desde 10 alto de la tabla al barranco inmediato; y al·
rededor de la boca del silo abundab:m, entre el blanquizar de los
residuos de tierras, candiles de asta de ciervo )' fragmentos varios
de ellas destrozad:!S. UDa cosa podía afirm:lrse tras de nuestro pri.
mer reconQcimiento: que en muchos años no se había practicado
hoyo alguno en la ((Corona)) para extracr los 10 metros cúbicos de
tierras aproximadamente nCl"esarios para rellenar la pordón que
quedaba del silo; ni siquiera pudo extraerse en el collado próxi .
mo, de la viñ;1 yn criada plantada al cuadro, que no cons~ntí:1 tal
hoyada; y sacarla y transportarla de m:ís lejos era :lbsurdo peno
sarlo. Luego, cuando los dueños d-el terreno creyeron convenicnte
valorizar a nuestros ojos su finca, apresuráronse a labrarla de pris:l
•
y corriendo.
Según los detalles Que se,. nos dieron sobre el lugar, Miguelito
Barrachina. un hijo del dueño del campo, estudiante de Bachiller
en el Instituto dI! Alcoy. Que altern:lba los estudios con el laboreo
de la finca. al ver surgir entre las piedras de 108 bordes del silo unas
:lstas de ciervo, tiró de ellas, escarb6 algo y aumentó su curiosidad
con el h:\llazgo de otros reslos; los lIev6 a Visedo. y éste le 'lizo ver
el interés de lo descuhicrto. dándole algunas instrucciones e interviniendo luego personalmente en las rchuscas¡ y así se reunió el m::lterial que en buena parte obmba en poder de aquél, y el resto en
casa de los propielarios de la finca . Después de nuestra visita dispu .
"imos quo el Agregado Sr. Pascual preparara el cribado de toda la
rierrn extraída, como lo hizo, mientras organizábamos la e:u::lVadón
Luego, alguien despertó la ambición del propietario del campo y en
contra nuestra el :ínimo de la Autoridad Provincial Gubernativa,
como se ha expuesto. Y ya nada se pudo hacer para aclara" los no
escasos ni leves problemas que el hallazgo planteab:.!. lnteres¡índo·
nos hacer ahora constar Que, contra lo que se ha pretendido soste-
319-
,
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,.
NOTAS I'~EHJSTOR1CAS VARIAS
ocr luego. antes de la intervención del S. I. P. nadie, en :lbsoJuto,
tenia noticia de este despoblado. ni menos del depósito cxis:cntc
en el silo, y ni siquiera se había explorado superficialmente aquél,
si n(l es lo realizado por 1:ls personas aludidas.
En el domicilio del Sr. Visedo nos hicimos cargo de los objetos
allí obr.mtes. La impresión del nutrido conj unlo de objE tos e.'(tra·
o rd ina ri os. y sobre lodo de [as dos J:ímin:18 de plomo que habían
sido limpiadas :¡ fondo, según decían, con agua fuerteme nt e acid u1:lda, era tal, que alguien que nos acompañah:I, sin saber do mi n::Ir
su impresión, habló d e f:dscdad.
Los pl omos eran tres; sospech:íbasc que de galena argcntífcra :
uno hastamente laminado a golpes, rechngular alargado (183 milímetros de largo por 80 de 3ncho y 3 de grueso), profusamente escrilO en alfabeto jó nico (691 signos), encontrado según nos dijeron
a sobre 2.50 metros de profundidad; ot ra l:ímina gruesa , pero mejor
conseguida, también rectangular. asimismo escrita por ambos lados
en el mismo alf3beto, reproduciendo el texto del anverso de! de 13
Serreta, a 3,20 metros; y a 7S centímetros se había dado el de form.
1
discoida l y 15 centímetros de di:ímetro, con signos no tan legibles,
en ambas caras ; tipo de lá.mina ésta, que recuerda las conocid3s
con imprécaciones, tan abundanles en el Musco de Atenas; perú
que en Españ3 algunas semejantes se han tenido por romanas
(véanse las halladas I)Or Romero de Torres en Córdoba), sin que
haya base pa ra contradecir la posibilidad de una herencia griega.
De todos los plomos se sacaron calcos y se mandaron copias a los
especialistas españoles en filología antigua. Poco después, don
Manuel Gómez Moreno nos comunicaba su sospecha de que tales
plomos fueran f31sos y la conveniencia de practicar análisis de ellos.
Pes:mdo mucho en nuestro ánimo parece r tan docto y es tim able ,
tuvimos desde el principio dud3s de que la falsedad afectara a todo
el conjunto de objetos; lo Que nos inducía, antes de acel'larlo. al
estud io y a náli sis de Jos restantes. retenidos por el dueño, y a una
excavación previa aclaratoria.
No podemos detenernos aho ra en la descripción y examen de
lodo el material descubierto. el obrante en nuestro poder y el en
otras manos, conocido só lo por dibujos y fotos, en una nota como
la presente dedicada sólo a dar una impresión de conjunto, en espera de más elementos de juicio y de mejor oportunidad dt.! estudio.
y a ello vamos.
Es de recordar, en primer término , el extraordin:lTio número
de inscripciones incisas en tabletas de marga del país , fácil al grabado. en losetas de arenisca y de caliza, en algun a asta de cáprido,
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NOTAS PRF.H1STOR1CAS VARIAS
15
y en unos huesos . Estas inscripciones, trazadas con más o meno
h:J.bilidad y corrección caligr:ífica, lo están también generalmente en
alfabelO jónico, y algunas otras en el ibérico monetal; sin que se
halle ninguna en el tartésico, no obSI:mto haber aparecido no mu)'
lejos de allí el plomo de «I.a Bastida de les Alcuses», escrilo en
este último.
Se debe recoger la particl1l:lFidad de que en dos de tales inscrip.
ciones fe lee la frase gu.duo cJeitzdea, que en el V3S0 del comba lc
enlre b.a.rC3S de San Miguel de Liria parece querer explicar la esce·
n3 inmediat3; siendo extraño su reiterado empleo aquí, en ocasiones distintas . También es digno de nOla rse Que en airas ine ripciones
se recogían toponímicos comarcales, tales como Alberri y Sf'rreta,
con modificaciones insigoificanies, nombres conocidos de sierras inmediatas al lugar oel hallazgo; fenómeno que, aunque chocante, no
es como se sabe único; c:¡biendo reCOrdar el interesante caso dc
Masía de ia Roca, en la plana de Vich, donde se hal16 aquclb este·
la escrita que publicara el P. Naval y reprodujo recientemente Beltrán (v. «Una e5tela escrita)) y «Sobre un in teresante vaso escrito»,
respectivamente), cuyo texto habla de un habitante o de alguien
procedente de Dsorrits, junto a un río aún llamado Sorreits.
Entre las aludidas losetas (no hay que decir que aprovecbadas
:ilgunas veces en forma regularizada y otras, las m:ís. en su aspecto
natur:d) las hay no só lo escritas. sino también ornadas con figuras,
pc;ro casi siempre componiendo escenas de caza mayor, general·
mente de ciervos y cazadores con arcos; siendo de tener muy en
consideración el hecho extraño de que ni una sola vez se vea la jet.
balina o bnza, armas únicas en las composiciones similares pint:ldas
en los ,'asas ibéricos. En todas ellas las representaciones antropo·
morfas y zoomorfas no pueden ten~rse ciertamente por modelo de
acertada interpret:tción. L:ls figuras humanas son sumarias, y las rle
animales .tan inciertas que suelen distinguirse sólo por alguna nota
muy típica, como por ejemplo los ramosos cuernos de los ciervo,'.
Recordaremos algunas de t:¡!cs escenas: un cazado r. desde una barca se prep:ml a dis parar el arco sobre una cierva cebada. tras b Que
se ve el macho; a otro ciervo en pie le rodean unas menudas figur:ls
de cazadores con arcos; un pequeño canto apJan:ldo, de perfil romo
boidal, lleva en un lado un cuadrúpedo de orejas cortas y rabo enroscado, de clasificación dificil. mientras en el opuesto :Ipa rece la
figura excepcionalmente certera de un ciervo paciendo (lo mejor de
lo grabado en la .Cofon.:!»). cuya actitud trac a la memoria, sin Que
queramos igualarles en arte, el reno pastando de Thaigell (Suiza);
yen otras dos losetas se represen tan un busto de mu jer con manto,
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16
NÓTAS PREHISTÓRICAS VARIAS
puesta de frente. que aunque recuerde alguna figura de la Serreta lo
mismo podría traer ti la memoria figuras de airas santu:lrios, y el
perfil de unn cahe'I.tI de dnma, ornada de diadema, muy semejante
ti la de [a Serreta reproducida por Viscdo (v. lámjnn lIT. Memo.
Tia 45, Junt:l Superior de Excavaciones), siendo muy de observ:lr el
detalle de que el paralelo llegue hasta la reproducción del mismo
trazo del perfil inacabndo. Y no porlemos dejar de describir el
ornato excepcional de otras dos extraordinarias losetas: una figura
humana en pie. con cabeza de ciervo y el cuerpo vestido de jubón
con sisas acusadas por donde surgen los brazos, aparece tañendo
una flauta doble representarla sumariamente como acostumbrahan a hacerlo Jos ceramistas dt": San Miguel de Liria. figura en ICposo. a la que se le ha querido buscar paralelo, a nuestro juicio con
exageración, en la figura de danzante enmasc:lrado de Trois-Fréres.
que semeja cubrirse con una piel y astas de ciervo; y la otra losell
lleva la peregrina composición de un ciervo que cubre a la hem.bra, mientras le ap:1lea un hombre. Estas dos piezas se hallaron
fuera del silo; la primera por el joven estudiante ya nombr1do,
en una cata hecha cerca de aquél, sobre la meseta; y la segunda.
fragmentada, en la era del Mas de Is. por Vicente Pascual. donde
por la naturaleza de la composición Que la ornaba debió intencionadamente romperse}' echarse.
Algunas de las losetas llevan una fuerte concreción; no apare·
ciendo del todo claro si en ciertos casos es anterior o posterior a
las incisiones que las decoran, aunque más l)arece lo primero.
También aparecen ornadas varias astas de cápridos y algún hueso, los menos, con escenas generalmente de caza. Las figuras de ani.
males y de cazadores son igualmente inciertas y someras, como indicamos al hablar de las losetas; y las composiciones, en general.
semejantes a las ya descritas, se graban en el espacio centr:d . ligeramente plano, de las astas . cuyos bordes y bases se hallan ornados con
entalladuras en forma de anillos paralelos, en el cuerpo de aquéllas
y aspas de cortes; siendo una particularidad digna de anotarse el que
suelan llevar en el borde del extrcmo ancho una porción saliente,
con un taladro. de donde colgarles; mereciendo h:lcer ver la coincidencia de que un dispositivo semejante, aunque en· el extremo opuesto, lleve el ídolo aculado, en asta de ciervo de labor extranrdin:lriamente rica, descubierto en la «Ereta del Pedregal» de Navarrés
en las excavaciones de 1944, como puede verse en la lámjna V de
nuestro trabajo sobre los ídolos aculados levantinos inserto en este
tomo de ARCHIVO; como debemos recordar también que pie·
zas semejantes a las de referencia de la «CoronaJj. aunque sin deco-
322-
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NOTAS
PRE~IISTORICAS
YMH ,\S
17
raro se suelen ver colgando del cuello de los asnos de horneros y
arrieros. en comarcas valencianas, donde se les atribuyen ciertas
virtudes profilácticas. Es digno de observarse Que en la mayoría de
las :lStas y candi les colg:mtt!s hallados en la «Corona», apréci:Jnse
m:ís o menos manifiestamente restos de haber sido pu lidos.
Entre los objetos 6seos procedentes de este yacimiento figu ran
dos fragmentos de hucsos anchos, Que semejan haber sufrido un
fuerte proceso de desintegración, especialmente por la parte cóncava, pero por la otra se percibe un rayado paralelo, como de instru·
mento dentado con Que se les raspó. En uno se ve, vag:lmenle, bajo
borrosa inscripción, una barca con cuatro ocupantes, muy sumariamete indicados, frente a otra figura en pie con arco tenso, Que se
prepara a disparar sobre ellos; y en el otro, cinco figuras borro·
sísimas semejan danzar, cogidas de las manos, ante otra gr:m figura incompleta. Las dos escenas acusan, en lo fundamental, cierto
paralelismo con otr:IS (.'onocidas composiciones que ornan vasos de
San Miguel de Liria,
Merece trato distinto. en su totalidad o en parte (este es otro
extremo que debió aclarar la proyectada y fracasada excavación), un
lote de material Que parece ir bien con el carácter de la estación
ellcolítico-argárica, donde se realizaran los extraordinarios hallazgos de que venimos ocupándonos. Y vaya de pasada la "firmación
de legitimi dad del silo, bien semejante al enea lítico «Deis Banca·
lets» (Marchuquera), de que habla en esta publicación Vidal y
López.
Debemos mencionar en primer término un grupo de cuatro ha·
chas neolíticas, todas incompletas : una de diabasa, sección circular}' sobrc 8 centímetros de altura; otra de diorita, sección igual,
con ligera te ndencia a elipsoida l, que d,ehió tener sobre 10 centímeIros de larga; y dos más pequeñas, un:'! de sección! elipsoidal alargada, y otra, azue la, que debió medir 7 centímetros de largo.
Objelos de adorno: una pCQueña cucnta de piedra, plana, elip·
soidal y con taladro en el centro; seis «col umbelas» posibles restos
de collar; un «melanopsis» agujercado, una «púrpura hematomall
y otra concha de «c hcn:lfnes pespelicani» (clasificación de Vida l y
Lópcz), y dos pectúncu los,
De sílex, un lote de pequeñas sierrecit:ls de bs supuestas com·
ponentes de hoz; :llgunas pequeñas láminas, con escasos retoqucs,
posib les cuchillos cortos; y una punta de Ilecha, foliácea, biconvexa, de labor no muy fina.
De cerám ica. cutre ticstos de prehistórica lisos, algunos otros de
ca rdíal decor:ldos con impresiones del bo rde y uno con los de l cos- 823-
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18
NOTAS PREIiISTORICA$ VARIAS
¡illaje del cardium y cordón con gruesas impresiones, dactilares posiblemente; otro con una cinla delimitada por huclbs del borde y rellena de serie de apret:ld:ls impresiones paf:llcl:ls ~n sentido
oblicuo; otros ornados con profundas incisiones en serie. y un
fragmento con cord6n ligC'ramentc resaltado ornado con cortes. Y
un hallazgo especial viene :1 !ler el de un pequeño cono de harro
cocido de las a que. se han d:Hlo signific!lciollcs varias.
,
.
Oc asta, muchos restos de las de ciervO; una grande, complcÍ!l.
de lo mismo. y otra al parecer de corzo.
Oc cobre h'dlóse, superficialmente sin poder precisar dóndl!, 1111:1
punta de Ilcrh:¡ de perfil foli¡ícco. pero ya :lvanzada.
Dentro de este ¡Ole de material merecen mención especial unas
piezas de hucso, como ídolos, rccort:1dos de modo que recuerdan
m¡Ís o menos aproximad:1menlc 1:1 figura humann; uno de los ejem·
piares con indicación de boca y cejas incisas y de nariz y ojos puno
te:ldos y :llgunos otros ejemplares, todos separ:ínóose de los hast:1
ahora conocidos como del eneolítico; y punzones de hueso. alguno
'sin la articulación acostumbrada para empuñarlos; buen número
de falanges 1,lrgas y cortas, en su mayor parte fllladradas y ornad,ls
con carIes transversales; y resto de un asta de ciervo, reducida :1 su
v:ístago central, decornda con serics de entalladuras paralelas cir·
cu ndantes, y enfre ellas cortes cnlrecruz:1dos, piez:! que lleva en In
alto el taladro para su suspensión; mide 23 centímet ros de largo
y recuerd:! ciertos bastones de m:mdo.
También en este lote de piezas, m:ís :1corde con el carácter del
poblado, hay, como se ve, algunas que merecen dudas, que sólo b
cxcavaci6n puede resolver.
La ~upuesta falsedad del material principal del «Banca l de la
Corona», nació, como V:I dicho. del pnrecer del emi nente epigrafista ya mencionado; siéndonos desconocidas pOr :litara las razones ell
Que lo fundara. Para nosotros la sospecha de la falsedad de estos
plomos nacía sólo de su aspecto externo, de su falta de capa de caro
bon:ll0 de plomo que suele envolver los descubiertos, falta Qlle
pudiera explicarse en la «Corona» por la naturaleza de las tierr:ls
que los envolvían. El análisis de éstas no hemos podido lograrle
hasta ahora; pero existe ' la presunción de Que difícilmente pudo
darsc tal caso. Lo Que sí hemos logrado obtener del catedr;Ílico
de Química D. Francisco Bosch, es un informe en el sentido de
que e[ análisis espectroscópico de uno de [os plomos acusr.ba apenas indicios argentífcros; y obsérvese que la desplatación has ta
cse extremo es operación relativamente moderna. Un posterior
hallazgo de plomos en la meseta. a poca distancia del silo y a so-
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NOTAS PREHISTOR/CAS VARIAS
19
bre unos 40 centímetros de profundjdad, en una cata realiz:tda POI
el estudiante Barrachina, parece contradecir tales conclusiones;
pues uno de los nuevos plomos. llegados a nuestras manos, con~
siste en un trozo de lámina perfectamente plana, bien regular, es·
crita por una de las Ctlras con grandes signos jónicos, en Que se d:ln
ladas las apariencias de legitimidad, incluso la película envolvenh!
que ordinariamente se ve en los plomos conocidos. si bien no es
ést:l de las m:ís densas; y, ante el contraste entre éste y los ante·
riores plomos descubiertos en la .Corona», surge I:l duda de la pro·
cedencia real del nuevo documento arqueológico. Y tamhién este
hallazgo, como otros realizados por Barrachin:l en la «Corona».
pues desde que se nos prohibió el acceso al campo sigue husmeando
en él, y ni p:lrccer descubriendo no sólo plomos, sino losetas y.
según se nos dice, cerámica ibérica pintada, aconsejan una pronl:1
excavación para evitarlo.
No hemos de hablar, por innecesario, de un vaso modcrno ha~
1I:ldo en ~ugar bastantc eleyado del silo, y Que al quedar éste corla~
do por el traz:ldo de la tabla y al descubierto en parte, debió scr
:lllí arrojado; un pequeño fragmento del cual obtúvose al comienzo
de la explor:lci6n y casi todo el resto m:ís tarde.
Al describir ligeramente el material hemos ido subrayando tique·
llas particularidades dignas de tenerse en consideración para formar
concepto del mismo. Y habrá de convenirse que, si cada una d(;
ellas, apreciada aisladamente. no es suficiente para fundamentar
dudas sobre la legitimidad. la impresión que en conjunto causan
t:Onvcndremos que tampoco le es f;I'·ora blc. Y siguen quedando
fuera de nuestra :lpreciación las antes aludidas razones de orden
filológico.
A la supos ición de falsed:ld de los h:lllazgos del silo podrían h¡lcerse algunos reparos . .
Parece en'realidad absurdo Que se emprendief
que requería lID estudio previo no ligero, el trabajo de proyect
piez:ls t;1n numerosas y varias. y el m:ís detenido de realizarl;IS. en
SUOl:1 una cxtmordinaria preocupación y pérdida de ,ieOlpo Que
sólo puede apreciar Quien haya e."taminado el volumcn de objetos
sobre que recae sospecha, y Que ello se hicjer:t no par:1 iucrarsC
dejándole aparecer poco a poco en el mercado de antigüedades,
sino para cogerle en bloque, llevarlo a un despoblado prchistórico,
dar con un silo encoJítico, vaciarle en todo o en parte, entretencrse
en grabar (mal grabar) figuras en unas piedra s de su rcvcsli miento
cercanas al fondo, cubriéndolo todo luego y dejándolo allí, ti la
huena de Dios y en espera ¿ de qué?; ¿de chasquear al desconocido
•
-
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20
NOTAS PREHJSTQRICAS V
Que lo hallare? Lo único conseguible así era haber perdido e:
tiempo en un gran esfuerzo inútil. Que la falsificaci6n, supuesta, no
tuvo la finalidad de lucro c~ evidente. ¿ Cuál fué. en su caso? Esta
es la duda, si :Hluélla se rldmile. y no nos es dado hoy adivinar tales
propÓsitos.
La ohscrvación de aparentes influencias de vasos de S.m Miguel
(por ejemplo 1:1 repetición del letrero g/u/l/ti deil::dca) h:1CC pensar
que 1:1 falsifiC:lción hipotética dcbín ser necesariamente posterior a
1935 en que repartimos nuestra Mernoriól ,el:lli"ll a 1934. llande se
dablm ti conocer los vasos con que pueden estahlecerse paralelos
más o menos próximos, como el del comhate entre barc~ls, el de
pesca, lucha y caza, y el de la danza bisexual; ya ello parece opO'
nerse el Que todo el suelo del «Bancal de la Corona» y su vertiente.
mostrase 1;1 uniformidad de yerma intacto de que hemos hecho
mención, salvo en el silo vaciado; y cuéntese también que se necesitarí:m años desde el conocimiento de tal publicación hasta planear el trabajo y realizarlo. 10 Que obligaría a suponer 1:. falsificación bien posterior a 1935. con lo que parece cvi denci:lrsc que debieron perdurar hasta nuestros tiempos huellas claras del trasiego de
tierras.
También debe considerarse Que el eBancab" está en el fondo de
la llanada. dominado por todos lados por tierras de labor y masías.
:'l cuyos cultivadores y habitadores difícilmente hubiera pasado desapercibido un Ir:lb:ljo de días. necesario p:'lr:l enterrar lo falsificado,
en una labor extraña e incomprensible p:'lra los labradores Que 1:1
observaran; y hemos de decir. Que ..has!:! ahora, no sabemos de
nadie que la recuerde.
Hemos expuesto, aunque ligeramente, cuanto creemos nccesario seél conocido de los discutidos descubrimientos del «Bancal
de la Corona», sin Que nos atrevamos :1 tomar abiertamente partido,
ahora, sobre su legitimidad o ilegitimidad; lo C'lue sería prematuro
antes de conocer todos los materiales, la tOlnlidad de los argumen·
tos aducidos para suponerlo, así como el resultado de los aná lisis
en curso; y sin Que , cuando menos para saher en su caso el alC:Hlce de la falsificación en cunnto afecte al material de caráclel
elleolítico y argárico del despoblado, se realicen en él las excavaciones que venimos estimando precisas .
1. BA LL ESTER
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326-
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NOTAS PREHISTORICAS VARIAS
21
Sobre prehistoria albaidense
Tocante :t Rlleslras investigaciones prehistóricas en la comarca
del antiguo Marquesado de Albaida, de unas, como de la Covoclla
de COtl/í-Real, tratamos ya en el tomo l." de ARCHIVO, dc otras,
como de 1:1 Cava del /Jarranc del Castel/el (Carrícola), tencmos
hace tiempo preparado el estudio para su public:lr.ión y hemos hecho referencias varias a esta estación; y otro tanto sucede con I:¡¡¡
excavaciones del despoblado ibérico albaidense de Cova/ta; pero
adcmás hcmos ido recogiendo, en años, una serie de otros d:ttos
que, aunque de escasa monta cada uno de ellos, sería lamentab're
Que en conjunto se o lvidasen o desapareciesen; y como y~ va
siendo inútil nuestra larga cspera de que haya ocasión de inscrtarlos aprovechando una publicación de documentos relalivN a la
historia de Albaida, según se pensó hace años, pergcñamos estas
pcqlleñns notas pnra evitarlo y a fin de que algún día pucd:m ser_
vir de hase a gente estudiosa para una investigación m~s detcnida y a~plia. Casi todos estos datos fueron ya citados en un
pequcño trabajo sobre «Antigüedad remota de muchas vías actualcSll. Vamos a cxponer algunos de ellos, ahora ('on más detalle
y no cronológicamelltc, sino siguiendo una ruta que los enla('e.
Si entramos en el término de Albaida por la Carrctera de Játiva
a Alicante, coincidemc cuasi siempre con el viejo camino real cntre ambas poblaciones. un poco antes de coronar desde Palomar la
cucsta del SiJ6 dc les Fatlccades, se ve a mano derccha una rinconada de huertas, sobre el centro de la cual hall:íronse, allá por 1920,
UIlOS fondos dc cabaña de tipo semejante a los dcscubiertos por don
Mariano Jornct en Bélgida y que describiera en un trabajo también
puhlicado en el anterior tomo de ARCHIVO, o sea circularcs.
de sobrc un metro dc diámetro y unos 70 centímetros de profundidad. Nos cnteramos de ello al mostrarnos el vecino de Palomar.
Sr Orts, dos hach:lS, al parecer de diorita, una de buen tamaño y otra mediana; sin que pudiéramos recoger más datos que fas
expuestos, y que los hoyos estaban cortados en 1:1 marga blanca
típica dc 1" comarca y rellenos de tierras, cenizas y carbones, con
algunas piedras rodadas.
Si siguiendo dicha vieja vía entramos en Albaida por el aún
existente porlal de Aljorf, o sea par la calle de Abajo, y subimos
csta vfa en cuesta, cuando lleguemos frente a la casa núm. 8 por
el lado izquierdo y las 1 y 3 por el derecho, estaremos en el sitio donde, en pleno arroyo. se dió otro hallazgo arqucológico de
que vamos a hablar. El año 1934, Bautista Bcrnabeu, al frent(: de
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22
NOTAS PREf/[STORICAS VARIAS
una hrigada de albañ iles municipales, realizaba cicrt:ls obras de alcantarillado, cuando al llegar frente a la casa núm. 8 se encontrarun
eOIl una z;mja antigua que, a sobre 1,70 metros de profundidad atr..vesaba el arroyo transversalmente, enlrando en él por debajo del
hueco de una reja existente ell el m:ís bajo nivel de la fachada de tal
construcción y alcanzaba hasta cerca de la acera de enfrente; y en su
final aparecía acurrucado un esqueleto de mujer. y junto a él, como
tapi<índole, una 10s:1 en pico de la marga endurccid:l Que en el pis se
llama tapo En la tierra Qtle acompañaba a los restos se h;¡\bron varios ti estos. irrecQnslruíbles, de unos vasos prehistóricos, lisos. heellOS ti m:Jno y pulidos, pertenecientes a piezas diversas, una de las
cuales debió ser del tipo esferoidal de cuello al:lrglldo; y junto con
lodo ello un:1 pipa de cuerpo oval y barro amarillo, con trazos de
pintura ohscur:1, manifiestamente morisca. El complejo de este ellterramiento daba lugar a confusiones. E l cadáver en cuclillas y los
tiestos indudablemente prehistóricos, hablaban de una sepultura de
est:1 clase; pero 111 buenll conservaci6n de los huesos. relativamente
modernos, y la pipa mo ri sca, inducían :l lo contrario. A nuestro juicio. al llevarse el cadáver z:mja adela nte hasta depositarle en su
extremo alejlldo de la casa, arrastráronse los 'iestos dichos, probablemente abundantes en lo que fueron vertie ntes del inmediato .. 1tozano. adecuado par:! un despoblado primitivo, que luego ocupó
un castillo )' más larde la 1'ila; y con 1:1 tierra y tiestos llevóse la¡
pipa posiblemente tonlemporánca del cnlerramiento o cerC:1n:1 a su
tiempo.
Ya fuera de la ciudad. tras alcanzar el mentado camino vieio la
meseta del barrio de San Antón, cruza [" carretera y se enfila por el
:l!toZ:1no del Corral del Bollo, que deja dividido en dos porcione~
:1 1 atravcrsarle hundiéndose en el suelo, má s alta la del lado N. En
lo alto de est:1 parte. constituída por un c:lmpo Ilnno de casi ningún
fundu, hemos encontrado nlgunos restos antiguos, entre ellos unos
fragmentos de la pieza act'jvn de -un molino ibérico a brazo. Y en el
c.xtremo S. de dicho campo, precisamente donde acaba dando el
ribazo sobre el camino en forma de cortadura rasa de tierra hlanc:1
que se explotaba corno mina en el puehlo. hallamos en 1918 varios
tiestos pre históricos, completamente aprisionados e hincal'os en la
tierra albariza, sin huelJ:¡ alguna de otra materia que pudiera haberles acompañado en su enterramiento; probablemente la gente
que aprovechaba aquellas tierras, al ca\':lf e n' el talud debió cortarlos y llevarse 10 desprendido, antes de nuestro paso. No hemos podido encontrar allí ningún otro resto de esta clase.
Desde dicho sitio se ve a L., al otro lado de la carrelera y por
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NOTAS PR"EHISTORICAS V·\RIAS
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encima de la hondonada. una gran llanada limitada por escarpes
de tobas, Que ocupa la masía denominada «Casa de la Pedrcra». En
108 escarpes del N. de la casa. sobre el barranco del Aib::tida, existe una profunda caverna, embellecida por estalactitas, Que durantc
mucho tiempo, tal vez siglos, ha sido motivo de visit:is y no
hay Que decir de daños y depredaciones. Alrededor de su entrada
encontramos detritus de lalla de sílex y un fra gmento que parecía
de punta de flecha.
A partir del antedicho sitio . la carretera, coincidente con el
camin'o viejo, dirígese hacia la sierra en línea recta unos po.o::os hect6mctros, h:lsta que frente a la rambla del Aibaida surge de nuevo
el camino vicio y ohlicúa a levante para atraves:lr la y unirse al otro
1:ldo con el ramal que en Palomar se bifurcara de aquél para ataj:.r
por Adza neta. Un poco antes de atravesar el barranco, al mismo
lado izquierdo de lo que fué camino real, se descubrió y excavamos
en 1928 el osario eneolítico de la denominada Covacha de ClUllí
Henl , de Que nos ocupamos en el trabaj o inserto cn el antedicho
tomo 1.0 de ARCHIVO. página 31. En una covacha, dividida en dos
c:í maras. se hallaron restos de 19 esqueletos. generalmente aislados
en paQuetcs de huesos individuales con su cráneo. defendidos éstos
con gruesas piedras; 11 hachas neolíticas. 19 cuch illos y fragmentos
de sílex. 15 puntas de Hecha de lo mismo, de tipos muy varjados,
dos ra sp:ldores (uno rectangular y otro discoidal). un alfiler de hueso de cabez:J acanalada y restos de otros planos. cuenta de «calbis»
y algún otro materi al menos característico.
Esta cueva fun era ria se encuentra, pues, casi en el fondo de la
vertiente E. del cerro dicho f.'asfellvcll por los restos Que lo coronan . Ocupa éste el centro de la entr'lda. como de embudo. en que
por Albaid:1 se inicia la t'añada del puerto de su nombre, en uno de
cuyuS lados, el del S., el despoblado de Cava/la llSCgurÓ, con r:tJstell1'ell, el dominio del único paso natural fácilmente praeticahll.! desde
los valles ahos del S. de la provincia de V:llenei:'! a 1:ls com:lTI:as nO Itea licantinllS; y su importancia estratégica debió se r por ello siempre
gra nde. La forma aproximadamente Ironcocónica del Castellt!cll re·
mata en meseta redondeana. limitada por raud:IS pendientes, Que
mide de largo sobre ISO metros por SO de di :ímetro transversal. bordea~:¡ all:¡do NO. por dos cubos de argamas:! durísima y al S. ot ra
más floj:l, medieval en su mayor parte; prolongándose la corona hacia el SO. mediante otra porción más est.rech3 ya nivel un poco más
hajo, limitada por cortos escarpes al S. y vertientes pin:!s al NO.,
espacio que dehió desempeñaL' el papel de albac:ir y en el que aún se
nota, en el borde opuesto a los escarpes, la cimentación de una mu-
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NOTAS PREHlSTOR/CAS V"fHAS
ralla en tramada recta, construída con grandes piedras puestas de
canto y relleno de otras pequeñas, o se:1 de la misma técnica que
;lsoma en algún sitio de Cotlalta y Que recuerda la de los despoblados albaceteños de las Grajas, tan conocido, y el que descubrimos en
el Corral de la Viuda; cuya defensa semeja curvarse al llegar al
extremo SE., tendiendo a cerrar el :írea alcanzando hasla los escarpcs del S. Cerca dc tal extremo p:lrcccn apreciarse :llgo como cercados
o fondos de cabaña reclangul:Ires, y en lo más inmedi;lto :l la punta NO. dos piedras de grueso t'lmaño, desusado allí, paralelas enlre
sí, h:lcen pensar en la posibilidad de una c;ímar:¡ funeraria de consIrucción mucho más remota Que los restos descritos, Que nos parecen
ibéricos. Aunque no suelen abundar los restos cer;ímicos prehistóri.
cos, sino generalmente [os medievales, los hay ibéricos, alguno de
los cuales, pintado geométri camcnte, lo hemos hallado cn la obra
medieval. Este hoy llamado Castclfvell, cuya meseta principal apl¡lnaron los PP. Dominicos del próximo convento de S:mtana , destruyendo lo que en su centro quedaba de viejas construcciones para
ponerla en cuhi~,o según Cavanilles, en el siglo XIJl se tenía por
Castellnol/, según una anotación del l.Iibre del Rrrpartimellt de Játiva, donde consta la donación a cierto personaje de cuatro molinos
en Albaida, tres de ellos ante el castrWII '¡Otll/m in tija de Cozollai11(1; de lo que se deduce que los restos de defensa ibéricos y rom:!nos, de que quedóln muestróls, estabnn ya tan arruinados, que antes
de dicho siglo p:lra domin:.r el paso se habían reconstruído de. nuevo hasta merecer tal denominación en contraposición al vell que
debía ser entonces el del alfOzano de la Vi/a, en cuya vertiente L.
hemos registrado el hallazgo del esqueleto, con tiestos prehistóricos y la pipa morisca.
Desde la cima del Castel/vell se domina toda 1 umbría de Co~
..
t'a/ta, en cuya parte central, soh re 1 ingente ceja de eSCarpes en
:1
que se abre la cueva que le da nombre, otros no lan :lItas. constituyen l:ls murallas cimeras naturales que limitan el espacio del despoblado ibérico por nosotros ex('avado hace muchos años; al que,
insuficientemente publicado, hemos ten ido que hncer alusión en
diversos trabajos; lo Que no nos excusa de hacer aquí, de nuevo,
una referencia escueta. Es éste un despoblado ibérico que debió vivir
dc~de el siglo IV al final delllf o a principios dellT a. de J. C., cuya
excavación permitió reconstruir, por primera vez, la cultura ibérica
en poblados de tierras valencianas. Estaba completada su defeos:.
natural de escarpes con una gruesa muralla; se muestran dos
puert:IS, :11 NF.. }' al SO.; las c:lsas se componen de pequeños depart:lI11entos rectangulares y su solar había sido cultivado formando
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NOTAS PREHISTOR/CAS \'AfUAS
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2.
pequeñas tablas, destruyéndose así extremadamente sus reSIOs de
construcción y fragmentándose extraord inariamente los cerámicos.
Son las m:ís :11!Undantes 1;ls ceJ:Ímicas ibéricas. pintadas con decoración gcnc r;dmente geométrica, pero con m:lrcada tendencia a separarse del geomctrismo, siendo excepcional un fragmento de pl:lto
con peces siluetados; sc hall:m tiestos c:lOrpanienses y de la grecoitálica co n figuras roj:Ts. y nada claram ente romano; do hierro dió
una faleara, lanzas y jabalinas, asideros de escudo. acicate. comp;ís,
cuchillos af:.dcatados, leznas. taladros, herraduras. frenos y útiles
corrien tes; de Qro un pendientc constituido pOr dos elementos for.
mand o mecha y fragmento de diadema; de plata y bronce so rtij as,
pendientes. aros, ponderales, botones con svást icas, fíbulas anulares
y de la Tene 1 y 11, arranque en palmeta de asa de sí tuln, frngmento de plancha ni ciada de plata; de hucso, punzones más o menos
largos de cabeza tornenda o con decoración incisa y esculturada.
y agujas; de vidrio. abundantes Cllcntas de collar esferoidales. lisas
O a gajos; y aIras, alguna antropomorfa. con incrustaciones de pasta de co lores; piezas vítreas de chatones (iOn enlalles y camafeos de
temas vari os. Es ésle, pues, un poblado ibérico de los del tipo frecuente en las cercanías de las costas valencianas. con fuene inlluen·
cia púnica, y nada que recuerde la romana. L..a pos ición later:ll de
la fuerte Cava/la y 1:1 del Castcllt!cll a la entrada de 1:1 cañada del
puerto, significaban tanlo. según va dicho. como el dominio del
import:lnle paso en tiempos ibéricos.
Aparte del despoblado mentado, existen en el cortinón de la
Umbría ot ros Que vivieron al parecer del eneolítico al Argar. Las
ondu laciones de la gran lader:1 dan lugar a algunos contrafuertes que
se alzan ligeramentc cn forma de espolones; tres especi:lImentc mere<:en mencionarse, ellJ'mtal de la Rabosa, el del Cotlta/ar (los dos
en término de Albaida). y el de la Mitja/lllf1(J o Trotlcta. ya en el de
Benisoda. En todos ellos unos pequeños espacios de terrcno ent'c rrado entre la parte alla del espol6n, hecho m:ís inaccesible ahondando
artificialmente el collado. y las pendientes raudas. dificultado adem:ís su acceso por una o varias paredes de piedra en !lera de
las que sólo quedan los arranques en forma de márgenes, constituyen los recintos de Jos pequeños caseríos, m:ís que despoblados. En
estos se encuentran superficialmente tiestos hechos a mano, lisos.
co n bordes sencillos y gruesos mamelones, que ncus:m formas de
casquetes y de ollas al parecer; molederas activa y pasiva de 1:ls de
ripo en zueco , percutores. alguna concha perforada y poco m:ís.
Ninguno ha sido excavado, por falta de tiempo; y casi lodos tienen cerca algún manantial, más o menos rico, que en ticolpos más
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26
NOTAS PREHrSTORICAS V\RIAS
lluviosos Que los actua les, pudo proporcionarles suficientes aguas;
cerca de uno de ellos. el de la Trotlcta, la fuente del Pache es bas·
taofe abundosa aún.
Si desde el pie del Oaste1l1!cll se sigue. c n sentido inverso, al
an tedi cho cami.no real que sube por Adzancla, 3. partir de la fuente termal denominada FOJlt.lkneita. se inicia una ramp:1 en la
hoy carrelera veci nal coincidente con aquél, que antes tcrmin"b;¡ al
atravesa rse la conducci6 n de la acequia del Puerto mediante lasco
puente llamado Porlt-trcllcat, hoy sustituido por un sifón que re·
duce mucho el desnivel; ya mano izq uierda desde él hasta un aZ
extiende un
propósito para establecer unas eras. Por 1918 el propietario, con
motivo de cavar profundamente el altozano. descubrió unos silos,
esferoidalcs de bascs aplanadas y de algo m;ís de un metro de altos,
de los que pude estudiar dos abier tos en un terreno de 108(:1:18; uno
de ellos tenía el fondo acha flan ado irregula r y 108 dos estaban re¡lenas de detritus diversos, especial mente de tiestos ibéri cos decadentes l' sin decor::!r, de formas comunes COrrientes en tal cu ltura,
y parte de un esqueleto eJe perro. Ju nto a ell os se halló un pequeño
bronce de Nerón. que guardó el Sr. Scmpcre.
A poco más de un hectómetro, cami no vecinal adelante del .41t
del P01/t-frt.lflcat. como se ll amó siempre, h(¡llase Adzaneta de Alhaida. término hasta ahora esca~o en descubrimientos arqueológicos;
pm!F sa lvo una hacha enea lítica hallada por los obreros de la repo·
blación forestal frente al pueblo. en e l Racó de la Nevera, no cono·
cemos más ru inas prehistó ricas Que las del Altet d¡j/ Camí ,Ic lJélgida, que vamos a reseñar. En el primer tercio del amplio c:lmino Que
une Adzaneta con el inmediato pueblo de Bé lgida, vía cuya :Implitud
aún denota la importancia que debió ten er en tiempos remotos, se
inicia. a mano derech:1 b:ljando, un pequeño altoza no denominado
Altet del Cnlllí ,le llélgida, Que paralelo a l camino va descendiendo
hasta que a unos 700 metros lo corta la senda separa lo ri a del término dicho y el de Carrico!:l; todos los campos de cuya zona muestran tiestos de ccr:ímittl ibérica con decoración pinttlda geométrica
(cin tas. series de semicí rcu los o segmen tos de círc ulos concéntricos
y de grupos de líneas p arale las o nduladas), algunos de campa ni ense de buena clase y unos pocos de sigillala lisa o simplerTllCntc ornada, y fragmentos de {¡n(oras de las corrientes en lo ibérico-púnico
y de las vi n;¡rias frecuentes en lo ibero·roma no bajo. pon du s y piedras molede ras activas de moli nos a brazo. Del tlmpl io asiento del
pobl ado, al seccionarse en campos muy I.!scalofl:ldos hacia el cami·
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~OTAS
PREdlSTORICAS VARI\S
21
no (p.) o hacia la citarla senda divisoria de términos (NE.). se revolvió :d lerreno de tal forma Que creó niveles nuevos casi estériles
y hundió los que debieron ser fecundos. Una excavaci6n :1 fondo
sería hoy poco pr;íctica. A sobre un hectómetro en dirección al pueblo, partiendo del despoblado, a mano derecha y a escasa "hura so·
bre el camino, hemos conocido unas eras que fueron por B:llItisl:l
Dur:í rcb:¡jadas de nivel par
pint:lrl:1 de cint:ls y dientes de loho. Es difícil no asociar lal> c-ras destruíd:ls, t:ln inmcdiat:ls al despoblado, con las necesidades d~ ést('.
Ilast:1 el mismo debieron ilegar las aguas de la vieja acequ in del
pueblo, de la que flón se rieg:1O algunas tierras al NO. del :írell que
ocupÓ aquél.
De Adz:lOeta :11 inmediato pueblo de Carrícola, que también
perteneció ,d antiguo señorío de los Milti de 4 rogó, una carreteritl
\'e('inal coincide con el :lOligu.) camino Que corría sobre la huse
de la vertiente de la sierra de Bcnicadell; y cncim3 del pueblo, al
lado derecho de 13 profunda barranquera. se alza uno de los castillejos que lateralmente encuadran al de Carbonera, cuyo cOI,junto de
pequeñas fOrlalez:'lS constituiría probablemente la Pe p/acaticla del
Cid. En b ladera fronteriza al castillejo se abre la Cova ,Jel Barrane del Caslellct. de la que pudimos excavar la parte que quedó
intacta al vaciarla para construir un camino forest31; resultando 6er
una cueva enterramiento que pudo llegar a ese período hoy tan
impreciso del Eneolítico al Argar, probablemente; yacimiento al
que hemos aludido varias veces, en especial en La Co ~acl/a de
C(I1//; Heal, y cuya monografía propia está para publicarse. Dió
esta pequeña cueva en forma de concha irregular y de sobre cinco metros de fondo por otras tantos de ancho: en la parte superior un individual enterramiento de inhumación , con un vas ilO liso. a ma no, con fue rte escora que recuerda los del Argar;
y debajo ele ello un estrato de tierra blanca endurecida, en que se
hallaron restos humanos, puntas de flecha de sílex de lahor varia
y tipos diversos; sílex trapezoidales; cuchillos de varios tamafios y de labra más o menos perfecta; conchas de ciprea. pectúncu.
lo, pecten y cardium; cuentas de collar consistentes en columbelas
y pequeñas cipreas agujereadas, y bastantes dentaliums, menudos
discos de materias blancas (caliza y conchas) y grises en menor cantidad. así como de piedra verdosa; otras cilíndricas de materia tal
vez orgánica de escaso peso; barriletes de piedra verdosa y otras
restos de azabache; colgantes elipsoidales de materias diversas con
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28
NOTAS PR8mSTOR1CAS V\R~S
taladro:1 un extremo; restos óseos como de alfileres planos del tipo
de Comi Real, y pequeño colgante de lo mismo con taladro :1 un
extremo y decoración acanabda en esp iral; de cobre o bronce pequeños punzones de sección romboidal. y menuda laminilla fragmento de algo como colgante; y de cerámica, aparte del vaso :lntedicho, tiestos con dcror:lción en bordón y lisos. otros con ornato
formado por zonas punteadas o con rayado horizontal y . vertical,
uno con orn:1to cardinl y varios del esti lo cnmp:lniforme. El cuadro
de hallazgos, como se ve, es el propio de las cuevas eneolí ti cas vaIcnci:1038.
• ••
H emos tenido que exponer ligeramente y sin el co mplem ento
de informaci6n gr:ífica tan necesario en CSI:IS materi:ls, con los descubrimientos ya conocidos, toda una serie de pequeños hallazgos y
observaciones arqu eológicas, en junIo o individualmente aprovechables para el estudio de I::t prehistoria de la comarca del antiguo
Marquesadu de Albaida. Si ello pudiera servi r de estímulo para
prosegui rl as alguien co n amor a estas investigaciones y ademas al
p3ís, SCfÍ3 un motivo de satisfacción p3ra el 3utor de estas notas.
l. BALLESTER
Un yacimiento prehist6rico en el subsuelo del Museo
de Prehistoria
En sus comienzos, el Musco de Prehistori3 del S. I. P. instalóse
en unas dependencias del local de la Diputación Provincial; tras lad:índose poco después a los bajos y entresuelos del Palacio de la
antiglia Generalid ad del Reino, dond e co ntinúa.
AJJ:'i por el a ño 1929, poco después de cstablccerse en él, y para
atender a uno de los servicios del edificio, tuvo que ab rirse un pequeño pozo , de sobre cuatro ·metros de profu ndid ad, en la. parte interior del portón Que da a la plaza del Poeta Liero; y enfre las ruinas extraídas pudieron recogerse, junto con restos de culturas bien
distintas. un hueso fragmentado que semejaba trozo de punzón, y dos
menudoS' tiestecitos. uno de cerámica campaniana lisa y briJlante )'
otro ibérico con pCQueñas muestras de pintura en coJor "iena. L.1
suerte de que no pasara desapercibido el casi imperceptible descubrimiento y lo sorprendente del hallazgo en el mismo subsuelo de
un edificio destinado a Museo de Prehistoria, hizo Que los minúscu-
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~OTAS PREH1STORICAS VARIAS
29
los materiales fue ran observados detenidamente. ll egá ndose a 13
conclusión de su legirimidad arqueológica. El h:l lJ azgo de lestos no
sólo romanos. sino ibéricos. en el subs uelo de Valencia, no era COSd
nueva. Recuérdense los materiales descubiertos en el sol:lr de lo que
hllhb de ser Mercado Ce ntra l de la ciudad y los hallazgos realizados con motivo de varias obras, especialmente las del alcantarill ado; desc ubri mientos que no ha n pod ido ser bien conoci dns y cs·
tudiados porque en su recogida no guió siempre un elemen tal cspíritu científico. Así, pues, lo chocante del caso que aho ra recorda.
mas era , repetimos, que se di era el YJcim iento en el sueb mi smo
del Musco.
P:lsaro n los nños , y en tiem pos de la República huhieron de
efec tuarse obras en el basamento de la torre del Palacio. Que impusieron la necesidad de ahondar hasta los cimientos en el :Írea que
oc upa; y a sobre 4 ó 3 y medio metros de profun didad surgieron
varias pa redes de piedra en seco. como encuadrando departamentos
pequeños t que recordaban la técnica de los poblados ibéricos. Dc
los materiales que los envolvían nada podemos decir, porQuc no se
nos dió cuenta sino cuando se había ya llegado al rondo.
Recientemente, al emprender la labor de extracci6n de tierras
del solar dedicado a ampliación del Palacio de la Generalidad,
ya alerta por los anteceden tcs referidos, encargado el Sr. Espí
de contro lar los trabajos y advertidos los obreros, cuando apenas se
lleg6 a la profundidad de algo más de tres metros empezaron, como
se esperaba, a surgi r restos ibéricos; lo que puesto en conocimiento del Presiden te de la Di putación, Sr. Rincón, en qu ien tanto interés despiert:1O estos estudios. d ispuso se det uvieran 1 trabajos
08
en curso y se dedicaron a una m~ís eui d,ldosa exc:lvación sobre cua·
tro mil pesetas. Y se sucedieron ento nces los descub rimientos de
res tos de paredes de pied ra en seco, de vasos cení micos ibéricos con
uecoraeión pi ntada, ge neralmente geométrica, ffllgmen tos de cedmica campanic nsc y siga/ata, y de algún obje to m:ís (todo generalmente revuelto), en cuya enu merac ión no nos hemos de detener.
porque Irata de ell o un tra~ajo de D. Nicolás Pr imitivo Gómez ,
inserto en ARCH IVO, al que por venir desde hace años dedicándose al estud io de los descub rimientos preh istóricos y protohis tó·
rico!> realiz~dos al removerse el suelo de Valencia, encargamos de
tal labor. No hay que deci r que la complicaci6n grande que hubiera
producido la paralizaci6n, por tiempo imprevisible, de las ot.ras ya
en ejecución, ha impedido un estudio más completo de 1:111 ruina~.
1. B. T.
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NOTAS PR r HJSTOR IC AS V-\RIAS
Nuevos hallazgos de arpones de tipo inicial
Cada vez apa rece m:ís clara la extensión que alcanzaro n 108 di.
versos tipos que caracterizan los períodos de l Magdaleniensc . La
;¡parición de tales tipos no se contradice, en los nuevos hallazgos, de
lo que 11 . Breuil afirmar:1 hace años, Por otra parte, si cada uno de
los seis períodos representa la expansión de un grupo determinado
y supone, por tanto, un ámbito limitado, hoy sabemos que estos
gru pos :!1ca nz:lron territo ri os mayores de Jo que en un principio se
pensó.
Cierto es que en la zona cantábrica española se inicia e l MagdaIcnicnse con el período 111 del sistema de Breuil, aunque no excluímos !:t posibilidad de que nuevos hallazgos o nuevos estudios del
materia l conocido. realizados con esta preocupllción , logren descu!>rir e lementos tipológicamente anteriores. Pero, en cambio, en la
zona oricntal, el Magdalcnicnse V y VI Que se conocía hllce quince
;¡ilos única mente, en un rincón de Cataluña, se ha visto ampliado
has ta abarcar los seis períodos y comarcas mucho m:ís extcns
el Sur.
Uno de ios elementos máe característ icos en el utillaje magdaleniense es e l arpón, y dentro de su dpología, la fase ~ás interesante
acaso es la de su iniciación, cuando se ve luchllr al artífice p.deolítico con una idea naciente y las dificul tades de su reali zación, cuando S'lrgen esos punzones con proruber:lOcias que no se nos alcanza
qué utilidad tendrían, acostumbrados como estamos a pensar en la
utilización del arpón por sus dientes bien ma rcados.
Pues hien, este tipo {[ue no era conocido en España antes
lo descubriéra~os en las capas superiores del Parpu ll ó y que incluso
no era frecuente en Francill, en comarcas ricas en Magdaleniense.
se ha multiplicado en estos dos últimos años y hoy podemos anunciar que poseemos seis nuevos ejemplares procedentes de las excavaciones, a que hacemos referencia en otro lugar de estas página s.
que realizamos e n la cueva Rora Gran d'etl Carreras. de Seriñ:í, en
la provincia de Gerona.
En dicha cueva , los trabajos de los Sres. Alsius. Boroms y Corominas habían sacado a la luz preciosas piezas de hueso y entre ellas
arpones de una o dos hiler
trabajos se han realizado en las tierras ya removidas y examinadas.
A pesar de ello, un crib
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336-
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•
NOTAS PREHISTOR1CAS V.\RIAS
SI
de sílex y numerosas piezas de hueso, pequeñas o rotas, como preciosas agujas de coser. Tan sólo en algún rincón ha podido hall:me
una zona intacta, con niveles inferiores a los que aquellos primeros
investigadores exploraron.
Ya en la primera campaña apareció el extremo de un pequeño
arpón de tipo inicial. Lo hemos publicado en una corta memoria
sobre Seriñá, aparecida en el número 1 de la revista Pirineos, órga~
no de la Estación de Estudios Pirenaicos, filial del Consejo Superior
de Investigaciones, que sufraga dichas excavaciones. Se trata de un
ejemplar claro, fino y de sección redondeada, con los dientes defi.
nido!:, pero que apenas se apartan del cuerpo de la pieza. Esta nos
dió ya la seguridad de que la cueva había comenzado a ser ocupada
con lotensidad, en el MagdalenienSel IV, lo Que no hubiera podido
decidirse ni por los hallazgos de sílex ni por los de las restantes piczas óseas.
Pero en b última campaña, en el otoño de 1945. otros cinco hallazgos, realizados en un rincón Que no tocaron segu ramente los anteriores exploradores, nos da idea de la importancia Que tuvo esta
etapa en la ocupación de la cueva. Los cinco ejemplares son muy
incompletos, limitándose a la parte de la punta por lo general, y son
de sección aplanada. Los dientes están m:ís marcados en unos ejemplares que en otros. Es evidente la torpeza con Que están resueltos.
Especialmente uno de los ejemplares en que después del último
diente, la punta se estrecha co nsiderablemente.
Con todo ello, el Magdalcniense IV ha adquirido para el Este de
España una importancia mucho mayor de la supuesta, dándonos un
dato de extraordinario interés para el estudio de las fases y emigra~
ciones del Magdaleniense europeo. Al mismo tiempo obtenemos el
enlace entre el ParpaJl6 y J:¡ zona pircnaica oriental que debía comunicar con los centros franccses el curioso foco gandiense.
L. PERICOT
Nuevos descubrimientos Paleolíticos en Cataluña
El conocimiento del Paleolítico Superior en las comarcas orien~
tales de España va progresando lentamente, mucho más lentamente de 10 que scría de dese:lr, debido a las múltiples fallas que la or~
ganizacióa de los estudios prehistóricos adolece en nuestro país.
Después del salto que represe ntó la excavación del P:upaJl6, nada se
ita hecho para continuar las exploraciones de Siret en cuevas de
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3-'7 -
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•
•
32
NOTAS PREH1STOR1CAS \' I.RIAS
Almería y Murcia, siguen sin visitarse las conocidas en la provinei:l de Alicante y nada hemos visto publicado de los matera les descubi~rtos por el entusiasmo de F. Esteve, en la provincia de GastelIóo. En el capítulo de ganancias hay Que colocar Jos nuevos e interesantes materiales que Salvador Vj[aseca ha obtenido en la provincia de Tarragona y los resultados de la excavación de In cueva de la
Cocina. en la de Valencia. Más al Norte, nada nuevo en la de Barcelona, donde siguen esperando los yacim ientos de la comarca de
C:lpellades.
En {:ambio, en la provincia de Gerona se ha despertado, desde
httcc unos años, una ¡nteos,1 :Ictividad. Esta se inició por v:uios afi- donados de Bañolas, que quisieron proseguir los trabajos de hace'
muchos años de los Sres: Alsius y Boroms en las cuevas de Seriñá.
Entr~ ellos destaca el médico de dicha localidad, D. José María Caraminas, Que desde hace años, cribando la tierra dejada en la Bora
Gran d'etl Carreras, formó una magnífica colección de sílex, (;n especial microlitos en series muy completas, con alguna pieza de
hueso.
En 1943 el Sr. Corominas se puso en relación con la Comisaría
de Excavaciones de Gerona)' se inició una colaboración que ha resultado muy fecunda. Por una p:lrte, el Sr. Corominas con el Museo
de Bañola¡:, en el Que se han venido inaugu rando las instalaciones
de Prehistoria en estos últimos años (en Octubre de 1943). han descubierto y excavado un nuevo yacimiento, la cueva del Recl:tu Viver, en Seriñá. Por otra parte, la Estación de Estudios Pirenaicos
encargó al que suscribe la exploración definitiv:l de la Rora Gran
d'e" CarreTl1S y Cova de/s Etlcantats. Esta tarea se ha realizado casi
por completo al escribir ecta nota, tras cuatro campañas.
Los resultados han sido los siguientes:
Cova del Reclau Viver.-Está en cu rso de excavación esta cueva
por el Museo Comarcal de BaRolas. Su interés es extraordinario,
pues aparte de hallazgos de tanto interés como el de un depósito de
dracmas y divisores emporitanos y el de cerámica hallstáttica, contiene niveles eneolíticos y otros epipaleolíticolt y paleolíticos. Los
niveles mferiores corresponden al Solutrense, Proto-solutrense y
Auriñaciense. El Solutrense ofrece punlos de contacto con el de la
vecina cueva del Cau, de les Coges (San Juli:ín de Ramis), con las
puntas pedunculadas y (¡tras en cristal de roca de precioso trabajo.
En cuanto al Auriñaciense, puede decirse que se ha encontrado una
industria nueva en estas comarcas: las puntas de La Gravette van
acompañadas de puntas de Chatelperron, y todo hace supone: que
el yacimiento, una vez estudiado del todo, nos revelará la presencia
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33
NOTAS PREH1STORICAS VARIAS
de Auriñacicnse (perigordiense o gravettiense) en varias elapas en
esta comarca, lugar obligado de paso entre el Sudeste francés y el
Levante español.
Cova deis EnCalltats,-Se trata de una cueva sepulcral en un
acantilado sobre el río Ser, vecina' a una serie de abrigos sepulcrales
eneolíticos que indican la existencia en este lugar de una vasta necr6polis muy revuelta por las rebuscas anteriores, sin embargo,
proporcionó abundante cenímica y un V:lSO casi completo con decoraci6n excisa y asa con apéndice, tipo enteramente nuevo en nuestra Prehistoria, En cuanto al paleolítico, di6 ya en In primera campaña dos puntas que dimos como Solutrense y Proto-solutrcnse, teniendo en la última de las tres realizadas en esta cueva, el placer de
descubrir una punta foliforme solufrense, magnífica.
Bora Gral! d'ell Carre-ras.-La cantidad de sílex encontrada en
est:l cueva es muy crecida, abundando los microlitos, hojitas de dorso rebajado, escalerjformes. buriles muy perfectos y no tanto los raspadores'y cepillos. De hu eso, trozos de punzón. varillas semicilíndricas, agujas finísimas y arpones: seis de tipo inid31, a cuyo problem:1 nos referimos en otra nota. Se han lavado centenares de plaquitas y sólo en una se h:1O hallado líneas grabadas que parecen formar parte de un animal.
Consecuencias de todos estos hallazgos son las siguientes: se ha
comprobado la exi stencia del Auriñacicnse superior y probablemente tendremos que admitir un Auriñaeicnse más ¡¡ntiguo. Este es un
hecho nuevo en Cataluña. Está demostrada la existencia de un Sol utrense típico, con varias fases. y recordando, como es natural. al cercano Cau de les Goges, de San Juli:ín de Ramis. Por último, un
Magdalcniense m:ís antiguo de lo Que se crey6. el Magdaleniense lV . Además tenemos razones para suponer Que los descubrimientos paleolíticos en la s coma rcas gerundenses proseguirán.
I
L. PERICOT
Los santuarios célticos del Mediodia de la Galla
•
El día 15 de Diciemnre del año en curso, el Profeso r R. Lantier, conservador del Museo de Saint Germain de París. pronunció
en el Colegio Francés de Valencia, [a conferencia que lleva por título el encabezamiento de estas líneas. El señor Lantier ha tenido
la genti leza, que agr:ldccemos vivamente, de remitirnos un resumen
de su brillante disertaci6n, cuyo texto transcribimos seguid:lmente:
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339-
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•
NOTAS PREHISTORICAS VARIAS
El delta del Ródano es una de esas regio nes privileg;adas que
en toda época han sido llamadas a desempeñar un papel preponderante en la Historia de Francia. Ampliamente abierto sobre el mundo mediterriÍneo y atravesado por la gran corriente de ci rculació n
preh istórica Que es la Vía I-I eraclea, es un país de tr:ínsito, un puente tendido entre las penínsulas itálica e ibérica, al cua l el Ródano
asegura igualmente una relación fácil con las provincias meridionales galas .
La er,cru cijada del río y ruta terrestre da origen a una zo na de
confl u enc i :l~ mcditerrnne:u: de carácter particular y en la se~u nd a
Edad del Hierro aparecen en este territorio los primeros bosquejos
de la escultura en piedra. Se reconoce aquí ya uno de los aspectos
del dualismo constante que se manifiesta eDlre las comarcas del
Norte y Mediodín de la Galia, mani[estación que encontrará su más
acabada expresión en la Edad Media, co n la diferenciación de las
_hablas, usos y costumbres, así como en la manera de edificar, características de los países de «lengua de oc».
Es precisftmente en estos territorios, a lo largo de la vía heracica, en Jos que las investigaciones arqueológicas, llevadas a cabo
durante una dece na de años en el bajo valle del R6dano, han proporcionado el descubrimiento de c:oppida» y lugares de cu lto, Que
hao renovado lo que se creía saber de la historia, religión y arte de
los pueblos galos ribereños del Mediterráneo. Estos hallazgo~ han
permitido precisar, ademiÍs, Jo que los textos de los autores antiguos dejaban entrever del importante papel desempeñado, en es ta
época, por el delta del R6óano. Parece muy difícil, en tal caso, hablar de una colonización marsellesa: el imperi o de Marsella se
ejerda sobre el mar y no en tierra. La acció n, de los foceos ep. Pro·
venza se reduce a la ocu pación de puntos de apoyo, destina10s a
asegura r la protección de sus factorías en un país que en su mayor
parte permanecía , en suma, hostil a la penetraci6n extra njera. Un
ci nturón de fortificaciones indígenas a unos 7 km s. del an tiguo
puerto de Lacydon testimonia el carácter precar io de la ocupaci6n
focense, lo que nos recuerda la na turaleza de los establecimientos
europeos en la costa occidental de Africa en el siglo XV 11.
Después Je M:?rsella, la principal factoría de los griegos está en
Sto Rlaise, donde los mercaderes se instalaron desde los ¡;.jglos VI-V
en una factoría que, como en Ampurias, parece distinta de la aglomeraci6n indígena.
Un nuevo testimon io de la cohesi6n de las tribus ga las está puesto de manifiesto por el descubrimiento de sa ntuarios tribales en
G:Caisses de Sto Jean en Mouries», en ROQuepertuse y en Antrcmont.
- 840-
•
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NOTAS PREUlSTORK:AS VARIAS
Desde el período hallstáttico. se eleva en las alturas de Caisses un
santuario del Que algunos de sus elementos arquitectónicos, pertenecientes a un pÓrtico, decorado con grabados de caballos y jinetes.
fueron reutilizados en la construcción de una muralla levantada
posteriormente a la entrada de los celtas en el valle del Ródano en
el siglo V a. J. e
Relacionado con los descubrimientos hechos el siglo pasado en
Roquepertuse y en Antremont, el descubrimiento de Mouries permite reconstruir la disposición de estos lugares' de culto, instalados
en las ¡¡]turas y comprendiendo una capilla precedida de un pórtico
decorado con grabados o esculturas. En el interior se levantan las
estatuas de culto, de las que un conjunto del más grande interés se
ha descubierto en Antremont: guerreros sentados, con las piernas
replegadas bajo el cuerpo, en la llamada actitud r,údica, busto rígido estrechamente ceñido por un jubón de piel, ilevando sobre el
pecho un pectoral con figuras profilácticas, disco o cabeza cortada,
o bien protegido por armadura con espaldar. La cabeza descubierta,
peinados' los cabellos hacia atrás y sostenidos por una cinta, o cubierta por casco de cuero con carrilleras y guarda-nuca. Del arma_
mento no subsisten más Que los fragmentos de grandes I!spadas de
La Tene n, enfundadas en sus vainas pegadas a la cadera derecha.
Entre estas estatuas aparecen dos figuras femeninas, una adornada
con diadema en forma de creciente invertido y otra cubiert~ con
velo Que cae hacia atrás y los lados.
En estos monumentos ya no aparece nada del choque entre lo
real y lo ideal con que los artistas pergaménicos y romanos representaron a los celtas; la cabellera erizad:! por la lucha, derrochando vida y acción y guardando hasta en la muerte una actitud teñida
de patética grandeza. La rara cualidad de las estatuas de Antre~
mont refleja de manera manifiesta la concepción que los imagineros galos tenían de la forma viviente. En este arte sosegado, pero
brutal, el detalle está casi siempre descuidado; sólo cuenta la masa.
Se establece un constante contraste entre la estrechez del talle y la
anchura de los hombros; el torso se yergue en una actitud hierática, desde el zócalo Que representan las piernas replegadas y vueltas
hacia adelante. El mismo ritmo se manifiesta en la composición de
los rostros, con ancha frente y largo mentón. Este carácter de uniformidad no corresponde solamente a un canon estético, sino Que
responde todavía a las preocupaciones de carácter religioso y social, y, la falta de atributos sobre los monumentos descubiertos, no
permite reconocer la naturaleza de los personajes Que se esconden
tras estas figuras enigmáticas.
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MI-
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56
NOTAS PREHlSTOR1CAS VARIAS
De todos modos, el carácter sagrado de estas representaciones,
en otro tiempo cubiertas de color rojo reservado a la divinldad,
está fuera de toda discusión. En un bajo relieve de Antremont
figuran dos mujeres en busto; un:l tiene una pequeña liebre y puede :tportar alguna luz, si se rclationa con las estatuas de Euffigocix
y de Tougct, que también ,-icncn un jabalí y una liebre.
Pero la presencia de estos animales no indica que se trate de un
animal totem, llegado a dios O asociado :l él. Las sociedades célticas
han pasado por ~stadios de una evoluci6n diferente que las conduce
:\ la concepción del héroe civilizador o fundador de grupo social.
de los cuales unos pueden haber sido antiguos totems y otros solamente estar provistos de emblemas totémicos . Y así, en lug:lr del
totCIO aparece el héroe del clan, de la tribu, de la nación. Más bien
que divinidades, estas estatuas, según nuestro criterio, representan
las im:ígenes de los héroes alrededor de los cualeB se reunirían en
ciertas fiestas los grupos sociales.
Así, pues, todo habla de la muerte en los lugares de culto provenzales. Los caballos '1 los jinetes de Mouries. el pájaro fantástico
y las c,!bezas cortadas de Roquepertuse y Anlrcmont tienen un va·
lar simbólico en relación con \IDa religión de la mucrle. Tod\) esta
imaginería funeraria se relaciona con el tema del viaje del alma hacia o tro mundo, llevada por el caballo, animal psicopompo. Lo mismo los monstruos andrófagos de la Provenza y las placas decorativas de Orgon en las cua les los cazadores llevan su caza simbólica
de la liebre bajo la mirada de la divinidad, eternizando un rito semejante al que desarrollan las Cabalgatas sobre los frisos tasios. No
son, en absoluto, dioses, sino héroes, personajes sobrehumanos
pero no sobrenaturales. Alrededor de su tumba representada en
Roqueperfuse por dos fosas excavadas en el interior mismo del
santuario, se celebrarían . las fiest:ls O el culto de los antepas:Jdos,
conmemor:lción y también expiación de la muerte de los héroes.
Los santuarios provenzales son igua lmente cementerios.
Con su amplio estudio de la pl5stic:J gala y el ambiente funerario que de la mism:J se desprende, el profesor Lantier hace Un:IS
transcendentes deducciones y aportaciones al conocimiento mate·
ri:J1 y espiritual de los habitantes de la Provenza poco antes de la
Era Cristiana. Es de notar el fuerte contraste con 13s manifestaciones artísticas y anímicas atribuíbles a las gentes iberas, a pesar del
¡nAujo que ejercieron éstas, cultural y materialmente, en el Sur de
la Galia. Este contraste entre galos e iberos coetáneos geocronológicamente en la Provenza, hace más interesante la exposición de
l..antier y más acuciante la necesidad de estudiar a fondo. con todo
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342-
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NOTAS PREI-IJSTORICAS VARIAS
37
detalle. la cuestión de la presencia o no del pueblo ibero l.'n el Sur
de Fra ncia. cuáles son sus límites en el tiempo y en el espacio, qué
inAujo cultural ejercen en estas zonas Y. finalmente. como ya apunlamas en otra ocasión, si debemos considerar situada en el SE. de
C31ia y NE. de España, la clIna de la llamada cerámica ibérica.
Como creemos el tema de sumo interés para dilucidar el aholengo de la cultu ra ibérica y el contenido étnico de este vocab.lo,
volveremos en breve sobre la cuestión, tratándola con todfl la amo
plitud que el tema requiere y es dado a nues tras posib ilidades .
Rést:mos. cn las presentes líneas, unir nuestra felicitació n y sincero aplauso a los muchos rec ibidos por el profesor Lantier al le rminar su magnífica conferencia.
D. FL8TC II ER VAL I.S
Restos arqueol6gicos valencianos de la colecci6n
de D. Juan ViI.nova y Pi era , en el Mus e o
Antropol6gico Nacional
En 1940 tuvimos ocasión de tomar nota' de. los varios objetos
:lrQucológicos donados al Museo Antropológico Nacional por el
ilustre valenc iano l'ilallo1'0 y Piera. Oc todos ellos entresacamos
,¡(luí los pertenecientes a nuestra región, según la descripción Que
hizo el propio dona nte .
Reseñamos los objetos agrupándolos por procedencias. dando
un número a cada lugar de origen, haciendo constar también el nú.
mero que tiene cada pieza en la colección. Finalmente mencionamos las páginas de las pub licaciunes de VifmlO va )' Piltra: «o ri.I!CII ,
twtllrtllcza y antigjjcdad del.Hombrc» (Madrid, 1872) y «!I1cmoria
gcogJIÓstico·agrícola y Jlrotohist6rica de Falcncia» (Madrid, 1893) .
en las cuales se hace alguna referencia a los objetos que a continuación enumeramos:
NUMERO
1 -ADOR.
Brecha huesosa . procedente de «Peñ;J Roja& (nú.
mero de l objeto 469).
-
343-
[page-n-344]
!SOTAS PREHISTQRICAS V.\RIAS
S8
NUMERO
2.-ALCAL.'\ DI:: cmVERT.
CoUar de rodajas de pectúnculos y cardium, ~a
liado al pie del Castillo (núm. 207) (es el núm. 339
de la caja 16) .
Huesos procedentes de la «Cueva de Va/dancer»
412).
(núm.
NUMERO 3.-ALCOY.
Un hach,l pulimentada (núm. JO).
Dos hachas pulimcnlad:ls, anfibóJica, fcldcspátic:l,
algo pizarreña, con dos núcleos (núm. 403).
Dos ped'lzas de cráneo humano (núm. 411).
NUMERO
4_ t\LFARP.
Cerámica y huesos del túmulo de «La Fíllllgl/cra)}
(núm. 458) .
NUMERO
5.-ASPE.
Un hacha pulimentada (núm. 6).
Una llech3 de hierro (núm. 358).
NUMERO
6. -AYELO DE !\lALFERIT.
Hallazgos del IlM01!l6 tic les Melltires»
Pedcrnall.$ roscos (núm . 191).
Fragmentos de cerámica tosca (núm. 192).
Cerámica tosca (núm. 459).
Dos cuchillos pequeños de pedern:11 y fragmentos
de hueso de cdneo hum:1llo (nl.m . 193).
Este yacimiento se menciona en 1:1 p:ígina 4RS de
su «Memoria ... » yen la pág. 411 de su «QJig('II ... ».
NUMERO
7 ~ELcnE .
Curiosísima y por todo extremo interesante hacha
de cobre. regalada por e! Sr. lborra (núm. 442).
NUMERO S.- ENGUERA.
Amuleto (núm. 359) .
Placa con dos agujeros. apoyo de Aeeha (denomi .
nación Qu e jlilall Ot'll aplica a las plaquitas guarda·
brazo) (núm. 338).
- 3« -
[page-n-345]
,
NOTAS PREHISTORICAS V"oRIAS
.9
Hallazgos de «Cfleva de las MaraviUas»
Cacharro a mano (núm. 84).
Cacharro ti mano (núm. 87).
Tres cráneos braquicéfalos de extraordinario desarrollo el arco supc rciliar (núm. 86).
NUMERO
9.-GANOlA.
Fragmentos de huesos humanos. mandíbulas y
dientes sueltos de jabalí, ciervo, ctc., procedentes
del MondlÍber (núm. 423).
Hallazgos de' la «GUlnJQ del Parpa1J6»
Fragmentos de pecten (núm. 199).
Oieotes de ciervo (núm. 200).
Huesos de conejo (núm. 201).
Asta y huesos labrados (núm. 2(2).
Cuatro pedernales (núm. 2(3).
Dos dientes humanos y dos peclúnculos (núm. 204).
Pedernales toscos (núm. 243).
Huesos humanos y animales, astas nalurales y labradas (núm. 244).
Cuatro pentúncu!os (núm. 245).
Treg dientes de carnicero (núm. 246).
Dos helix (num. 247).
Utiles toscos (núm. 456).
Mandíbula humana (núm. 391).
Astas de ciervo aserradas (núm. 248) (es su figura
núm. 24 de la lámina 1 de sus dos puhlicaciones
mencionadas).
Cráneo de perro (núm. 256).
Se menciona la «C,te'Va del PaTPall6n y los hallaz.
gos en ella realizados por Vilallovo, en la" páginas
349, 362 de su «Onge,!. .. » y en la página 481 de su
uJlfemoria ... », así como en la lámina J de ambas
publicaciones, en la cual la8 figur:ls 11 y 18 a 24
son de materiales de dieha cueva.
Hallazgos de la
"CIle1.'O
de las Maravillas»
Utiles toscos (núm. 455).
Se menciona en la página 349 y 364 de .. OrigC1I. .. ~
y página 483 de «NI emoTÍa .......
-
345-
[page-n-346]
NOTAS PRt!H!STORICAS V.'l.R!AS
NUMERO lO.-GENOVES.
Un hacha (núm. 187).
NUI\lERO 11.-JATlVA.
Utiles toscos de «Cova Ncgra» (núm. 457) .
Se menciona en la página 349 y 363 de uOrigen ... »
y p:ígina 481 de «Mcmoria ... JI y en la lámina 1 de
ambas publicaciones, figura 12.
NUMERO 12.- LLOl'IWAY.
Cerámica tosca de "Cueva Avcllanera». en el Ma.
tamó" (núm. 466).
En la página 482 de «Memoria ... » se localiza en
término de Catadaf/, en la falda N. del MatamólI.
En la lámina I de ambas publicaciones se atribuye
la figura 16 a "Cueva R oca», mientras Que en la
página 363 de «Origl'fl .. ,» se da la el:prcsada figura
como de .. Cueva AvcllatICTO»,
NUMERO 13- l\10NOVAR.
Dos pequeños cinL""clcs (núm . 33).
Varias h:lchas (núm . 326).
NUMERO 14.- l\IORELLA.
Hueso gr:lOdc de Iguanodonte (núm. 407) .
Falange humana y hueso de metatarso (núm . 400) .
NUMERO 15. -0LLERIA,
Un hacha pulimentada (núm. 17).
Cerámica tOBca (núm. 252).
H allazgos de «Caslcllct del
Porqll ct~
(J)
Dos h:lcha s de diorita del «Dolmell tle la Ol/ería»
(núm . 71).
Se mencionan estas hach:IS y el yacimienfo en las
páginas 483, 484 y 4&) de {JMcmoria ... D y en las
páginas 349, 403 y 410 de «Origen .. ... , páginas y
(1) Sobre la clasificación d efinitiva del cCastellet del Porquet », v. Ballester
Tormo, 1, _El Castellet del Porquetlt, nUm o 1 de los trabajos sueltos del S. l. P.
al5.o 1937.
-
346-
[page-n-347]
NOTAS PREHISTORJCAS VARIAS
obras en las Que se hace, igualmente, referencia a
los objetos Que siguen.
Molares de ciervo (núm. 426).
Huesos humanos del «hímlllo de Oastellet del Por·
qllct» (núm. 463).
Hal/a :::;tos de
«CI/CWJ
de Satl Nicolás»
Pedernales, huesos y conchas (núm. 401).
Mcnciónase en la página 482 de «Mcmoria ... » y
páginas 349 y 363 de «Origcll ...».
NUMERO 16.-0RIUUELA.
Fragmento de diorita en forma de hacha chelense
(núm. 117).
Halla:gos de «CI/eva RocaD
Huesos humanos Quemados (núm. 74)
Huesos humanos (núm. 73).
Huesos humanos Quemados (núm. 333).
Huesos humanos Quemados (núm. 394).
Huesos humanos sin Quemar (núm. 395).
Cerámica tosca neolítica (núm. 75).
Dos pedúnculos con natex perforado (núm. 76).
Disco pulimentado, de piedra (núm, TI).
Canino de carnicero (núm. 78).
Cuchillo de pedernal (núm. 79).
Pedazo de cristal de roca, preparado (mim. SO).
Vilano'Vo reproduce algunos objetos de «CIICt~(I
Roca» en su lámina 1 de ambos lihros, debiendo
señalarse Que la figura 16 de dicha I;ímina, en su
.. Origen ... » atribuye un «cyclostoma elegans» a
.. Cucva Roca», mientras Que en la página 363 dc
la misma obra se atribuye a ..Cueva Avellanera».
También se hace referencia a «Cueva Roca" en la
página 389 de su «Origen ... ».
Hallazgos de la ladera de San .4tlt6,1
Canto rodado, percu(Or, de cuarcita (núm. 120) .
Barros loscos (núm. 121).
- 347-
[page-n-348]
NOTAS PREHISTORICAS VARIAS
Fragmento de roca volcánica, preparada para
muela (núm. 122).
Dos pequeños cantos rodados, labrados (núm. 123).
Pedazo de pcclúnculo (núm. 124).
Huesos y dientes de jabalí y ciervo (núm. 125).
Mandíbula humana y dos falanges de mano (número 126).
NUMERO
17 ~ PENAOUILA.
Un hacha pulimentada (núm. 12).
NUMERO 18.-SEGORBE.
Apoyo de flecha, de jade, con dos agujeros (nú.
mero 347).
NUMERO 19-TABERNES DE VALLDJGNA..
Utiles toscos de silex, brecha huesosa (núm. 454).
NUMERO
2O. ~TEULADA.
Pedernales arqueolíticos, algunos huesos humanos,
otros de mamífero, hélices y olms conchas mari.
nas, proceden les de «CuetlQ del Moro» (núm. 127).
NUMERO 21.- VILLAJOYOSA.
Un hacha pulimentada (núm. 7).
NUMERO 22.-VRLENA.
Un hacha pulimentada (núm. 22).
Un hacha pulimentada, procedente' de «La Cafiada» (núm. 201).
Los materiales anteriormente reseñadQs son los únicos de procedencia valenciana que hemos podido encontrar entre los muchos
objetos donados por l'ilanotla y Piera al Musco Antropológico Nacional, a pesar de que en sus obras se habla de otros varios hallazgos
en Ijerras valencianas.
D.
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318-
FLETC~IER
VALLS
[page-n-349]
~OTAS
PREHISTORICAS V\lHAS
Las recientes excavaciones del S. l. P.
•
Es de esperar que en las presentes «Notas Prehistóricas Vari!ls:o
Ir:lle 16gicampnte ...,] lector de encontrar detalles sobre las diversas
excavaciones y exploracIOnes ralizadas por el Servicio en los últimos tiempos; pero como buen número de los trabajos insertos en
este tomo de ARCHIVO se ocupan principalm:ente de tales investigaciones o de materias a ellas tan ligadas que necesariamente
las han de dar a conocer en detalle. sería una redundancia inaceptable al tratar luego de las mism':ls separadamente; yeso es 10 Que
hemos querido evitar.
.
Así. en nuestro trabajo relativo a los ídolos aculados va lencianos, con objeto de dar a conocer los nuevos hallazgos realizados
por el Servicio en COt!lI de la Pastora de Alcoy y e ... la Ercta del
fedregaL de Navarrés. se ha tenido necesidad de describir los medios arqueológicos en que se verificaron tales descubrimientos.
hacer una escueta historia de los trabajos y dar un avance del material obtenido. Cosa semejante ha acontecido a L. Pericot con los
extraordinarios descubrimientos de 1:1 Cueva de la Cocina de Dos
Aguas. E igual sucede con las investigaciones realizadas por Alcácer
en Peña de la Dueña de Teresa y en la Atalayuela de Losa del Obispo, de que se ocupa aquél en un trahajo preinserto .
Quien buscare aquí notas concretas que le permitan formar idea
sobre nuevos descubrimientos. las hallará en los trabajos t: ludidos.
aunque no tan ampliadas como en los trabajos monográficos
a publicar a w tiempo.
De las excavaciones e investigaciones llevadas a cabo años atrás.
se hallará referencia en nuestras Memorias elevadas a la Diputación
hasta el año ]939.
De las excavaciones últimamente efectuadas en el cerro de San
Migue[ de Liria. damos cuenta en una extensa nota relativa a [os
trabajos [[evadas a cabo en [os años ]940 a 1943, inserta en esta
misma secci6n de ARCHIVO. A ellas remitimos a[ lector.
1. B. T.
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3-49 -
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NOTAS PR¡':H1STORICAS VARIAS
,Els Bancalets.
Entre las numerosas e interesantes no las que reúne el archivo particular del Director del S. 1. p" hemos hallado una, que con su venia, merece citarse, aun cuando sea sólo para dejar en las p:íginas
de cste ARCHIVO antecedentes del yacimiento en cuestión, p ues
lo único publicado (1) lo fue en rev ista ya agotada y dificilísima de
encontrar.
Eran los tiempos e n que el Padre Furgús, S. J., estudiaba los yacimientos de Orihuela y otros luga res. y el erudito esco lapio Pad re
Lcundro Calvo exploraba cuevas, simas y vericuetos de la región en
buse!] de datos geológicos y arqueológicos, cuando llegando a su noticia la existencia de material es cerámicos a unos trcs kilómetros de
marcha, en la carr.elera que parte del Real de Gandía y muy cerca
de ella, inició, junto con su alumno favorito, el actua l Director del
S L P ., una exploración que no dió resultado, pero poco después,
el P. Juan, S. J., formando parte de un grupo excursionista, acaso
por llegar cuando las labores de cultivo habían revelado materiales
enterrados, pudo efec tuar una exploración más a fondo.
Se halla la estación en una estribación de las montañas de Marchuquera, llamada Cerro dcls /Jall calets. Entre los materiales hallados (Iguran en superficie abundante cerámica, ",la más arcaica», que
no podemos determinar, con huesos y «piedras granitíferas». A un
melro de profundidad se halló un molino de forma elípt ic::! (de
35 x 190x 6 ems) y piedra arenisc::! con algunas conchas «de ápice per~
foradoJl (2) y trozos de ánfora, tosca, sin barnizar.
E! hallazgo principal fué el de un silo - que su excavador llama
cTomlee/¡- análogo al hallado recientemente en e l Bancal de la Co~
ron:l. (Alicante), au nque difieren por es tar e l último formado co n
paredes de piedras redondeadas, y el que motiva esta nota, con piedras planas, siempre sin arg::!masa, que se estrech::!n desde 8U borde
superior elipsoidal de dimen siones 3.40)( 3.05 (3) al inferior de
l,60 x 1,20, situado a 2,60 metros de profundidad.
(1) Mariano Juan. s. J.: «Exploraciones arqueol6g1.cas en el cerro deis BancaleLs y en la Cova Negra». págs. 105-115. 5 .IlgIJ., Bol. SOc. Arag. C!"nclas Nat .•
t. VI, 1907.
(:1) Ya. hemos dicho en otro lugar (d~1S&.Yo de sistematlza.clÓn de 108 objetos malacológicos prehistÓrlC()g. CAmpur1aa», vol. V, 1943), Que la apar'ción de
perforaciones no siempre es obra de industria. hwna.na.
(3) Su explorador dice: «cuyo eje cm:a,yon mide 3,40 met.roe y el emenor 3.5». Es de suponer Que el Illtlmo sea 3,05.
-
SIlO-
[page-n-351]
l
NOTAS PREHISTORICAS VARIAS
Hasta los dos metros se haUaba tierra negra mezclada con ceniza, debajo de la cual aparecían 60 cms. de tierra tina, de color pardusco y debajo de todo una capa muy compacta de tierra a(cilloa3
(fig. ¡J.
FiguCl 1.&
Entre aIras materiales se hallaron en e l silo: vanas mandíbulas
y cohnill~s de jabalí, corzo, caballo y ·otros mamíferos. Aparecen
huccos lahrados y pulimentados en los punzones y agujas. Sc' halló
un fragmento de colmillo muy grande. Se encuentr:l el cuarzo trabajado. El sílex (síl ice dice el texto) es raro, según afirm~ su descubri dor, pero el estudio de los grabados que acompañan al trabajo, aun
siendo muy deficientes, permiten adivinar varias hojas de sección
triangular y trapezoidal, raspadores, raspador en hoja, sierras y al.
guna racdcr:I en capas con Cardium, PCctÚ71C1I/US, /lll/re.t·, Cassjs, etc.
Los matcriales más abundantes y con mejores ejcmplares son los
de p;edra pulimentada, entre ellos una hacha de diorita de 7S)( 45
milímetros, además de alisadores, percutores, piedras de afilar, etc.
De los d:1tos que poseemos, parece Que se trata de una estac ión
cneolít ica. La cita que se da al hablar de la cerám ica de su perficie:
«con notable variedad en los pezones», nos hace presumir que fuese argárica.
M. VlDAL Y LO PEZ
Aportaciones a la protohistoria valenciana
Los hermanos H. Sagaseta Jarrín y José Muñoz Jarrín, de Casinos, muy dados a las investigacion~s arqueol6gicas, fueron requeridos por nosot.ros para que practicaran un detenido reconoci·
miento del término municipal de dicho pueblo, del Que ya nos
-
SSI-
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'6
NOTAS PREHISTORICAS
VA ~[AS
eran conocidas interesantes ruinas, y nos confeccionaran un croqui8
con la localización de sus estaciones. La labor realizada IW5ta ~hor:l.
y presentada al S. L P., se concreta a los restos ibéricos e iberoromanos. Sin tiempo para dar en cste tomo de ARCHIVO una
referencia detenida, nos limitamos a la enumeración de las estaciones a que alude el trabajo de aquellos señores: despoblado inmediato al Corral de Pomar, partida de los Collados; el de TorreSeca; CastiJIico de Bernabé; despoblado de la partida de Diago;
cerro de la Monravana; ruin<: s cercanas y al oeste de la misma:
cerro de Cova-Fofadá; y Cabezo del Castellar.
Algunas de tales estaciones nos eran ya conocidas y han sido exploradas ligeramente por el S. 1. P., como consta en el trjbajo de
E. Pla sobre exploraciones y excavaciones realizadas por aquél.
inserto en esta publicación.
La labor de los Sres. Sagaseta y Mui'ioz, como prospectores del
Servido, va completando el conocimiento arquelógico del término
de Casinos; y hemos de hacer constar aquí lo obligado Que el Servicio les Queda por su eficaz labor.
1. B. T.
Un donativo interesante al Museo de Prehistoria
D. Ramón Martí Garcer:ín, culro valenciano residente en Segorbe. entusiasta de los estudios de arqueclogía antigua, ha ido reuniendo, a lo largo de años de exploraciones en la comarca se-gorbina y en otras inmediatas, una interesante colección arqueológica compuesta, principalmente, entre otros materiales de épocas
posteriores. de gran número de fragmentos cerámicos ibéricos y romanos. y de algunos vasos que pueden clasificarse como moriscos.
Deteniéndonos sólo en lo Que importa a nuestro Museo de Prehistoria, podemos enumerar. entre lo ibérico interesante. grandes tiestos pintados, predominantemente con ornamentación geométrica.
pero bastantes de ellos lIev:1O decoración Que puede calificarse de
rica (postas. hojas estilizadas de hiedra, svásticas de acodamienlo
bífido. aves y airas más secundarios); y enlre lo romano, aparte
alguna moneda de bronce y tiestos dudosos, fragmentos de sigi/lata
bien Drnada. La ;nayor parte del material procede de exploraciones
practicadas en una cueva cercana a los lindes con Castelnovo. que
acusa un estrato fecundo que debe excavarse en cuanto lo permitan
otras inaplazables labores del S. 1. P. El Sr. Martí. persona de buen
.
-"2-
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NOTAS PREH1STORICAS VAR1~
47
sentido, comprendiendo Que la exploración de yacimientos de esta
clase no puede ser obra tle un esfuerzo aislado, individua\' sino de
un Centro dedicado a tales acti"idlldcs, suspendió sus rebuscas y
donó la colc('ción formada al Museo de Prehistoria; caso excepcioIlal entre los :lficionados de CS[;l clase, Que tienden, conrra terminantes prescripciones leg:lles. colecciones por procedimientos nnticientíficos; casos merecedores
tic que se I)rocedi ese cun rigor a la incaut:1ción de los materiales.
que como snnc ión :l t:tI proceder impone la vigente legislnción de
CXC:1V:lciones.
J ,a colecci6n M:lrtí Carcer:ín, rcconstruída y:1 en lo posible en
el Labor:ttorio del S. 1. P .• será complc!,lda con el producto de
unas nuevas exca":lciones, que es de esperar den elementos suficientes p:lr:t rehacer muchos vasos incom.pletos, y luego expuesta de
modo :ulecuado en el Museo.
La Diputación acordó oportunamente aceptar el dc.nalivo y comunicar al Sr. Martí Garcer;Ín su agradecimiento.
LB. T.
El interés actual por los molinos a mano
Succsivamente la atenci6n de los arqueólogos v:t fij,índose en clemenlos de cullura material que habí:m sido poco merlOS quc olvidad()~ por sus precursores. Ahor:1 p:lrecc h:lberles lIeg.ldo cI turno
a los molinos de Jl1'JllO. Especialmente rcvebdorcs han resultado los
!r,¡bajos del inglés Curwc:n. En el molino de rot:lci611 tendrJ:lOlOS
uno de los más notabl es progresos de b técnica y un nuevo instru·
mento p:¡ra fijar la cronología. Se conoce un tipo céltico (rente 11
otro helenístico, ambos derivados del Mediterráneo oriental. pero
el tipo conocido en eL Bajo Aragón parece tener otro car:ícter. Esperamos que este tcm;¡ despertar:í el interés de los arQu eólogos levantinos y .. e invent:tri:lr:í el abundante nt:lterial, poco conucido.
que las excav:1ciones de estos últimos aiios han producido (vé:lse el
trabajo de V. Cordon Childe, H otar)' Q/lerm OIJ tlle C01lfiIlCIII (/flll
;11 tl,e Mellitcralleall lJaúll, en A'Jlillllil)', vol. XVII, Marzo, 19-13,
página ] 9).
L. P.
-
353-
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48
NOTAS PREHISTORICAS V.\RIAS
El profesor (jordon Childe y la cu eva del Parpalló
L:ls ('ircunSlancias pOI las Que h:l ilfravesado Europa han dificultado cnorm . . mcnte <:1 libre intercambio de ide:ls científicas. Ello ('Xplica QdC nuestra publicación de los hallazgos de la cueva dt'l P arpall6, en J9-12. hay:! tenido eSC3SO cco. Apenas hemos podido difundir la ob ra por el extranjero, pUeS v:lrios ejemplares que intenlamos
cnvkl r :. los arqu\!ólogos fr:HlccsCS se han perdido.
1.:1 lmie:l reacción que h:l producido, que sc p:lmos, el! un .¡rtículo de V. Gordoll Childc ell AI/U(/IO!)' (M:lrzo tic 19·1<1), Nos inLeresa
aquí recoger algunas de las sugestiones del ilustre preh istortado r
inglé~, cl'ya a., tolidad ho}' l.'1l m:íxima e n nuestra ciencia, por le) que
lienen dc {'onl\rmación de hiptllesis que por nuestra parte sólo Iímid:lillentc h1brialllt.>s :.ugerido.
, G. Childe comidcr:l revolucionario el descubrimiento de puntas
de flech:l de lipe' avanzado ('n el Solu lrensc .• Proporciollan, dice.
I:l primera cvirler.,,;ia indi scutible del liSO del arco en Europa, un
invcllto QU::! mu~hos habían pen sado que, po r lo menos e n Occidente, h:Jbía sido Jlltroducido en los tiempos m..:solílicos. Conviene in·
sistir en que el ambiente en que aquél se us6 en España y, po r consiguiente, los animales perseguidos por los arqueros, era esencia lmente los mism vs que exigieron su empleo en los tiempos postglaciales, euando las grandes m:lI1adas de herhívoros habían :-;ido
expulsadas.:!c la F.urop:1 :J 11:íntic:I, también por el a\'ancc del bosque.
Casi tan perturhadur:1 p:lr:1 las idc:ls corrientes es 1:1 :Ip:lrición en e l
mismo horizonte de mi..:roburilcs, :ldmitidos hasta ahora en Europa como indicad' Jres de 1:1 cultura t:!rdenoisense, Illcsolític:u. M;ís
.1delan te afi,nln: «Much:ls bcllllS hi pótesis h:1Il si d o refutad:ls por la
pr ueba ,,:xpNimcntal de las excavaeiones de la eUC":1 del Parpalló.
Antiguos pfl)blem<1s plllíteaclos d..: nuevo se h:1O añadido a las nuevas cuestiones provocauas por el material ahora dcscubierto». CalifIca de sorprC!lC~flle la semejanz;] entre un motivo J,!cométrieo del
Parpalló y un ~r::.b:HJo del C:lpsiensc típico de El Mckta. Reconoce
que cuando h ~ublie:lción de 1:ls excavacio nes soviéticas ha mostrado que no había SoJutrense a l Este del Dnic!ster, Ilungría resulta
ulla ,:una cxc~nlri,,;a pan tal cultura y Que aún lo parece más ;¡hora
con b extt-nsi,)n comprobada al Slldc~'c de ESJ)añ:l; :ldem:is, :'lhora
1:1 prlJvincia solu!r('lIse !la sido lInida a la gr:JJ\ zona africana de pun1:1S esbaiki('nliCS y de Still Hay, que también tienen forll1:1 de hoj:l
y est.ín trabajad:ls por ambas C:lr:IS. cuando no con la verdadera téc-
35J-
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NOTAS PNEHISTORlOAS VARIAS
49
nica solutrense. La hipótesis Que hacíamos de la identidad entre las
culturas atericnscs y esbaikienses la encuentra Childe comprobad::!
por la expedición Je El Kharg:1.
Oc los d:1tos que el :Irte proporciona, deduce el profesor Childe
también que las eSCe ,las, de d:lIlza, luch:I, de caz:! y doméstica~ del
:Irte levantino, o;fícilrncnle pueden ser an teriores, en el mejor de
los CilSO~, :11 Magdalef;icns último.
Crcemos.quc lo dicho h:.sla p:lra que pueda sumarse este voto do::
calid::d :1 1:1 hipótesis
Solutlensc y de !a I'ronología epipalcoHtica del :Ir te levantino. No
dud:lmos que ahar:', :d rcanudarse el inte rcambio científico, estos
problem:ls sedn do:: lluevo disclIIidos. Procur:lremos tener al corriente :t los lectores de esta publicación, de la marclu de 1:1 polémic:1.
L. PER ICOT
El Paleolítico Alcoyano
Desde hace liempo era conocido el y:lci mienlo prehistórico de
Lus Oubots. Hoy, dcspués de las rcpetid:ls prospecciones realizadas
en dicha partida ror varios :lrqueólogos alcoY:lIlos y, sobre todo, por
D. JOloé Beloa, podemos hablar ya con seguridad de la presencia en
la comarca Jc Alcoy de Paleolítico inferior y superi or. La m:Jyor
parte de 10L m:ttetiales han sido [levndos :11 Musco Provincial de Alicante por D. Jas~ Belda, y :dlí hemos pouiuo examinarlos y dasifi(':Ir un::! parte, a~radecil,'ndo al Sr. Belda su :lm:lbilidnd y desinterés
:d mostramos el lll:lteri:J1. Parte de éste ha siuo cl;lsificado por don
Salvador Vilascca, y cn nuestr:) visita nos acompaiió D. Juan Cabré.
Algunas de l:is piczas presentan pátina muy antigua, evidcnte~
mente chclev-achclense; no bltan las lasc:1s de tipo c1:1ctoníense.
Muy abundalltl.! es el Musteriense, con piCZ:IS, puntal' y r,leeleras,
muy típicas .•( no faltan los buriles, cepillos, raspadores pl:mos o en
p:ll:l ue c;lbra. hojas. hojit:ls de dorso rehajado y otras elementos,
Que indie:ln el Auriibeiense, apreci:índose la f:.se del Abri Audi de
transición al clislllO.
Se trata, r~ICS, de un vasto yacimiento al aire libre, de enorme
dur:1ciúl'. que en ' 'lluchas zonas, debido :d culth·o. ap;lrece re\'ueho
con ccr;ímil'J c:n.'olítica r :Irg:írica dI,' los tiempos posteriores d.:: ocupación. Ocupa !.lna extensa llleset:1 erosionada por profund¡ls ba.
rr:lnc;¡das, en las laderas NE. de la famos:l Serretn.
-
355-
[page-n-356]
50
NOTAS PREHlSTORiCAS VARIAS
Creemos de e.xccpcional interés el estudio m:ís preciso de CS IOS
hallazgoli. que inician un nuevo capí t ulo en el conoci mi ellt o de 1:1
Prehistoria levantina.
L. PEIlICO'1
Adolfo Schulten cumple 75 años
No queremos Que
p:1SC
la ocasión de rememorar los 7S aiios del
gra n hispanista 3l cm:ín Dr. Adolfo Schulrcn.
I.:lS
circunstancias han
hecho que cumplier:¡ CS:I edad cerca de nasal ros, calen tadu por el
so l de Esp:lña , al que tanto amó siempre. aunque p:lsa ndo por el
dolor de CS I:lr alejado de los suyos.
Son 75 años bien aprovechados par:l el tr:.bajo. T odav'ía hoy, en
su retiro de 1 imperial Tflrragona, apenado por los sufrimi c!l:os de
:1
su país. sigue incansab le su labo r de hi spanista. RccicnTcmcnh' han
visto la luz Sll «Bistori::t de N um::tncia» y la segund:1 edición de . . Tartessos». Ila ultimado 1:1 edición de Estr
de Avi cno, para las Poutes Hispa"j(l€, J1l1fillll(ll'. Y pl·epara la tr
que no abaten los años ni las desdich:ls.
•
El profesor Schultcn ha te.nido siemprc p:Jra Valencia y conerctamente para nuestro Servici o, los m::tyores elogios y deferencias.
J loy nos honramos sum:índonos al homen:¡je que sus 75 años mcreren y le descamos muchos más, :JI servicio de nuestra ciencia y en
la mejor p.lí': de espíritu posible.
El homenaje a D. Roque Chabás
Con motivo de cumplirse en 12 de Enero de 1944 el cente nari o
primero del nacim ien to del historiador va lenci ano D. Roque Chabás L1oréns, e l Centro de Cultura Valenciana inició y la Fa..:ult::td
de Filosolí:l y Letras propulsó, la celebración de un homenaje :1
aquél, que se celebró en el propio año y co nsistió, adem:ís de las
funcion es religios:ls propias del caso, en un ciclo de conÚ~I·cncias
est udiando 108 diversos :Ispectos de la person:didaJ Jcl rcmcmora~
do; cuyas disertaciones estuvieron :1 cargo de O. Salvador C:lrrc~
res Zac;¡rés, D. Teodoro U orente Fa1có, D. Felipe Matcu y 1.10-
35G -
[page-n-357]
-
"
NOTAS PREHISTORlCAS VARl.\S
51
pis. O. Godofrcdo Ros Fillol y del catcdr:'ílico de nuesira Universidad O. Manuel Ballcstcro~. que fué el prcsi4cnte de la comisión
organizadora.
1.os Ilahajas personale!> y diríamos que m:ís propios dd hombre
bueno y sabio, si n m;ís adjctinlciones innecesarias, que se llamó en
vid3 D. Roque C h:lh:ís, no C:lreroo en el {¡rea de las actividades cspecífic.l ~ del f;. 1. P., aunque re aproximara y aun le hiciera asom:lTse a \!Ilas su espírilu inquisitivo. su af:ín il\'erro~:ldor de hombre
de eSludio; como por ejemplo en e l examen de las fortificaciones
remotrl~ de las crCS(;IS y cstrihaciones del Montgó de Den;a, :1 que
uos referimos en un a de [:18 notas bib li ogr:íficas ell este libro insertas; pelo ello aparte, b:lst:!rí:l para merecer el hornen:¡je de los ele·
mentos que integran este Centro dc investigaci6n, In gra n ltlbor colector:! de d Ol!OS y elementos de estudio de inleré9 p.:lr:1 los prchisIf,rb dores valenci:.nos, hech:1 en las p:ígin:ls de su «Arch ivo». Y
ia ,'u:lnclo funu:unos cstJ su homónima pub lic:lc ión, :1 tiempo que
se [a "eHí:1 con cubierla forjada con tipos tom:ldos del «Comprehensoriunu ~n memori" de los impresores v:llencianos del siglo XV, ~e
le b:lulizaha tlmbién «ARCHIVO.» en honOr de D. Roque C hab:ís
y del que él creara como eficaz obra de estudio, según ya expusinlOs entonces. C:lsi no haría bita, pues, decir aquí, si no {Ul'ra
porque se liene en dio ~r:m complncenci:!, hasta qué punto los prehistori:ldor!'s del S. 1. P. se adhi rieron de corazón :1 lal homenaje.
1. H. T.
El movimiento cultural prehist6rico valenciano
CENTROS DE ESTUDIO
Después de la Liberación han ido volviendo a sus c..auces las
ar.cj:lS ::ctividades arqueol6l:1icas de tl lgunos grupos de estudiosos
va[cnci:lnos.
Así, e l L:lboratorio de Arqueología de nuestra Universidad, del
quc'fo rm ;¡ron parte figuras de t:1nt:1 v.:l[ía como el Excmo. Sr. Marqués dc Lozoya, D. I.uis Pc ricot y algún aIro, ha vuelto :t rehacerse
junto :t un elemento jO\'cn, tiln estudioso y din:ímico "amo el
c:l.IedrálicQ de Historia Antigua D. Manuel Ball estero". al que
rodea gran parl e dc las pcrso nas que en ValencÍ3 cu lti van los estudios arqueológicos y algunos elementos jóvcnes ),a preparados.
-
357-
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•
52
NOTAS PRF.H1STORlCAS "'ARIAS
En reuniones semana les se camb ian impresiones sobre tem;¡s arqucol6gicos, va lencianos especialmente; se comentan publicaciones
cuando no descubrimienlos, y se viene a realizar, en St:fll:l, ul .a eficaz ¡:Ioor de ambientación ;lr
También la sección de Prehistoria del Cen tro de Cultura V:tlendana , de la que durante tanlos años vino siendo el alma D. Nicol:ís
Primitivo Gómez Serrano. comie nza a reorganizarse de nuevo,
apenas vueltos a la norm:llidad. Sus actividades son ~cmcjalltcs a
las del I.abor:uorio de Arqueología de la Univcrsid.1 d. :lUnquc (!c
m:ís reducido radio de act'ión. ya que no Iral:l ele Ar<.llIcología ('n
ge neral. sino que ll lcanz:lI1 sus 3ctivid:ldcs s610 a lo clnow{¡f;to y
prehistórico. Su campo de aClividades se ex ti ende a buen lu'lInero de
pueblos del antiguo Reino de V:dcnl'ia, por medio de corresponsalías establecidas en muchos de ellos y por delegaciones en m :lIlOs de
pe rsonas dad.ls a estos estudios.
Tamhién 1" Socied,ld C"stcllonense de Cultura, rf' pu{'s t:l de los
. quehranlOs sufridos en épllC;¡ roja, h;J logrado reorg:mi7:1rse y ordenar sus 1r:lb:1jos de inves ti gación que tan allo la ~(lloC"aron.
REVISTAS
El Centro de Cultura Va lenci :1n:1 y 1:1 Sociedad Castellonense do.!
Cultur:. lograron pronto poner en marchó' 1:1 5 ya viej:.s ¡ev istas propias, Que fueron exp resión de su pensamiento y vehículo adecu;1do
para d:lr a conoce r su labo r cicDtífica. En «A nales d('1 Centro de
Cultura Valenciana» hall:Jr:í, quie n desee completar su detallado
conocimiento de los recientes descuhrimientos prehi~tbricos valcncianos, enlre o tros trnhajos espec íficos los puhlicados COn regularidad por D. Nicolás P. C6mez, tra sl ad os tocantes a [as sesiones de
I:J S~cción de Prehisto ri :t; y e l que prctend;¡ estar ;¡l co rriente de
tales actividades e n la provi ncia herm:lIla de C;¡stcllón. habr:í de
acudir al «Ro letín de 1:1 ;"ocit'dad C:tslcllonense de Cuhur:u, al Que
tanto prestigio "lenco d;¡ndo. en los (dtimos ;¡ño:;. ~nt re otros ¡r:lhajos de interés prehistórico, los admirables est udios de D. Ju an PorC:l r sobre el arte rupestre le":mtino.
T ambién el Laboratorio de Arqueologí:t de I:¡ IJ ni l'ersid:l d vaIcneiana se ha creado. haciendo propia la rcvi.~ta dr' I-li storia.y Arqueologí:l trS3ital)i». que fundar;¡ nuestro Agregado Sr. Chocomeli,
el medio de divulg:lción de los trabajos de loas o::lerncntos que lo
animan; y :wnque su :he:! de labor e& ampl i:: l1.1sla com prcnder la
investigación histórica y arqueológica, no pudd ten crse por :Igota-
358-
[page-n-359]
======
NOTAS PRE'ilSTORICAS VARI-\S
53
do el específico C<1mpo de 1:1 prehistoria valenciana sin rwber acudido ante~ a las p!igin:ls de «Saitabi».
Reci~ntelllentc se inauguró en Cartagena un Musco municipal,
creado y dirigido por D. Antonio Beltrán, vdellciano, si no de na.
cimiento , sí de formación y de corazón; ceoiro "lpenas n:lcido ya
destacado. Aunque ;l Igo alejado de nuestras orga'l'zaciones de cstudio. t:lmbién creemos del caso hacer de él rcf.::r('p.cia, Yll Que en
re:1 lid:1d aún c:lbí:1 estim:Jrle en ciertos aspeclC'S Ol"J)' reladonado
con el Reino de V:1lcnci~1. Publica este CcntrJ unn ·revista tBoletín
!\rqucolúgito dd Sud-Este» quc es port:lvoz de los Musco!; de Alh:lcete, Alicante, Murcia, Almería y del Municip:1I de C:1rf:1gena.
CONFERENCIAS
Por bs razones varias "cces apuntadas, no nos es posible recoger
en este Ijhro todas las conferencias pronunciadas a 10 largo de los
años a que en general se refiere. sino :1 I:Js más recientes y aun no
hat"icndo dCI:dl:lda rcferent'Í:1 :1 su contenido, al modo como lo
re:llizaron opOrlunamenle las revistas de la especi:1lidad, sino limi.
tándonos :1 tina enumeradón somera.
En 1941, y con motivo del in.a:reso de D. JU'ln José Senen! l h;í_
ñez, hien conocido entre los prehistoria dores valencianos, en el
Centro de CullUra V
subre «Persona lid:ld del Arte Rupestre del L,cv:mte Españ.o l», manteniendo puntos de vista muy personales, que. p úr la multiplicid'lll
y·amplitud de temas, no nos es dable extract:lr eficaznlente aquí,
como lo hllrcmos ('u:mdo lal tmbajo sea publicado y quede m:ís
prccis:1d:1 111 materia pilra su examen.
El Dr. G:lrcÍ:! Bellido, Catedrático de la U ni ycrsiJad Cenlral,
a quien t:ll110 debe 1,1 Arqueologí:1 española, muy especialmente
en lo que ¡dañe ;11 estudio de las viejas coloniz:1ciones, pronunció
en la U ni"ersidad de Valenci:1 dos confere ncias sobre lem:1S
hien imporl:lIlfes de prchistori:l ihérica. Versó UIl;J subre «1.a
D:III1:1 d(' Elche y las piezas Que le acompañaron en 311 rep:1lriación/l, de la (IUC lo O1:ís interes:lOte es l:! tesis. en rJuJ,(na con lo que
h~lsla :lllOr:1 ha sido opini()fl general, de que 1:1 bella fir,ura debe 10c"liy-arse denlro del período rOO1:1no, con car
y en consecllenci:J fucra del siglo V :1. de J. C .• a que taillOs maesIros J:¡ ntrihuyeran. Y !r:1ló en b segunda diser~ac;ón del lellla
«Colurihución :tI estudio de la cronolog:ía ibéric:t»; en la Que lam.
hi~n rectifica el criterio de eminente::; pr~histori:uIOlcs y 1:1 Que rué
•
-
359-
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5!
NOTAS PQrI-IISTORICAS V\RIAS
opinión suya propia hasta hace poco, sobre 1;1 cronología del arte
ibérico, que lcbaja extr:wrdin:lriamcntc, rech:lzando las tan ;,dmitidas inOucnci:JS gricg;ls en [o ihérico, inclin;índosc m:ís a reconocer
l:i roman:,; tesis atrcvid:l, has,l(\:!, como dice con agudeza, 'ICXC:lv;mdo en [os libms» m,ís que e li los campos, puesto que realizarlo en
Jos sitios que cila carecí:. y:l dl' 'clicacia; opinión que algunos crecmos, precisó¡mente por lo excavado en los terrenos, tal vez un l:Into
extremada.
El 2 de Diciembre de 190M, }' con motivo de su ingreso en el Centro de Cultura V:dcneial1:J, leyó D. Isidro B:dlcstcr un trabajo titulado nEns:IYO sobre [as innucm:i:ls de los estilos griegos en las ccrámicas de S,ln Miguel y 1:1 tendencia arC¡liz:lnte d e ést:ts»; corriendo el discurso de contestación .. cargo del publicista rcgnicol:1 don
Nicolás Primiti vo Gómez Serrano_ Publicados ya 3'11hos tmb;ljos,
no ¡nleres:. extracL1r1os aquí, pues significaría repetición de lo expuesto en otro lugar de esta public;lcibn.
En el último ver:1I10 y aprovechando Sil venid:. :l Valenci:1 pan!
ponerse al frente de las cx,';]vnciones que el S. T. P. praclic:1 desde
hace años en la Cue":l dc b Cocina de Dos-A~lIas, lambién D. Luis
Perico! dió en nuestra Uni\'f:rsidad una inlercsantc conferencia sobrc materia prehistórica. Difícil es hacer un extracto de su contenido. Tr:llb en primer lug:lr de dar un:l Impresión general de los resultados de I;ls excavaciones que realiz:lra p o r el S. T. P . hace alios, en
«Cova del Parpalló». trah:¡jos a cuyo frente esluvo, ayudado por los
Sres. Viñes )' Jornet. llabl ó dc sus niveles, estudió sus carncterísticas }' valoriz6 la influcncia d.:: sus resultndos en la Prchh.toria es·
pañola, teniendo para ello que exponer 1:ls diversas teorías que privaban :lntcs de 1:. exc:lv:lción, así como las posteriores a Que dier:1O
lugar sus cnscñ:lIlzas, y mtificó su opinión sobre el origen afric:lno
del Sollltrensc. Tamhién se refirió 11 las CXC:1V:Ic10nes que de cuenta
de la Comisaría General ha pr:lcticado e n la provincia de Gerona;
y expuso sus ideas sohre d estudio de los arpones, en 10 Que no insistimos po. hablarsc de ello en otro 'u~ar de ARCHIVO.
Tocante :1 la conferent'ia pronunciada en Valencia por Raymond
Lantier el 5 de Diciembre último, sobre «S:lIltuarios celtas del Mediodía de Fr:meia», vé:lsc una extensa nota que de elJ:. Ir:lla en esta
sección.
1. B. T.
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360-
•
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ISSN 1989-508
1
NOTAS PREHISTÓRICAS VARIAS
Las excavaciones en San Miguel de Liria desde 1940 a 1943
En nuestra Memoria relativa :1 las actividades del S. 1. P. en los
años 1935 :1 1939. hicimos referencia ¡¡ las cxc:I\"3cioncs efectuadas
en San Mig uel de Liria en 1936. últimas que se pr:u:tic:mm, ~ in ql1c
por cau¡::ls bien conocidas se pudieran reemprender hasta 1940 y
continuado luego en tres c:lmpai'i.as sucesivas hasta 19'¡3 inclusive.
No ha habido oportunid:ld de publicar la Memoria en que be recogiera la labor del S 1. P. en los cualrO años dichos , ni es posible in scrt:lrllI en este tumo de ARCH I VO con la extensión dE:bida; y
como sed:l inexcusable no ocuparnos de esto en él, d:lffiOS 1I co nt inuación un extracto del resul!ado de ta les campañas. Que fueron en
gener:d bastante menos afortunadas que las que les precedi,·ra n.
A~O
1 940
Se efectuaron las excavlIciones a p:.rtir de los primeros d ías de
Septiemb re. bajo 1:1 dirección de [:1 de[ S. 1. P .. con intervención
unos días del Sr. Perico! y :¡yuda del Agregado E. PI:.; quedando
dcscscombr:lclos los dep:lrtamelltos núms. 47 :1 58.
El malerial hallado fué el habitual en estas ruinas: :¡bund:mles
vasos pequeños caliciformes ibéricos; tiestos de igual dilse pin la.
dos, generalmente con decoración g(.'"Úmélrica y algunos con orn:lIl1
zoomorfo y antropomorfo, y unas pequeñas mueslras de c:Jmpanien.
se. así como v:ldos letreros piOlados; pesas de telar, manos de
morlero, muelas de molino ibérico a brazo; constrllcciones con
paredes de base de piedra)' rematada,; con adohes, en departamcn·
tos remetidos (incruSlados, sería más exacto) en la vertiente de ia
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307-
,
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2
NOl AS PNI!HJS:TORICAS VARIAS
loma: reiterándose la cxislél1cia de grandes desniveles sah'aclos por
escaleras. De bronce ha1l6se algún fragmento de fíbula. "sí comu
útiles de hi erro en pésimo eslado de conservación.
Los descubrimientos verdaderam.ente importantes realizarlos . en
esta campaña fueron los que pasamos a reseñar.
En la tarde del 4 de Septiembre, aproximadamente en el centro
del dcpart:mlcnto núm. 48 (habitación de las más saquc:ldas y dcstruídas), a sobre 40 centímetros de profundidad. en la capa inferior
del estrato de tierra gri!l compuesto en buena parte de arr:lstrcs, :1
un golpe de zapapico dado precisamente por el capataz Espí, sa lió
a luz un:! planchuela de pl omo doblada, Que retenía envuelta otra
más pequeña y larg3 arrollada en espiral. La lámina Que h3cía de
estuche o envoltura el'taba ligeramente rota en los bordes, aguje·
reada en el centro y mostraba en una y otra cara largos trazos inci·
sos sin :::pare nte conexión. Sobre uno y o tro lado del borde menos
roto, siempre colocado hacia arriba, partiendo de la misnu orilla y
·de izquierda a derecha, se observan los restos siguientes de escritur.1
ibérica monet31: . en un lado, tras varios signos indeterminables,
una s y una n (alfabeto Gómez Moreno), seguidos de Iíne3s de puntos y luego una serie de líneas vertjcalcs paralelas en número no
prccisab[e; y en el lado opuesto, en igua l disposición y sobre una
línea horizontal de las Que suelen servi r de pauta en Jos plomos,
percíbese, sobre la misma orilla izquierda, un trazo semicircular,
parte de un signo gil, y un poco a la derecha un 1'1' de tipo circular
atravesado por vástago vertical prolongado, al que sigue tamo
bién un:1 línea de puntos y asimismo otra serie de 20 rayas verticales a cont inu ación de una frase acabada, que sugieren, como hemos
dicho otras veces, [a idea de numerales. También en e[ borde opues·
to, sobre algunos trazos incompletos por rotura, se percibe un :1
modo de signo e de tres trazos transversales. Todo ello nos IHlce ver
Que la lámina estuche no fué si no un trozo recortado de otro gruesc.'
plomo escrito, de cuyo texto quedaron las referidas frases truncada~
A esta lámina la cubrÍ:! tal concreción, que ni aun limpia de la capa
térrea percibíanse los signos, y sólo cuando se [a libró en buena par·
te de[ carbona to de plomo, surgieron los mencionados restos d:::
escritura.
y vamos a describir la lámina interior. Es ésta. como la de «La
Rastida de les Alcuses», rectangular alargada, midiendo 3:; mm. de
:mcho por 104 de largo, llevando un pequeño orificio circular en uno
de los ángulos, precisamente en el extremo que quedaba visible en
la última espira del arrollamiento; Jos dos lados mayores del rect:in ·
gula se incurvan ligera y paralelamcnte. y cs la lámina de tan cxtre·
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•
sp
NOTAS PREHISTORICAS V~RlAS
3
madól rlclgadez que casi llega al medio milímetro, lo que dcbi6 ser
ohstáculo:l una escritu ra enérgica y clara, como la de «La Bastida».
Su sutileza, ,Icrecentando los efectos de las líneas de rotur:'! inicia-
das por los trazos de ;Ilgunos signos, lo maltratado del borde superior y 1:1 fuerte concreci6n térrea Que le envo lvía y le daba gran ri.
gidez. dificultaron su desenrollamiento, que no pudo obtenerse sin
roturas. Los
•
texfOS
Que contiene este plomo, en amb:ls caras, se ha-
lIr1n escritos t:lmbién en alfabeto monel:l1. de izquierda a derecha,
se inician y se extienden al comienzo y a lo largo de los bordes so·
bre una líne!'! dc puntos más o menos clara, paralela a aquéllos,
continu:lndo en renglones sucesivos en cunnto es neees:lrio.
De sus dos textos, el que denominamos A) está formado por cuatro renglo nes de escritur:l perceptible en casi la totalidad .-4: su extcnsión, e n signos de bucn tamaño, pero de trazos tan superficia les
que suelen ser de difícil lectura y en algún trozo totalmente perdidos al parecer. y el del lado opuesto, B), es de destripci6n más
compleja: En el borde convexo de este lado, paralelo al mismo y
sobre una línea de p:tllta, corre un renglón de escritura grabada en
su mayor parte sobre un texto anterior m:1l borrado, ap:lreciendo
superpuestos signos y puntuaciones de tal modo. Que unas veces dificult:m )' otras c'asi imposibilit:m la lectura; continu:lndo el mismo
texto en medio renglón m:ís de lectura Hci!. En el lado opuesto rle
la mism:! C:lr:I, es decir, sohre el borde cóncavo y por tanto escrito
en sentido contrario, se inicia otro texto que se va perdiendo poco
:1 poco. También nlgo por debajo del orificio :lOtcs indicado, percíb'cnse los signos gu, o, constituyendo :11 parecer palabra o parte de
ella, pero escrita de través; yen el espacio libre. quedado entre los
textos indicndos, "cnse aquí y allá nlgunos otros signos m:ís o mcnos legibles, restos de escrituras nnteriores.
La Ir:lOscripción de tales textos la intentamos separadamente c.l
Sr. A lc:ícer y yo, :¡jenos ambos a la especialidad filoI6gicv~ ibériea;
y de la confrontación de los resultados naci6 un trnslado hecho con
objetividad tal vez exagera da_ Luego, D. Manuel Gómez Moreno.
con lodos los antccedentes a la "ista y el estudio directo de: plomo.
hizo un admirable c:llco de ambos textos, que no damos a conocer
en espera de poderlo hacer junto con un trahajo del eminente maes~
tro sobre los mismos.
El otro hallazgo renlizado es el de una pequeña figurilla de dama
ibérica en cerámica. Se descubrió: el 5 de Septiembre en el fonoo del
departamento 49 (colindante con el que el día anterior diera los plo·
mas). en el estrato rojizo producto de descomposición de enlucidos
)' .lIobones; donde se hallaran también pequeños vasos caliciform~
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309-
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•
de tipo ibéricos y ¡lIgu nos fragme nt os de cerámica ricamente deco*
NOTAS PREH JSTQRICAS VARIAS
r:¡da; nada ¡" 5ilft. Tdtase de lin:1 pequeña ftgurill:L en ba rro cocido.
de sohre 8 cnl. de alt ura. rcprescnlando una d;lma ibérica en pie, que
muestra los hrazos rotos de antiguo desde el arr:lnque. Se intentó
modelar la ca ra con algo, de aire tan primitivo, como In presión de
los dedos índice y pulgar. que dejando e n med io una cresla a modo
de narí? produjo dos depr('~ioncs a los lados indicadoras de las m ~
¡¡l las. co n sendos hoyuelos en el centro a m:lncr:l de ojos . y, en"sus
ho rdes superior y later:!1 externo, seri es de pequeñas incisiones par
circular, sin que entre la cabeza y la cobe rtura aparezca línea alguna de sepa n. ción. El cuerpo. aplanado y sin modelado a lguno, que
dehib estar pintado de rojo, va cubierto de una vestidura talar que
llega desde la parte alta del cuello, donde se ve un:l línea de incisiones que lal vez qu iera r e pre~entar un collar o garga ntilla, hast ••
. los pies, que apenas si asoma n por el borde inferior. Del mismo color rojizo se pintó la boca y el fond o del bonetillo. Un laladro veltical que atraviesa la cabeza por e l lado del bonete. indica que la
figura se destinó a estar co lgada. El descascarillndo que muestra en
la parte centr:ll del frente. dejando ver una superficie Iis;1 y lInifOlme, hace sospechar si se bbricó la pieza en dos tiem pos. cubriéndola al final con la capa Que se desp rende :Ihorrl. Como se ve. tr;Ítase de un exvoto e n cerámica , de ejecuc ión poco cuidada, pero
interesante por su origi na lid nd ent re lns demas figuras semejantes
v:dencianas. El tocado, al que encon tramOs pocos para lelos en las
figurillas de los san tu arios valencianos. nos recuerda algun:ls parecidas de a fro s lejanos. pero con bldas acam pannd;'l s y cubiertas co n
go rros cilín dricos, nsí como otrns de Ibi za con ligeras v aria t~ tes.
Las dos pi ezas descritas di eron, como se ve, un marcado interés
a la c;'lm paña de excavaciones de dicho :Iño .
A:A' O
1941
Se excavó este año en el arca que restaba entre lo explorado en
la campaña anterior y_l
dád; pero como no era ad misible dej:lf 3quel enclave en un cxtr 010 del terreno, sin explor;'lr , se procedió a la excn\·aciÓ n.
Nos ilyudaron en esta camp:tña los Agregados Sres. Alc:íccr y Pla ,
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NOTAS PREHfSTORIQAS VARIAS
y ChOl'omeli en los últimos días, y se descuhrieron y v:lci:lron 108
dep~¡rt;fmcnlOs núms. 59 :11 69; que fueron, como se esper:.ha, pohres en m:¡tcrial, pues se repitieron los hallazgos corrh::ntes (fusayolos, pesos, platos, vasitos caliciformes. oinochoes, algunos tiestoi
p¡ntado~ ricamente y escritos, cte.), que no reseñamos pOI creerlo
innecesario al ser tan generalmente conocidos; mereciendo especial
menci6n una pieza activa de ('ierre de cinturón, de tipo excepcion:ll
en estas ruinas, por ser de l:ls de bronce de doble 'g:lncho y escota·
duras laterales abiertas. y también consideramos de interés e l dar
:Iljuí a conocer la estratiJlcación de un deparlarnento excavado con
fortun:I, cl número 59, por las enseñ,mzas que puede proporcionar.
Se trata de un:l habitación aproxim:ldamente cuadrangul:Jr, alguna~
de cuyas paredes estribaban sobre rOCllS de la vertiente pronunciad:l,
en 1:. que. como es frecuente, estaba remetida la parte del fondo
ESla se fortaleció mediante una pared de pied(:J en seco, que !lev:l'
ha :tI pie, a modo de estribo, un poyo O b:lnco de lo mismo. Todo
el espacio de lo que fué habitación se halló relleno hasta igualarle
con la Iín'Ca de la vertiente. La excavación acusó la siguiente estrati.
ficación: una capa superfida l con vegetación pobre y escaso humus; otra amplia zon:l de arrastres de tier(:l gris. piedras y tieslOl¡
rodados, que se adelgazaba gradualmente de dentro a fuera; estre ·
cho estrato rojizo duo, sin apenas piedras r algunos ticsto~J con !J
particularidad de que se interponía entre la parte trasera de la capl
anterior y la pared del fondo en casi loda la altur:l de ésta, Que era
de unos cuantos metros. y llegaba en anchu ra aprox im:ldamcnte ha:,.
la el borde del banco dicho; capa humosa, negruzca, anch:l, de lS.1
20 centímetros; y debajo. estrato, rellenando la planta, de tierra roj:l
uniforme, sin apenas piedra, además de pequeii os tiestos ('sporádi·
coso pues no pertenecían a piezas m:ís o menos íntegras, cubriéndo
se así e l m:lteri:d que permanecía en su lug:1f, uno~ vasos chafados
y otrns varios en pic, Los estratos tení:m una marc:lda inclinación
:lproximadamente paralela a 1:1 de la superficie de la lomJ, meno,
aClIs,tda en los de :Ihajo. El material encontrado en el fondo {ué:
cuatro vasitos del conocido tipo caliciforme y otro tle cuerpo esfe·
roid:d: dos oinochoes ele cuerpo bitroncoc6nico y decoración geo·
mé/ric:!; olro vaso de cuerpo parecido y cuello alto, ancho, sin
hOC:I, ornado con una greca entre cintas en el cuello, y otra fin:,
de semicírcu los rellenos de motivos \'arios, en el vientre; un sos·
tén de los cerámicos bajos; mano de mortero rematada en cabez t
al parecer de animal; fusarolos; dos sostenes se milunares de bao
rro; una pequeña piez:l caliza rectangular tala.drada en el centro;
un afilador, un par de concha.s corrientes en estos poblados y uu:!
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NOTAS PREHISTORIG.o\S VA'RIAS
o:o;idada cuchilla de hierro. ha llada sobre el banco, así co mo una
varilla, un clavo y dos trozos informes de láminas de 10 mismo.
En las excavaciones del año anterior faltó explorar por completo
los departamentos núms 55 y 56, de especial interés éste por parccer compuesto de dos partes, una a a nive l baio y olnl, b, a unos
150 cm. por encima de aqué l ; haciéndonos pensarlo así la clase de
materiales (casquijo y apenas tiestos rodados) que componía n el b.
La labor emprendida este año nos afi rm ó en tal parecer al descu brirse la pared transversal de sostén del macizado del departamento
alto. Una zanja profunda en la parte (/, ac usó un fondo l.-omplejo .
que hizo pensar en una reconstrucción realizada en tal departamen .
to cuyos detalles darían a esta referencia una extensión ina decuada.
AftO
194 2
Si poco fecunda fué la zona excavada en 1941. más desagradahlc.
era lóI que rest:lba explorar p:lra 1942: espacio comprendido : 1 1 SE.
de los dcpart::lnlcntos 48 a SI tl mbos inclusive, m:ís abajo de la tabl:.
de a lga rrobos que sirv ió de paso para la sólca de tierras en los año~
precedentes, desde donde la ladera aumentaba su pendiente has! J
hacer poco menos Que im practicab les los trabajos. salvo en el cxt re
mo S., donde en dirección al cemen terio de Lir ia nacía y se exte ndía un espo lón que le d:l ba un poco de amplitud al terreno. En ese
ligero ensanchamiento y desde ulla Hne:l a lo largo de la t:lbb di cha
hasta un campito con una peq uei'ia cantera. sito unos 20 metros
más abajo, se realizó la excavación tomando como base imcial un:1
hilada de piedras Que afloraba en el yermo; excavación que h:lhía
de enla zarse con las hahitaciones ya descubiertas en años an teriores e n luga r un poco m(¡s al lo. Se descubrierOIl los d epa rt~mentos
70 11 85. la mayor parte' incompletos y sobre un suelo rocoso en extremo accidentado.
Nos ay udaron en la excavación los Agregados Srs. Alcácer y
Pla, y los trabajos fueron en extrem o infructuosos, dando las aco",·
tumbradas piezas de escaso interés y los fragmenfos cer:ímicos co rrientes, salvo un ánfora de cuerpo cónico. parte supe rior :"pl:mad a
si n reborde en la boca y peq ueñas asas verticales, que recu erda las
de la cultura ibéricn de la coSla catalalla; pieza aparecida chafad:l.
en una oquedad que e n el ángulo Noroeste de-l departamenlo 77
formaba el banco de roca que co nstituía el cimiento de b mayor
parte de la pared Oeste.
El departamento 78. de nivel más elevado que los que le rodeaban, presentabll un suelo dc argamasa muy e ndurecida y lisa, co n
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NOTAS PREHISTORICAS VARIAS
,
7
manifiestas huellas de haberse mantenido un fuego muy pertin;lz
sobre él; lo que hizo pensar si se utilizó este compartimiento como
horno.
Lo que en realidad tu\'o más interés en esta campaña fué la intentona, creíamos que afortunada. realizad:¡ para dar con la necró·
polis de 1:1 población dcstruída. Desde que se excava en Uria veníanos prcucup:lndo la localización de la necrópolis de la población
rcruol:!; habiendo recorrido no pocas veces sus inmediaciones, ~Sí
como examinado reiferadamente un altozano Que se destaca en la
vc rtienlc L. del cerro, denominado el «Puntalch>, casi comprendido en lo que debió ser zona urbana; especie de espolón o conlTd fuerte que arranca de la vertiente en su tercio inferior, por bajo de
la innexi6n que forma la cresta del cerro a la entrada antes del cas o
tillo, hoy del ermitorio. Por el collado de arranque del contrafller
te, cruz:!n ahora las sendas y. probablemente antes los cammos m:h
importantes de este lado del cerro. y se levanta suavemente el te·
rreno a partir de aquél hasta constituir un altozano regular, de
escasa cima llana, cuyas faldas, casi en su totalidad ocupadas POI
pequeños campos de algarrobos, especialmente la N., llegan por
Levante hasta la llanura. Reconocimientos anteriores superfici,l1es,
IlOS hicieron vcr el escaso fondo del terreno montuoso que aún co·
rre desde el collado hasta la cima y parte de la vertiente S., tal vez
por haberse aprovechado la tierra superficial para construir los
campos inmediatos, levantando con gran artificio paredes de sos·
tén y rellenando los espacios con tierra Juego; pero lo :lislado del
cerrito. que lógicamente quedaba fuera de la vertiente de fáciles es
tribos para la construcción de defens:ls, nos aconsejaban h1cer un'!
exploración decidida. Y así Jo dispusimO!f cuando ya est:1 campañ.l
de excavación estaba para terminarse; }' el Agregado F.. Pla con
Espi y uno de los peones más inteligentes. se enca rgaron de lal 1".
hor, Que fué tnn afortunadll Que. al intentar unll segunda cntn dieron
con una urna Colocllda tan superficialmente que ya había sido rota
por el cuello. Est:lha sent:lda sobre tierra amarillenta, imp ropia del
lugar y rodeada, par:l sostenerla vertic:tlmente, de unu serie de te·
rrones de la tierra dura que en el país llaman tapo La urn:t estab:t
llena de tierras de arr:lstre, con tiestos del vaso y otros mits fin08, y
hacia el fondo abundantCti restos óseos calcinados. sin que Quedara.
si lo hubo. nada Que significar:l ofrenda al muerto. El V3so·urna. re·
construído en lo posihle, tiene la forma de tinajilla, con cuello corto
y borde ligeramenle exvasado, sobre el que estribaran unas pequeñas asas de doble nervatura. Es de color amarillento }' no lleva de.
coraciólI alguna. Y así, con la satisfacci6n de haber dado por fin
-
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•
8
NOTAS PREHISTORtCAS VARIAS
con la necrópolis desead;}, aunque el poco fondo del terreno 110
permitiera much:ls ilusiones. se dicron por tcrmin:ldos los tr:¡bajos
p:lr:r recmprcndcrlos en la siguiente camp:tñ::l.
A:A'O
1943
I.a c;¡mpaña de 1943. como se deduce de lo QlIe Queda expuesto,
se dedicó principalmente a excavar la necrópolis dcscubiena el año
:llltes; aunque sin esperanza do que fuera de un:1 fecundidad extra
urdin:.ri:1 por la naturaleza del terreno en la zona a explorar; yaún
crr:rmos en el prOpÓsito por demasiado optimistn.
Se empezó la exploración, con la colaboración de los Agregados
Alc;Íccr y Pla, mediame unas zanjas alrededor del punto donde se
hallara la urna descubierta, en un suelo en el que las rocas :IRanIO
con fre('ucncia y el fondo suele ser de poco más de 20 centímetros.
A sobre unos ]5 metros al SE. del lugar que ocupara la urna 1.- )'
también casi superficial, se descubri6 un gran vaso de asp\!ClO bien
-arcaico (negro, hecho a mano y con tres cordones paralelo~ con ¡m
presiones digitales circundando el vientre) al que le (altaba el tercio
superior. Estaba lleno de tierra arrastrada, no se hallaron hucsos v
sc encontraron en el fondo dos como pequeñas pulseras Q tal ve¿
arracadas de cobre, delgadas y de sección planoconvcxa. una conch,1
de ciprca y junto a ella, pero ruera. una menuda pieza de picdl3
('on dos tabdros, uno ('uando menos artificial, Que semeja resto de
f6sil. Se hallaba el \'asO sentado sobre un:1 losa natural, rodeada de
ticrra con algunas piedras que parecían estibarla. y juniO a un
hoyo, Que debió servir hace algún tiempo para fijar un poste,
debiendo ser entonces cu:mdo la urna se rompiera, y tal vez se rebuscara en ella; y al lev:lOlarla de su sitio nos dimos cuenta de que
estaba casi desfondada y por ello se dcj;lrí:l scnt:ld:1 sobre la losa, con
lo que contenía. Es curioso el empleo de esta urna de¡ carácter tan
•
arcaico, sentada de igual modo que aira de tipo nds moderno. que
vamos j. describir.
A sobre 12 metros a L. de la sepultura primera, se descubrió otra
pieza cerámica consistente en un plato mediano, del tipo hondo, no
muy frecuente en lo ibérico liriano, de barro IOSCO y borde recio
con nos agujerillos en él para colgarle. Est:.b:t en el silio boca aba.
jo sobre una losa y fragmentado, y cubría algunos huesos incine ·
radas. El conjunto estuvo rodeado de piedr:ls (Ioselas generalmente), ordenadas formando mentid:. pared en dos de los I:ldos Borde
de plato parecido se hall6 en la vertiente NE. No se encontró
ofrenda alguna.
-
311 -
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NOTAS PREHISTORICA5 VARIAS
o
No sabemos si v;dc tener como restos de sepu ltura otros fragmentos c:enímiccs , al parecer de urna, Il:IlIados ce rc:1 de la anleriOl.
La escasez de ellos y III falta de ninglm otro resto lo hace dunoso.
Continuaba explorándose el terreno inútilmente, cuando en la
vCrliente N. de la cima del cerrillo. sobre el borde de un campilo
de algarrobos y en lugar resguardado por una roca. se d~scubrieron
una porción de restos humanos. que al comienzo luvimo~ por se ·
pultura de inhumación pertenecientes a tiempos más remOIOS de
la vida en S:U1 Miguel, y Que, explorada cuidadosament e, dió un
escluelelo en posición de cúbito supino y aI ro incompleto Debie·
ron pcrlencrcr a algunos combatientes de tiempos CCrcanos, mu er ·
tos ;¡[tí en la ladera y cn terrados en el siti o.
y con 1:1 inú til exploración de lo Que parecían restos de paredes
y ahiladas de piedras gruesas existentes en el «Puntaret", se clió por
terminada, con tan escaso éxito. la excavación de la supuesta ne·
crópolis, de Que esperábamos bastante m:ís.
Se dirigieron entonces los trabajos a algunas pequeñas zonas,
aprovechab les, de la ladera frontera al «Pun talehl, sobre un a manera de caballón Que baja desde la cima hasta el collado; y algunos
gr upos de exc:l'/adores se esparcieron por puntos diversos. como
vamos a ver.
Uno de ellos fué en la cima de un puntal frontero a la puerta ~e
:lcceso al castillo y convento, sitio donde se hahí:1 erigido una cruz
Que domin:¡ la p:lrIe alta del c"serío de Liria. y para ciment:1r :1CJué·
lIa se hubo de remover el poco estrato que rest aba de una estación
femota, y decidimos estudiarlo. El cxamen superficial no dió material ninguno de interés; y la cata abierta, junto a una alineat:ión de
piedras como de p:lfed, dió tierra cenicienta y tiestos de cerámica
baSI:I, hecha :1 mano, de barro negro, con puntos de mica, un fragmento de borde liso con mamelón cerca no a la orilla, utro tiesto
con borde dentado perteneciente a un cuello hastante alto y con
tendencia a exvasarsc al final. varios fragmentos de sílex y un pectúnculo agujereado. El basamento recién hecho a la cruz, no permitía una exploración más completa.
Tamhién para estudiar ciertos lugares de lo excavado en años
anteriores. se efectuaron algunos pequeños Trabajos en los departamentos contiRuos :1 los !litms. 70 y 71. QlIe dieron lugar al descubrimiento del depart:lnlCnlO Q3, en el que se hallaron restos cedm icos
corrie nl es (vasilos c:dicifo rm cs, platos, etc.), lm ponder,,] de plomo y una I~ímina como rama de pinz:ls. Igualmen te se realizaron
rrahajos complementarios en los departamentos 36 y 37.
Las nuevas excavaciones, en la ladera l .. del castillo. se llevaron
-
315-
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10
NOTAS ·PRBHISTORICAS VARIAS
a l cab:l ll ón anted icho. Allí, en la parle de la verl ientc más cercana
al arranque del puntal, se excavaron los escasos restos de c,ls itas si.
luadas po r encima de la senda que transversa lmente cruza la parte
haja de la ladera. zona muy rocosa; cuyas labores se fUf" ron extendiendo por la pequeña pendiente que daba a l olivar de la ri nco nada del lado S .. descubriéndose los deparlamentos q ue se numeraron
86
a
101.
Para que se tenga idea del terreno y de su excavación , extracta·
mos los dc l;¡ lI es de un co rte del dcp:lrlamcnto 9:;, que di6 la es tra tificación siguiente, aparte de la capa superficial de h um us. apenas
perceptib le: tierra roj izrJ cI:lr<1 con pied ras, tiestos rodados y demlis arrastres; una capa , que no a lcanza a todo lo ancho de la su.
pcrfic ie , que pa rece como de :l rg:lrnasa; tierra roj:l muy apreta da,
junto a la pared; sobre el banco existente en el ángulo rle la del
fondo y a lo largo de todo el sL'elo, ceniza y algunos vasos, p:lrte de
ellos in situ.
Es interes;mte el desc ubrimiento de otra habitación co n un molino, en su lugar (departamento núm. 1001: dió primero un gran
est rato de relleno con restos de atobones, otros Que pudiero n Iocr
de la tl.'chum bre y escasa ced'm ica; e l inferior. compuesto de ceniza y gran ca ntidad de cedmic:l , Que llenaba la parte baja del declive
iniciado desde la pared más :!lta; yen el cen lro del área, emergiendo de la segunda capa, la piez:1 m6vil de un moli no Quedado completo en su si ti o. y sent ado sobre una porció n del sudo a maner:1
de plat:lform:l , elevada sobre e l resto de l departamen to.
Dió esta campaña , adem:ís del acostumbrado ma terial. Que por
lo conoc ido esti mamos inlÍt il reseñar: en tre la cerámica, buena
pa rte de un vaso pintado con parejas de jinete y peón combatiendo ,
y po rcio nes de o lro de ba rro amarillen to arnaGo con interesante
deco ración vegeta l de ampli os y bellos dcs:lrrollos; de metal. una
rota ca mpani ll a en for ma de casq ue te esférico y un alfiler g rande de
cabeza deco rada con una línea incisa en espi ral, y una gr uesa cuen la
de vidrio de I:ts o rn,ldas a gajos; y e l tronco de una figura de harro,
loro o caballo proba blemente, dc sobre unos JO centímetros de
largo.
• ••
A parrir de 1943 no se h:1n proseguido las excavaciones en Sa n
MiJ!llCI. Dc un lado impor tan tes y:u.:imie ntos nuevos descubiertos
ha n requeri do la atención preferente del Servicio, para no detener
-
316-
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•
NOTAS PRE~:ISTÓR1CAS
v... RIAS
11
la labo r renovado ra Que e l M useo exige. Pe ro, ello apnr tc, se ha de
tener en cuenta que las dificultades para excavar en S:ln Miguel.
siempre gra ndes, han ido aumentando a medida que nos hemos se~
pa rado de I:J zona donde se exploró 1 primeros úios. y que se ha
09
ido agotando el te rreno libre disponib le y más adecuado. Al pre·
sente la excavac i6 n ha de llevarse a zonas cu ltivadas, sie mpre con
lus inconvenie ntes de la incertidumbre del valor del estrato que
cubren los campos y la ncccs:lria destrucc ión de cscaloI!adas ta hl:1s
en cultivo y de las márgenes Que los sustentan en terreno de tanto
desnivel como los de cs l:lS ruinas; y p:H3 ello precisa 111 rea li ~jci6n
de gestiones con fos propietarios y celebración de acue rdos a que
hasta ahora no se h:l podido ll egar.
1. BALLESTER
L os descubrimientos prehistóricos del (cBancal de la
Corona, (Penáguila)
Es es te un descubrim iento de interés arq ueológico grande , que
lo ha adq uirid\) m:lyor con motivo de algunas incidencias acacci d:ls
al conocerse y al ponerse en tela de juicio la legitimidad de gran
parte de los materiales hall:ldos. Creemos conveniente la publicación de es te avance a la exposició n def descu brimiento, porqUt',
aparte de dar a los estud iosos una impresión gener:ll del ma leria l y de las ci rcunSlancias que concu rri eron e n el ha ll azgo, hay
que hacer referencia a una porción de aquél de legitimidad fundada. A ello opinamos que dehió preceder un informe técnico sobre ciertos pun tos pro pios de especiali da des (anÍl lisis de los plo·
mas y de las tierras en que ap:! recieron, estudio de los huesos empicados. etc.) }' principa lmenle una campaña de excavaciones en
el luga r del descubrimiento; la que teníamos dispuesta. poco des·
plIés de éste, cuando encon tra mos gran oposici6n para re:llizarl.l,
por un lado en el d ueño del terreno retirándonos la a utorización
que habíanos concedido, y de otro en el Sr. Gobernador de Alicante prohibiéndonos que las realizáramos, no ohstante [a autorizaci6n obtenida de la Comisaría General, por creer, a pesar de esto,
q ue debía llevarlas a efecto pe rsona de aq uella provincia e ingr~
sarse los hallazgos en e l M useo de la misma. Y en esper:! de poderl as emprender estábamos cuando el Consejo Supedo r de Tnvesligaciones Científicas, seguramente por la importancia del descubrimiento esti mó t::onvenien te, más Que esperar, designar una co-
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12
NOTAS PR'F.HISTQR!CAS V \ RIAS
misión Que intervin iese prontamente en el estudio de lo descuhier*
lo; ya ella, constituida y personada en Valencia, hemos expuesto
lo que obraba en nuest ro poder y los antecedentes y juicios q ue leníamos formados sobre el caso. Pe ro mÍentr:ls se fo rmul a el informe de la Comisión, cons idera mos convenien te. como va dicho,
hacer e n ARCHIVO una somera referencia de los hallazgos y de
las circunstancias en Que se dieran.
F.I 25 de Junio de 1944 nos comunicaba el Agregado dd S. 1. P.
ell Alcoy, Sr. Viscdo, el descubrimiento. por acaso, de un extraordinario depósito de material arqueológico en e l «Bancal de la Carona¡), sito en el Mas de ls. perteneciente al término de Pcn<Ígui.
la; y requeríanos para Que con urgencia fuéramos a conocerlo. Co n
lo~ datos proporcionados, solici tamos , sin pérdida de tiempo, autorización de la Comisaría para excavarlo, la que nos fué conce dida con toda diligencia; y cl 29 del mismo mes visi t:íb1 mos la
«Corona» :1compañados por los elementos alcoyanos del S. 1. p _ y
_por el capataz Sr Espí.
Es el Mas de ls ulla modesta casa de labor situada en e l térm ino
de Pen:'iguila, pan ida «Deis Dubotn. que se extiende también :J los
térm inos de Benifallim y de Alcoy, y es hien conoc ida de los eJíqueólogos alcoya nos por algunos hallazgos rea lizados e n ella. Una
g¡a n llanada, con ligera inclinación a l S .. rema ta en estrecha zona
:lpuntada , fo rm ada por la confluencia de dos barra ncos profundos,
al cerrarse en ángulo agudo, en cuyo mismo vértice y en un altozano. está el «Bancal de 1:1 Corona», así llamado po rqu e cons tituye
uml pequeña planic ie la meseta del cerri llo, con mudas ver tientes
pQr Norte. Sur y Leva nte, y el obstáculo de una acus:lda depresión
por Po nient e, que debió hacer de foso de defensa. La proyección
vertical y el perfil Jongitudin:ll son, esenci:dmente, los que suelen
ofrecer lodas las estaciones ~erra n ns dd Encolí lico :1\ Arga r. menos
perceptible aquí al estar emplazada en la parte más baja de la lla ..
!lada; lo que la l ve~' ha motivado el no hnher sido po r nadie explorada hasta ahor:1, no ohst:lntc scr conocida de muchos prchistorin·
dores 1:1 partid;1 «DeIs Duhols» por 1 ahund:mei a de sí lex etporá.
:1
dkos, y que entre el cdificio del Mas y el ,.!tOZ.100 de que hablamos, sue!e hallarse supe rficia l ccr;Ímica prehistórica , inclu so l:ardial.
Al visit3r nasal ros 13 «Corona», todo e l te rreno, desde d co llado
donde se :lcaban las viñas, hasta el fondo de las \'erLic nt es, ('omprendiendo la mese ta}' unas t3bl:IS. más que C:lmpos. que la roúeab:IIl, terreno co nstituído por !ierras pobres al bari zas. e,Haba
inculto , con la vegetación cspont:ínea propia. de un yermo de muchos años; probablemente a partir de los en que la filoxera 3rrasó
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13
en la COffi3rca los viñedos hace más de medio siglo, que no qe repusieron por serlo anticconómico en suelos míseros como el du
Que hablamos. S610 se notaba la tierra removida en cierto ~itio de
1:1 tablila que bordea la cim.! por el Norte, donde aparecÍ:! una
hoyada como de silo revcslido de piedras. de forma ovoide h:lcia
el fondo y la mitad alta semicilíndrica. ¡ncrust.lda en lo mlÍs ele·
vado de la meseta. Medía el silo sobre 4,40 metros en su diárnctru
superior. por 4 de altura,)' terminaba en lo más hondo en una 10S:1
de sobre 40 centímetros; y seis de las piedras más salientes lleva
b:lO gr;¡badas borrosas figuras de cuadrúpedos. al parecer. El silo
había sido ya v:lciado a Iluestra 11eg:ldll; bucnll cantidad de licfr:.
sacad:1 )' echada atrás al explorarle, se extendía en forma de larga
cola blanca desde 10 alto de la tabla al barranco inmediato; y al·
rededor de la boca del silo abundab:m, entre el blanquizar de los
residuos de tierras, candiles de asta de ciervo )' fragmentos varios
de ellas destrozad:!S. UDa cosa podía afirm:lrse tras de nuestro pri.
mer reconQcimiento: que en muchos años no se había practicado
hoyo alguno en la ((Corona)) para extracr los 10 metros cúbicos de
tierras aproximadamente nCl"esarios para rellenar la pordón que
quedaba del silo; ni siquiera pudo extraerse en el collado próxi .
mo, de la viñ;1 yn criada plantada al cuadro, que no cons~ntí:1 tal
hoyada; y sacarla y transportarla de m:ís lejos era :lbsurdo peno
sarlo. Luego, cuando los dueños d-el terreno creyeron convenicnte
valorizar a nuestros ojos su finca, apresuráronse a labrarla de pris:l
•
y corriendo.
Según los detalles Que se,. nos dieron sobre el lugar, Miguelito
Barrachina. un hijo del dueño del campo, estudiante de Bachiller
en el Instituto dI! Alcoy. Que altern:lba los estudios con el laboreo
de la finca. al ver surgir entre las piedras de 108 bordes del silo unas
:lstas de ciervo, tiró de ellas, escarb6 algo y aumentó su curiosidad
con el h:\llazgo de otros reslos; los lIev6 a Visedo. y éste le 'lizo ver
el interés de lo descuhicrto. dándole algunas instrucciones e interviniendo luego personalmente en las rchuscas¡ y así se reunió el m::lterial que en buena parte obmba en poder de aquél, y el resto en
casa de los propielarios de la finca . Después de nuestra visita dispu .
"imos quo el Agregado Sr. Pascual preparara el cribado de toda la
rierrn extraída, como lo hizo, mientras organizábamos la e:u::lVadón
Luego, alguien despertó la ambición del propietario del campo y en
contra nuestra el :ínimo de la Autoridad Provincial Gubernativa,
como se ha expuesto. Y ya nada se pudo hacer para aclara" los no
escasos ni leves problemas que el hallazgo planteab:.!. lnteres¡índo·
nos hacer ahora constar Que, contra lo que se ha pretendido soste-
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,
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,.
NOTAS I'~EHJSTOR1CAS VARIAS
ocr luego. antes de la intervención del S. I. P. nadie, en :lbsoJuto,
tenia noticia de este despoblado. ni menos del depósito cxis:cntc
en el silo, y ni siquiera se había explorado superficialmente aquél,
si n(l es lo realizado por 1:ls personas aludidas.
En el domicilio del Sr. Visedo nos hicimos cargo de los objetos
allí obr.mtes. La impresión del nutrido conj unlo de objE tos e.'(tra·
o rd ina ri os. y sobre lodo de [as dos J:ímin:18 de plomo que habían
sido limpiadas :¡ fondo, según decían, con agua fuerteme nt e acid u1:lda, era tal, que alguien que nos acompañah:I, sin saber do mi n::Ir
su impresión, habló d e f:dscdad.
Los pl omos eran tres; sospech:íbasc que de galena argcntífcra :
uno hastamente laminado a golpes, rechngular alargado (183 milímetros de largo por 80 de 3ncho y 3 de grueso), profusamente escrilO en alfabeto jó nico (691 signos), encontrado según nos dijeron
a sobre 2.50 metros de profundidad; ot ra l:ímina gruesa , pero mejor
conseguida, también rectangular. asimismo escrita por ambos lados
en el mismo alf3beto, reproduciendo el texto del anverso de! de 13
Serreta, a 3,20 metros; y a 7S centímetros se había dado el de form.
1
discoida l y 15 centímetros de di:ímetro, con signos no tan legibles,
en ambas caras ; tipo de lá.mina ésta, que recuerda las conocid3s
con imprécaciones, tan abundanles en el Musco de Atenas; perú
que en Españ3 algunas semejantes se han tenido por romanas
(véanse las halladas I)Or Romero de Torres en Córdoba), sin que
haya base pa ra contradecir la posibilidad de una herencia griega.
De todos los plomos se sacaron calcos y se mandaron copias a los
especialistas españoles en filología antigua. Poco después, don
Manuel Gómez Moreno nos comunicaba su sospecha de que tales
plomos fueran f31sos y la conveniencia de practicar análisis de ellos.
Pes:mdo mucho en nuestro ánimo parece r tan docto y es tim able ,
tuvimos desde el principio dud3s de que la falsedad afectara a todo
el conjunto de objetos; lo Que nos inducía, antes de acel'larlo. al
estud io y a náli sis de Jos restantes. retenidos por el dueño, y a una
excavación previa aclaratoria.
No podemos detenernos aho ra en la descripción y examen de
lodo el material descubierto. el obrante en nuestro poder y el en
otras manos, conocido só lo por dibujos y fotos, en una nota como
la presente dedicada sólo a dar una impresión de conjunto, en espera de más elementos de juicio y de mejor oportunidad dt.! estudio.
y a ello vamos.
Es de recordar, en primer término , el extraordin:lTio número
de inscripciones incisas en tabletas de marga del país , fácil al grabado. en losetas de arenisca y de caliza, en algun a asta de cáprido,
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NOTAS PRF.H1STOR1CAS VARIAS
15
y en unos huesos . Estas inscripciones, trazadas con más o meno
h:J.bilidad y corrección caligr:ífica, lo están también generalmente en
alfabelO jónico, y algunas otras en el ibérico monetal; sin que se
halle ninguna en el tartésico, no obSI:mto haber aparecido no mu)'
lejos de allí el plomo de «I.a Bastida de les Alcuses», escrilo en
este último.
Se debe recoger la particl1l:lFidad de que en dos de tales inscrip.
ciones fe lee la frase gu.duo cJeitzdea, que en el V3S0 del comba lc
enlre b.a.rC3S de San Miguel de Liria parece querer explicar la esce·
n3 inmediat3; siendo extraño su reiterado empleo aquí, en ocasiones distintas . También es digno de nOla rse Que en airas ine ripciones
se recogían toponímicos comarcales, tales como Alberri y Sf'rreta,
con modificaciones insigoificanies, nombres conocidos de sierras inmediatas al lugar oel hallazgo; fenómeno que, aunque chocante, no
es como se sabe único; c:¡biendo reCOrdar el interesante caso dc
Masía de ia Roca, en la plana de Vich, donde se hal16 aquclb este·
la escrita que publicara el P. Naval y reprodujo recientemente Beltrán (v. «Una e5tela escrita)) y «Sobre un in teresante vaso escrito»,
respectivamente), cuyo texto habla de un habitante o de alguien
procedente de Dsorrits, junto a un río aún llamado Sorreits.
Entre las aludidas losetas (no hay que decir que aprovecbadas
:ilgunas veces en forma regularizada y otras, las m:ís. en su aspecto
natur:d) las hay no só lo escritas. sino también ornadas con figuras,
pc;ro casi siempre componiendo escenas de caza mayor, general·
mente de ciervos y cazadores con arcos; siendo de tener muy en
consideración el hecho extraño de que ni una sola vez se vea la jet.
balina o bnza, armas únicas en las composiciones similares pint:ldas
en los ,'asas ibéricos. En todas ellas las representaciones antropo·
morfas y zoomorfas no pueden ten~rse ciertamente por modelo de
acertada interpret:tción. L:ls figuras humanas son sumarias, y las rle
animales .tan inciertas que suelen distinguirse sólo por alguna nota
muy típica, como por ejemplo los ramosos cuernos de los ciervo,'.
Recordaremos algunas de t:¡!cs escenas: un cazado r. desde una barca se prep:ml a dis parar el arco sobre una cierva cebada. tras b Que
se ve el macho; a otro ciervo en pie le rodean unas menudas figur:ls
de cazadores con arcos; un pequeño canto apJan:ldo, de perfil romo
boidal, lleva en un lado un cuadrúpedo de orejas cortas y rabo enroscado, de clasificación dificil. mientras en el opuesto :Ipa rece la
figura excepcionalmente certera de un ciervo paciendo (lo mejor de
lo grabado en la .Cofon.:!»). cuya actitud trac a la memoria, sin Que
queramos igualarles en arte, el reno pastando de Thaigell (Suiza);
yen otras dos losetas se represen tan un busto de mu jer con manto,
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16
NÓTAS PREHISTÓRICAS VARIAS
puesta de frente. que aunque recuerde alguna figura de la Serreta lo
mismo podría traer ti la memoria figuras de airas santu:lrios, y el
perfil de unn cahe'I.tI de dnma, ornada de diadema, muy semejante
ti la de [a Serreta reproducida por Viscdo (v. lámjnn lIT. Memo.
Tia 45, Junt:l Superior de Excavaciones), siendo muy de observ:lr el
detalle de que el paralelo llegue hasta la reproducción del mismo
trazo del perfil inacabndo. Y no porlemos dejar de describir el
ornato excepcional de otras dos extraordinarias losetas: una figura
humana en pie. con cabeza de ciervo y el cuerpo vestido de jubón
con sisas acusadas por donde surgen los brazos, aparece tañendo
una flauta doble representarla sumariamente como acostumbrahan a hacerlo Jos ceramistas dt": San Miguel de Liria. figura en ICposo. a la que se le ha querido buscar paralelo, a nuestro juicio con
exageración, en la figura de danzante enmasc:lrado de Trois-Fréres.
que semeja cubrirse con una piel y astas de ciervo; y la otra losell
lleva la peregrina composición de un ciervo que cubre a la hem.bra, mientras le ap:1lea un hombre. Estas dos piezas se hallaron
fuera del silo; la primera por el joven estudiante ya nombr1do,
en una cata hecha cerca de aquél, sobre la meseta; y la segunda.
fragmentada, en la era del Mas de Is. por Vicente Pascual. donde
por la naturaleza de la composición Que la ornaba debió intencionadamente romperse}' echarse.
Algunas de las losetas llevan una fuerte concreción; no apare·
ciendo del todo claro si en ciertos casos es anterior o posterior a
las incisiones que las decoran, aunque más l)arece lo primero.
También aparecen ornadas varias astas de cápridos y algún hueso, los menos, con escenas generalmente de caza. Las figuras de ani.
males y de cazadores son igualmente inciertas y someras, como indicamos al hablar de las losetas; y las composiciones, en general.
semejantes a las ya descritas, se graban en el espacio centr:d . ligeramente plano, de las astas . cuyos bordes y bases se hallan ornados con
entalladuras en forma de anillos paralelos, en el cuerpo de aquéllas
y aspas de cortes; siendo una particularidad digna de anotarse el que
suelan llevar en el borde del extrcmo ancho una porción saliente,
con un taladro. de donde colgarles; mereciendo h:lcer ver la coincidencia de que un dispositivo semejante, aunque en· el extremo opuesto, lleve el ídolo aculado, en asta de ciervo de labor extranrdin:lriamente rica, descubierto en la «Ereta del Pedregal» de Navarrés
en las excavaciones de 1944, como puede verse en la lámjna V de
nuestro trabajo sobre los ídolos aculados levantinos inserto en este
tomo de ARCHIVO; como debemos recordar también que pie·
zas semejantes a las de referencia de la «CoronaJj. aunque sin deco-
322-
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NOTAS
PRE~IISTORICAS
YMH ,\S
17
raro se suelen ver colgando del cuello de los asnos de horneros y
arrieros. en comarcas valencianas, donde se les atribuyen ciertas
virtudes profilácticas. Es digno de observarse Que en la mayoría de
las :lStas y candi les colg:mtt!s hallados en la «Corona», apréci:Jnse
m:ís o menos manifiestamente restos de haber sido pu lidos.
Entre los objetos 6seos procedentes de este yacimiento figu ran
dos fragmentos de hucsos anchos, Que semejan haber sufrido un
fuerte proceso de desintegración, especialmente por la parte cóncava, pero por la otra se percibe un rayado paralelo, como de instru·
mento dentado con Que se les raspó. En uno se ve, vag:lmenle, bajo
borrosa inscripción, una barca con cuatro ocupantes, muy sumariamete indicados, frente a otra figura en pie con arco tenso, Que se
prepara a disparar sobre ellos; y en el otro, cinco figuras borro·
sísimas semejan danzar, cogidas de las manos, ante otra gr:m figura incompleta. Las dos escenas acusan, en lo fundamental, cierto
paralelismo con otr:IS (.'onocidas composiciones que ornan vasos de
San Miguel de Liria,
Merece trato distinto. en su totalidad o en parte (este es otro
extremo que debió aclarar la proyectada y fracasada excavación), un
lote de material Que parece ir bien con el carácter de la estación
ellcolítico-argárica, donde se realizaran los extraordinarios hallazgos de que venimos ocupándonos. Y vaya de pasada la "firmación
de legitimi dad del silo, bien semejante al enea lítico «Deis Banca·
lets» (Marchuquera), de que habla en esta publicación Vidal y
López.
Debemos mencionar en primer término un grupo de cuatro ha·
chas neolíticas, todas incompletas : una de diabasa, sección circular}' sobrc 8 centímetros de altura; otra de diorita, sección igual,
con ligera te ndencia a elipsoida l, que d,ehió tener sobre 10 centímeIros de larga; y dos más pequeñas, un:'! de sección! elipsoidal alargada, y otra, azue la, que debió medir 7 centímetros de largo.
Objelos de adorno: una pCQueña cucnta de piedra, plana, elip·
soidal y con taladro en el centro; seis «col umbelas» posibles restos
de collar; un «melanopsis» agujercado, una «púrpura hematomall
y otra concha de «c hcn:lfnes pespelicani» (clasificación de Vida l y
Lópcz), y dos pectúncu los,
De sílex, un lote de pequeñas sierrecit:ls de bs supuestas com·
ponentes de hoz; :llgunas pequeñas láminas, con escasos retoqucs,
posib les cuchillos cortos; y una punta de Ilecha, foliácea, biconvexa, de labor no muy fina.
De cerám ica. cutre ticstos de prehistórica lisos, algunos otros de
ca rdíal decor:ldos con impresiones del bo rde y uno con los de l cos- 823-
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18
NOTAS PREIiISTORICA$ VARIAS
¡illaje del cardium y cordón con gruesas impresiones, dactilares posiblemente; otro con una cinla delimitada por huclbs del borde y rellena de serie de apret:ld:ls impresiones paf:llcl:ls ~n sentido
oblicuo; otros ornados con profundas incisiones en serie. y un
fragmento con cord6n ligC'ramentc resaltado ornado con cortes. Y
un hallazgo especial viene :1 !ler el de un pequeño cono de harro
cocido de las a que. se han d:Hlo signific!lciollcs varias.
,
.
Oc asta, muchos restos de las de ciervO; una grande, complcÍ!l.
de lo mismo. y otra al parecer de corzo.
Oc cobre h'dlóse, superficialmente sin poder precisar dóndl!, 1111:1
punta de Ilcrh:¡ de perfil foli¡ícco. pero ya :lvanzada.
Dentro de este ¡Ole de material merecen mención especial unas
piezas de hucso, como ídolos, rccort:1dos de modo que recuerdan
m¡Ís o menos aproximad:1menlc 1:1 figura humann; uno de los ejem·
piares con indicación de boca y cejas incisas y de nariz y ojos puno
te:ldos y :llgunos otros ejemplares, todos separ:ínóose de los hast:1
ahora conocidos como del eneolítico; y punzones de hueso. alguno
'sin la articulación acostumbrada para empuñarlos; buen número
de falanges 1,lrgas y cortas, en su mayor parte fllladradas y ornad,ls
con carIes transversales; y resto de un asta de ciervo, reducida :1 su
v:ístago central, decornda con serics de entalladuras paralelas cir·
cu ndantes, y enfre ellas cortes cnlrecruz:1dos, piez:! que lleva en In
alto el taladro para su suspensión; mide 23 centímet ros de largo
y recuerd:! ciertos bastones de m:mdo.
También en este lote de piezas, m:ís :1corde con el carácter del
poblado, hay, como se ve, algunas que merecen dudas, que sólo b
cxcavaci6n puede resolver.
La ~upuesta falsedad del material principal del «Banca l de la
Corona», nació, como V:I dicho. del pnrecer del emi nente epigrafista ya mencionado; siéndonos desconocidas pOr :litara las razones ell
Que lo fundara. Para nosotros la sospecha de la falsedad de estos
plomos nacía sólo de su aspecto externo, de su falta de capa de caro
bon:ll0 de plomo que suele envolver los descubiertos, falta Qlle
pudiera explicarse en la «Corona» por la naturaleza de las tierr:ls
que los envolvían. El análisis de éstas no hemos podido lograrle
hasta ahora; pero existe ' la presunción de Que difícilmente pudo
darsc tal caso. Lo Que sí hemos logrado obtener del catedr;Ílico
de Química D. Francisco Bosch, es un informe en el sentido de
que e[ análisis espectroscópico de uno de [os plomos acusr.ba apenas indicios argentífcros; y obsérvese que la desplatación has ta
cse extremo es operación relativamente moderna. Un posterior
hallazgo de plomos en la meseta. a poca distancia del silo y a so-
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NOTAS PREHISTOR/CAS VARIAS
19
bre unos 40 centímetros de profundjdad, en una cata realiz:tda POI
el estudiante Barrachina, parece contradecir tales conclusiones;
pues uno de los nuevos plomos. llegados a nuestras manos, con~
siste en un trozo de lámina perfectamente plana, bien regular, es·
crita por una de las Ctlras con grandes signos jónicos, en Que se d:ln
ladas las apariencias de legitimidad, incluso la película envolvenh!
que ordinariamente se ve en los plomos conocidos. si bien no es
ést:l de las m:ís densas; y, ante el contraste entre éste y los ante·
riores plomos descubiertos en la .Corona», surge I:l duda de la pro·
cedencia real del nuevo documento arqueológico. Y tamhién este
hallazgo, como otros realizados por Barrachin:l en la «Corona».
pues desde que se nos prohibió el acceso al campo sigue husmeando
en él, y ni p:lrccer descubriendo no sólo plomos, sino losetas y.
según se nos dice, cerámica ibérica pintada, aconsejan una pronl:1
excavación para evitarlo.
No hemos de hablar, por innecesario, de un vaso modcrno ha~
1I:ldo en ~ugar bastantc eleyado del silo, y Que al quedar éste corla~
do por el traz:ldo de la tabla y al descubierto en parte, debió scr
:lllí arrojado; un pequeño fragmento del cual obtúvose al comienzo
de la explor:lci6n y casi todo el resto m:ís tarde.
Al describir ligeramente el material hemos ido subrayando tique·
llas particularidades dignas de tenerse en consideración para formar
concepto del mismo. Y habrá de convenirse que, si cada una d(;
ellas, apreciada aisladamente. no es suficiente para fundamentar
dudas sobre la legitimidad. la impresión que en conjunto causan
t:Onvcndremos que tampoco le es f;I'·ora blc. Y siguen quedando
fuera de nuestra :lpreciación las antes aludidas razones de orden
filológico.
A la supos ición de falsed:ld de los h:lllazgos del silo podrían h¡lcerse algunos reparos . .
Parece en'realidad absurdo Que se emprendief
SUOl:1 una cxtmordinaria preocupación y pérdida de ,ieOlpo Que
sólo puede apreciar Quien haya e."taminado el volumcn de objetos
sobre que recae sospecha, y Que ello se hicjer:t no par:1 iucrarsC
dejándole aparecer poco a poco en el mercado de antigüedades,
sino para cogerle en bloque, llevarlo a un despoblado prchistórico,
dar con un silo encoJítico, vaciarle en todo o en parte, entretencrse
en grabar (mal grabar) figuras en unas piedra s de su rcvcsli miento
cercanas al fondo, cubriéndolo todo luego y dejándolo allí, ti la
huena de Dios y en espera ¿ de qué?; ¿de chasquear al desconocido
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20
NOTAS PREHJSTQRICAS V
Que lo hallare? Lo único conseguible así era haber perdido e:
tiempo en un gran esfuerzo inútil. Que la falsificaci6n, supuesta, no
tuvo la finalidad de lucro c~ evidente. ¿ Cuál fué. en su caso? Esta
es la duda, si :Hluélla se rldmile. y no nos es dado hoy adivinar tales
propÓsitos.
La ohscrvación de aparentes influencias de vasos de S.m Miguel
(por ejemplo 1:1 repetición del letrero g/u/l/ti deil::dca) h:1CC pensar
que 1:1 falsifiC:lción hipotética dcbín ser necesariamente posterior a
1935 en que repartimos nuestra Mernoriól ,el:lli"ll a 1934. llande se
dablm ti conocer los vasos con que pueden estahlecerse paralelos
más o menos próximos, como el del comhate entre barc~ls, el de
pesca, lucha y caza, y el de la danza bisexual; ya ello parece opO'
nerse el Que todo el suelo del «Bancal de la Corona» y su vertiente.
mostrase 1;1 uniformidad de yerma intacto de que hemos hecho
mención, salvo en el silo vaciado; y cuéntese también que se necesitarí:m años desde el conocimiento de tal publicación hasta planear el trabajo y realizarlo. 10 Que obligaría a suponer 1:. falsificación bien posterior a 1935. con lo que parece cvi denci:lrsc que debieron perdurar hasta nuestros tiempos huellas claras del trasiego de
tierras.
También debe considerarse Que el eBancab" está en el fondo de
la llanada. dominado por todos lados por tierras de labor y masías.
:'l cuyos cultivadores y habitadores difícilmente hubiera pasado desapercibido un Ir:lb:ljo de días. necesario p:'lr:l enterrar lo falsificado,
en una labor extraña e incomprensible p:'lra los labradores Que 1:1
observaran; y hemos de decir. Que ..has!:! ahora, no sabemos de
nadie que la recuerde.
Hemos expuesto, aunque ligeramente, cuanto creemos nccesario seél conocido de los discutidos descubrimientos del «Bancal
de la Corona», sin Que nos atrevamos :1 tomar abiertamente partido,
ahora, sobre su legitimidad o ilegitimidad; lo C'lue sería prematuro
antes de conocer todos los materiales, la tOlnlidad de los argumen·
tos aducidos para suponerlo, así como el resultado de los aná lisis
en curso; y sin Que , cuando menos para saher en su caso el alC:Hlce de la falsificación en cunnto afecte al material de caráclel
elleolítico y argárico del despoblado, se realicen en él las excavaciones que venimos estimando precisas .
1. BA LL ESTER
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NOTAS PREHISTORICAS VARIAS
21
Sobre prehistoria albaidense
Tocante :t Rlleslras investigaciones prehistóricas en la comarca
del antiguo Marquesado de Albaida, de unas, como de la Covoclla
de COtl/í-Real, tratamos ya en el tomo l." de ARCHIVO, dc otras,
como de 1:1 Cava del /Jarranc del Castel/el (Carrícola), tencmos
hace tiempo preparado el estudio para su public:lr.ión y hemos hecho referencias varias a esta estación; y otro tanto sucede con I:¡¡¡
excavaciones del despoblado ibérico albaidense de Cova/ta; pero
adcmás hcmos ido recogiendo, en años, una serie de otros d:ttos
que, aunque de escasa monta cada uno de ellos, sería lamentab're
Que en conjunto se o lvidasen o desapareciesen; y como y~ va
siendo inútil nuestra larga cspera de que haya ocasión de inscrtarlos aprovechando una publicación de documentos relalivN a la
historia de Albaida, según se pensó hace años, pergcñamos estas
pcqlleñns notas pnra evitarlo y a fin de que algún día pucd:m ser_
vir de hase a gente estudiosa para una investigación m~s detcnida y a~plia. Casi todos estos datos fueron ya citados en un
pequcño trabajo sobre «Antigüedad remota de muchas vías actualcSll. Vamos a cxponer algunos de ellos, ahora ('on más detalle
y no cronológicamelltc, sino siguiendo una ruta que los enla('e.
Si entramos en el término de Albaida por la Carrctera de Játiva
a Alicante, coincidemc cuasi siempre con el viejo camino real cntre ambas poblaciones. un poco antes de coronar desde Palomar la
cucsta del SiJ6 dc les Fatlccades, se ve a mano derccha una rinconada de huertas, sobre el centro de la cual hall:íronse, allá por 1920,
UIlOS fondos dc cabaña de tipo semejante a los dcscubiertos por don
Mariano Jornct en Bélgida y que describiera en un trabajo también
puhlicado en el anterior tomo de ARCHIVO, o sea circularcs.
de sobrc un metro dc diámetro y unos 70 centímetros de profundidad. Nos cnteramos de ello al mostrarnos el vecino de Palomar.
Sr Orts, dos hach:lS, al parecer de diorita, una de buen tamaño y otra mediana; sin que pudiéramos recoger más datos que fas
expuestos, y que los hoyos estaban cortados en 1:1 marga blanca
típica dc 1" comarca y rellenos de tierras, cenizas y carbones, con
algunas piedras rodadas.
Si siguiendo dicha vieja vía entramos en Albaida por el aún
existente porlal de Aljorf, o sea par la calle de Abajo, y subimos
csta vfa en cuesta, cuando lleguemos frente a la casa núm. 8 por
el lado izquierdo y las 1 y 3 por el derecho, estaremos en el sitio donde, en pleno arroyo. se dió otro hallazgo arqucológico de
que vamos a hablar. El año 1934, Bautista Bcrnabeu, al frent(: de
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NOTAS PREf/[STORICAS VARIAS
una hrigada de albañ iles municipales, realizaba cicrt:ls obras de alcantarillado, cuando al llegar frente a la casa núm. 8 se encontrarun
eOIl una z;mja antigua que, a sobre 1,70 metros de profundidad atr..vesaba el arroyo transversalmente, enlrando en él por debajo del
hueco de una reja existente ell el m:ís bajo nivel de la fachada de tal
construcción y alcanzaba hasta cerca de la acera de enfrente; y en su
final aparecía acurrucado un esqueleto de mujer. y junto a él, como
tapi<índole, una 10s:1 en pico de la marga endurccid:l Que en el pis se
llama tapo En la tierra Qtle acompañaba a los restos se h;¡\bron varios ti estos. irrecQnslruíbles, de unos vasos prehistóricos, lisos. heellOS ti m:Jno y pulidos, pertenecientes a piezas diversas, una de las
cuales debió ser del tipo esferoidal de cuello al:lrglldo; y junto con
lodo ello un:1 pipa de cuerpo oval y barro amarillo, con trazos de
pintura ohscur:1, manifiestamente morisca. El complejo de este ellterramiento daba lugar a confusiones. E l cadáver en cuclillas y los
tiestos indudablemente prehistóricos, hablaban de una sepultura de
est:1 clase; pero 111 buenll conservaci6n de los huesos. relativamente
modernos, y la pipa mo ri sca, inducían :l lo contrario. A nuestro juicio. al llevarse el cadáver z:mja adela nte hasta depositarle en su
extremo alejlldo de la casa, arrastráronse los 'iestos dichos, probablemente abundantes en lo que fueron vertie ntes del inmediato .. 1tozano. adecuado par:! un despoblado primitivo, que luego ocupó
un castillo )' más larde la 1'ila; y con 1:1 tierra y tiestos llevóse la¡
pipa posiblemente tonlemporánca del cnlerramiento o cerC:1n:1 a su
tiempo.
Ya fuera de la ciudad. tras alcanzar el mentado camino vieio la
meseta del barrio de San Antón, cruza [" carretera y se enfila por el
:l!toZ:1no del Corral del Bollo, que deja dividido en dos porcione~
:1 1 atravcrsarle hundiéndose en el suelo, má s alta la del lado N. En
lo alto de est:1 parte. constituída por un c:lmpo Ilnno de casi ningún
fundu, hemos encontrado nlgunos restos antiguos, entre ellos unos
fragmentos de la pieza act'jvn de -un molino ibérico a brazo. Y en el
c.xtremo S. de dicho campo, precisamente donde acaba dando el
ribazo sobre el camino en forma de cortadura rasa de tierra hlanc:1
que se explotaba corno mina en el puehlo. hallamos en 1918 varios
tiestos pre históricos, completamente aprisionados e hincal'os en la
tierra albariza, sin huelJ:¡ alguna de otra materia que pudiera haberles acompañado en su enterramiento; probablemente la gente
que aprovechaba aquellas tierras, al ca\':lf e n' el talud debió cortarlos y llevarse 10 desprendido, antes de nuestro paso. No hemos podido encontrar allí ningún otro resto de esta clase.
Desde dicho sitio se ve a L., al otro lado de la carrelera y por
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NOTAS PR"EHISTORICAS V·\RIAS
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encima de la hondonada. una gran llanada limitada por escarpes
de tobas, Que ocupa la masía denominada «Casa de la Pedrcra». En
108 escarpes del N. de la casa. sobre el barranco del Aib::tida, existe una profunda caverna, embellecida por estalactitas, Que durantc
mucho tiempo, tal vez siglos, ha sido motivo de visit:is y no
hay Que decir de daños y depredaciones. Alrededor de su entrada
encontramos detritus de lalla de sílex y un fra gmento que parecía
de punta de flecha.
A partir del antedicho sitio . la carretera, coincidente con el
camin'o viejo, dirígese hacia la sierra en línea recta unos po.o::os hect6mctros, h:lsta que frente a la rambla del Aibaida surge de nuevo
el camino vicio y ohlicúa a levante para atraves:lr la y unirse al otro
1:ldo con el ramal que en Palomar se bifurcara de aquél para ataj:.r
por Adza neta. Un poco antes de atravesar el barranco, al mismo
lado izquierdo de lo que fué camino real, se descubrió y excavamos
en 1928 el osario eneolítico de la denominada Covacha de ClUllí
Henl , de Que nos ocupamos en el trabaj o inserto cn el antedicho
tomo 1.0 de ARCHIVO. página 31. En una covacha, dividida en dos
c:í maras. se hallaron restos de 19 esqueletos. generalmente aislados
en paQuetcs de huesos individuales con su cráneo. defendidos éstos
con gruesas piedras; 11 hachas neolíticas. 19 cuch illos y fragmentos
de sílex. 15 puntas de Hecha de lo mismo, de tipos muy varjados,
dos ra sp:ldores (uno rectangular y otro discoidal). un alfiler de hueso de cabez:J acanalada y restos de otros planos. cuenta de «calbis»
y algún otro materi al menos característico.
Esta cueva fun era ria se encuentra, pues, casi en el fondo de la
vertiente E. del cerro dicho f.'asfellvcll por los restos Que lo coronan . Ocupa éste el centro de la entr'lda. como de embudo. en que
por Albaid:1 se inicia la t'añada del puerto de su nombre, en uno de
cuyuS lados, el del S., el despoblado de Cava/la llSCgurÓ, con r:tJstell1'ell, el dominio del único paso natural fácilmente praeticahll.! desde
los valles ahos del S. de la provincia de V:llenei:'! a 1:ls com:lTI:as nO Itea licantinllS; y su importancia estratégica debió se r por ello siempre
gra nde. La forma aproximadamente Ironcocónica del Castellt!cll re·
mata en meseta redondeana. limitada por raud:IS pendientes, Que
mide de largo sobre ISO metros por SO de di :ímetro transversal. bordea~:¡ all:¡do NO. por dos cubos de argamas:! durísima y al S. ot ra
más floj:l, medieval en su mayor parte; prolongándose la corona hacia el SO. mediante otra porción más est.rech3 ya nivel un poco más
hajo, limitada por cortos escarpes al S. y vertientes pin:!s al NO.,
espacio que dehió desempeñaL' el papel de albac:ir y en el que aún se
nota, en el borde opuesto a los escarpes, la cimentación de una mu-
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NOTAS PREHlSTOR/CAS V"fHAS
ralla en tramada recta, construída con grandes piedras puestas de
canto y relleno de otras pequeñas, o se:1 de la misma técnica que
;lsoma en algún sitio de Cotlalta y Que recuerda la de los despoblados albaceteños de las Grajas, tan conocido, y el que descubrimos en
el Corral de la Viuda; cuya defensa semeja curvarse al llegar al
extremo SE., tendiendo a cerrar el :írea alcanzando hasla los escarpcs del S. Cerca dc tal extremo p:lrcccn apreciarse :llgo como cercados
o fondos de cabaña reclangul:Ires, y en lo más inmedi;lto :l la punta NO. dos piedras de grueso t'lmaño, desusado allí, paralelas enlre
sí, h:lcen pensar en la posibilidad de una c;ímar:¡ funeraria de consIrucción mucho más remota Que los restos descritos, Que nos parecen
ibéricos. Aunque no suelen abundar los restos cer;ímicos prehistóri.
cos, sino generalmente [os medievales, los hay ibéricos, alguno de
los cuales, pintado geométri camcnte, lo hemos hallado cn la obra
medieval. Este hoy llamado Castclfvell, cuya meseta principal apl¡lnaron los PP. Dominicos del próximo convento de S:mtana , destruyendo lo que en su centro quedaba de viejas construcciones para
ponerla en cuhi~,o según Cavanilles, en el siglo XIJl se tenía por
Castellnol/, según una anotación del l.Iibre del Rrrpartimellt de Játiva, donde consta la donación a cierto personaje de cuatro molinos
en Albaida, tres de ellos ante el castrWII '¡Otll/m in tija de Cozollai11(1; de lo que se deduce que los restos de defensa ibéricos y rom:!nos, de que quedóln muestróls, estabnn ya tan arruinados, que antes
de dicho siglo p:lra domin:.r el paso se habían reconstruído de. nuevo hasta merecer tal denominación en contraposición al vell que
debía ser entonces el del alfOzano de la Vi/a, en cuya vertiente L.
hemos registrado el hallazgo del esqueleto, con tiestos prehistóricos y la pipa morisca.
Desde la cima del Castel/vell se domina toda 1 umbría de Co~
..
t'a/ta, en cuya parte central, soh re 1 ingente ceja de eSCarpes en
:1
que se abre la cueva que le da nombre, otros no lan :lItas. constituyen l:ls murallas cimeras naturales que limitan el espacio del despoblado ibérico por nosotros ex('avado hace muchos años; al que,
insuficientemente publicado, hemos ten ido que hncer alusión en
diversos trabajos; lo Que no nos excusa de hacer aquí, de nuevo,
una referencia escueta. Es éste un despoblado ibérico que debió vivir
dc~de el siglo IV al final delllf o a principios dellT a. de J. C., cuya
excavación permitió reconstruir, por primera vez, la cultura ibérica
en poblados de tierras valencianas. Estaba completada su defeos:.
natural de escarpes con una gruesa muralla; se muestran dos
puert:IS, :11 NF.. }' al SO.; las c:lsas se componen de pequeños depart:lI11entos rectangulares y su solar había sido cultivado formando
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NOTAS PREHISTOR/CAS \'AfUAS
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2.
pequeñas tablas, destruyéndose así extremadamente sus reSIOs de
construcción y fragmentándose extraord inariamente los cerámicos.
Son las m:ís :11!Undantes 1;ls ceJ:Ímicas ibéricas. pintadas con decoración gcnc r;dmente geométrica, pero con m:lrcada tendencia a separarse del geomctrismo, siendo excepcional un fragmento de pl:lto
con peces siluetados; sc hall:m tiestos c:lOrpanienses y de la grecoitálica co n figuras roj:Ts. y nada claram ente romano; do hierro dió
una faleara, lanzas y jabalinas, asideros de escudo. acicate. comp;ís,
cuchillos af:.dcatados, leznas. taladros, herraduras. frenos y útiles
corrien tes; de Qro un pendientc constituido pOr dos elementos for.
mand o mecha y fragmento de diadema; de plata y bronce so rtij as,
pendientes. aros, ponderales, botones con svást icas, fíbulas anulares
y de la Tene 1 y 11, arranque en palmeta de asa de sí tuln, frngmento de plancha ni ciada de plata; de hucso, punzones más o menos
largos de cabeza tornenda o con decoración incisa y esculturada.
y agujas; de vidrio. abundantes Cllcntas de collar esferoidales. lisas
O a gajos; y aIras, alguna antropomorfa. con incrustaciones de pasta de co lores; piezas vítreas de chatones (iOn enlalles y camafeos de
temas vari os. Es ésle, pues, un poblado ibérico de los del tipo frecuente en las cercanías de las costas valencianas. con fuene inlluen·
cia púnica, y nada que recuerde la romana. L..a pos ición later:ll de
la fuerte Cava/la y 1:1 del Castcllt!cll a la entrada de 1:1 cañada del
puerto, significaban tanlo. según va dicho. como el dominio del
import:lnle paso en tiempos ibéricos.
Aparte del despoblado mentado, existen en el cortinón de la
Umbría ot ros Que vivieron al parecer del eneolítico al Argar. Las
ondu laciones de la gran lader:1 dan lugar a algunos contrafuertes que
se alzan ligeramentc cn forma de espolones; tres especi:lImentc mere<:en mencionarse, ellJ'mtal de la Rabosa, el del Cotlta/ar (los dos
en término de Albaida). y el de la Mitja/lllf1(J o Trotlcta. ya en el de
Benisoda. En todos ellos unos pequeños espacios de terrcno ent'c rrado entre la parte alla del espol6n, hecho m:ís inaccesible ahondando
artificialmente el collado. y las pendientes raudas. dificultado adem:ís su acceso por una o varias paredes de piedra en !lera de
las que sólo quedan los arranques en forma de márgenes, constituyen los recintos de Jos pequeños caseríos, m:ís que despoblados. En
estos se encuentran superficialmente tiestos hechos a mano, lisos.
co n bordes sencillos y gruesos mamelones, que ncus:m formas de
casquetes y de ollas al parecer; molederas activa y pasiva de 1:ls de
ripo en zueco , percutores. alguna concha perforada y poco m:ís.
Ninguno ha sido excavado, por falta de tiempo; y casi lodos tienen cerca algún manantial, más o menos rico, que en ticolpos más
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26
NOTAS PREHrSTORICAS V\RIAS
lluviosos Que los actua les, pudo proporcionarles suficientes aguas;
cerca de uno de ellos. el de la Trotlcta, la fuente del Pache es bas·
taofe abundosa aún.
Si desde el pie del Oaste1l1!cll se sigue. c n sentido inverso, al
an tedi cho cami.no real que sube por Adzancla, 3. partir de la fuente termal denominada FOJlt.lkneita. se inicia una ramp:1 en la
hoy carrelera veci nal coincidente con aquél, que antes tcrmin"b;¡ al
atravesa rse la conducci6 n de la acequia del Puerto mediante lasco
puente llamado Porlt-trcllcat, hoy sustituido por un sifón que re·
duce mucho el desnivel; ya mano izq uierda desde él hasta un aZ
motivo de cavar profundamente el altozano. descubrió unos silos,
esferoidalcs de bascs aplanadas y de algo m;ís de un metro de altos,
de los que pude estudiar dos abier tos en un terreno de 108(:1:18; uno
de ellos tenía el fondo acha flan ado irregula r y 108 dos estaban re¡lenas de detritus diversos, especial mente de tiestos ibéri cos decadentes l' sin decor::!r, de formas comunes COrrientes en tal cu ltura,
y parte de un esqueleto eJe perro. Ju nto a ell os se halló un pequeño
bronce de Nerón. que guardó el Sr. Scmpcre.
A poco más de un hectómetro, cami no vecinal adelante del .41t
del P01/t-frt.lflcat. como se ll amó siempre, h(¡llase Adzaneta de Alhaida. término hasta ahora esca~o en descubrimientos arqueológicos;
pm!F sa lvo una hacha enea lítica hallada por los obreros de la repo·
blación forestal frente al pueblo. en e l Racó de la Nevera, no cono·
cemos más ru inas prehistó ricas Que las del Altet d¡j/ Camí ,Ic lJélgida, que vamos a reseñar. En el primer tercio del amplio c:lmino Que
une Adzaneta con el inmediato pueblo de Bé lgida, vía cuya :Implitud
aún denota la importancia que debió ten er en tiempos remotos, se
inicia. a mano derech:1 b:ljando, un pequeño altoza no denominado
Altet del Cnlllí ,le llélgida, Que paralelo a l camino va descendiendo
hasta que a unos 700 metros lo corta la senda separa lo ri a del término dicho y el de Carrico!:l; todos los campos de cuya zona muestran tiestos de ccr:ímittl ibérica con decoración pinttlda geométrica
(cin tas. series de semicí rcu los o segmen tos de círc ulos concéntricos
y de grupos de líneas p arale las o nduladas), algunos de campa ni ense de buena clase y unos pocos de sigillala lisa o simplerTllCntc ornada, y fragmentos de {¡n(oras de las corrientes en lo ibérico-púnico
y de las vi n;¡rias frecuentes en lo ibero·roma no bajo. pon du s y piedras molede ras activas de moli nos a brazo. Del tlmpl io asiento del
pobl ado, al seccionarse en campos muy I.!scalofl:ldos hacia el cami·
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~OTAS
PREdlSTORICAS VARI\S
21
no (p.) o hacia la citarla senda divisoria de términos (NE.). se revolvió :d lerreno de tal forma Que creó niveles nuevos casi estériles
y hundió los que debieron ser fecundos. Una excavaci6n :1 fondo
sería hoy poco pr;íctica. A sobre un hectómetro en dirección al pueblo, partiendo del despoblado, a mano derecha y a escasa "hura so·
bre el camino, hemos conocido unas eras que fueron por B:llItisl:l
Dur:í rcb:¡jadas de nivel par
Ilast:1 el mismo debieron ilegar las aguas de la vieja acequ in del
pueblo, de la que flón se rieg:1O algunas tierras al NO. del :írell que
ocupÓ aquél.
De Adz:lOeta :11 inmediato pueblo de Carrícola, que también
perteneció ,d antiguo señorío de los Milti de 4 rogó, una carreteritl
\'e('inal coincide con el :lOligu.) camino Que corría sobre la huse
de la vertiente de la sierra de Bcnicadell; y cncim3 del pueblo, al
lado derecho de 13 profunda barranquera. se alza uno de los castillejos que lateralmente encuadran al de Carbonera, cuyo cOI,junto de
pequeñas fOrlalez:'lS constituiría probablemente la Pe p/acaticla del
Cid. En b ladera fronteriza al castillejo se abre la Cova ,Jel Barrane del Caslellct. de la que pudimos excavar la parte que quedó
intacta al vaciarla para construir un camino forest31; resultando 6er
una cueva enterramiento que pudo llegar a ese período hoy tan
impreciso del Eneolítico al Argar, probablemente; yacimiento al
que hemos aludido varias veces, en especial en La Co ~acl/a de
C(I1//; Heal, y cuya monografía propia está para publicarse. Dió
esta pequeña cueva en forma de concha irregular y de sobre cinco metros de fondo por otras tantos de ancho: en la parte superior un individual enterramiento de inhumación , con un vas ilO liso. a ma no, con fue rte escora que recuerda los del Argar;
y debajo ele ello un estrato de tierra blanca endurecida, en que se
hallaron restos humanos, puntas de flecha de sílex de lahor varia
y tipos diversos; sílex trapezoidales; cuchillos de varios tamafios y de labra más o menos perfecta; conchas de ciprea. pectúncu.
lo, pecten y cardium; cuentas de collar consistentes en columbelas
y pequeñas cipreas agujereadas, y bastantes dentaliums, menudos
discos de materias blancas (caliza y conchas) y grises en menor cantidad. así como de piedra verdosa; otras cilíndricas de materia tal
vez orgánica de escaso peso; barriletes de piedra verdosa y otras
restos de azabache; colgantes elipsoidales de materias diversas con
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28
NOTAS PR8mSTOR1CAS V\R~S
taladro:1 un extremo; restos óseos como de alfileres planos del tipo
de Comi Real, y pequeño colgante de lo mismo con taladro :1 un
extremo y decoración acanabda en esp iral; de cobre o bronce pequeños punzones de sección romboidal. y menuda laminilla fragmento de algo como colgante; y de cerámica, aparte del vaso :lntedicho, tiestos con dcror:lción en bordón y lisos. otros con ornato
formado por zonas punteadas o con rayado horizontal y . vertical,
uno con orn:1to cardinl y varios del esti lo cnmp:lniforme. El cuadro
de hallazgos, como se ve, es el propio de las cuevas eneolí ti cas vaIcnci:1038.
• ••
H emos tenido que exponer ligeramente y sin el co mplem ento
de informaci6n gr:ífica tan necesario en CSI:IS materi:ls, con los descubrimientos ya conocidos, toda una serie de pequeños hallazgos y
observaciones arqu eológicas, en junIo o individualmente aprovechables para el estudio de I::t prehistoria de la comarca del antiguo
Marquesadu de Albaida. Si ello pudiera servi r de estímulo para
prosegui rl as alguien co n amor a estas investigaciones y ademas al
p3ís, SCfÍ3 un motivo de satisfacción p3ra el 3utor de estas notas.
l. BALLESTER
Un yacimiento prehist6rico en el subsuelo del Museo
de Prehistoria
En sus comienzos, el Musco de Prehistori3 del S. I. P. instalóse
en unas dependencias del local de la Diputación Provincial; tras lad:índose poco después a los bajos y entresuelos del Palacio de la
antiglia Generalid ad del Reino, dond e co ntinúa.
AJJ:'i por el a ño 1929, poco después de cstablccerse en él, y para
atender a uno de los servicios del edificio, tuvo que ab rirse un pequeño pozo , de sobre cuatro ·metros de profu ndid ad, en la. parte interior del portón Que da a la plaza del Poeta Liero; y enfre las ruinas extraídas pudieron recogerse, junto con restos de culturas bien
distintas. un hueso fragmentado que semejaba trozo de punzón, y dos
menudoS' tiestecitos. uno de cerámica campaniana lisa y briJlante )'
otro ibérico con pCQueñas muestras de pintura en coJor "iena. L.1
suerte de que no pasara desapercibido el casi imperceptible descubrimiento y lo sorprendente del hallazgo en el mismo subsuelo de
un edificio destinado a Museo de Prehistoria, hizo Que los minúscu-
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~OTAS PREH1STORICAS VARIAS
29
los materiales fue ran observados detenidamente. ll egá ndose a 13
conclusión de su legirimidad arqueológica. El h:l lJ azgo de lestos no
sólo romanos. sino ibéricos. en el subs uelo de Valencia, no era COSd
nueva. Recuérdense los materiales descubiertos en el sol:lr de lo que
hllhb de ser Mercado Ce ntra l de la ciudad y los hallazgos realizados con motivo de varias obras, especialmente las del alcantarill ado; desc ubri mientos que no ha n pod ido ser bien conoci dns y cs·
tudiados porque en su recogida no guió siempre un elemen tal cspíritu científico. Así, pues, lo chocante del caso que aho ra recorda.
mas era , repetimos, que se di era el YJcim iento en el sueb mi smo
del Musco.
P:lsaro n los nños , y en tiem pos de la República huhieron de
efec tuarse obras en el basamento de la torre del Palacio. Que impusieron la necesidad de ahondar hasta los cimientos en el :Írea que
oc upa; y a sobre 4 ó 3 y medio metros de profun didad surgieron
varias pa redes de piedra en seco. como encuadrando departamentos
pequeños t que recordaban la técnica de los poblados ibéricos. Dc
los materiales que los envolvían nada podemos decir, porQuc no se
nos dió cuenta sino cuando se había ya llegado al rondo.
Recientemente, al emprender la labor de extracci6n de tierras
del solar dedicado a ampliación del Palacio de la Generalidad,
ya alerta por los anteceden tcs referidos, encargado el Sr. Espí
de contro lar los trabajos y advertidos los obreros, cuando apenas se
lleg6 a la profundidad de algo más de tres metros empezaron, como
se esperaba, a surgi r restos ibéricos; lo que puesto en conocimiento del Presiden te de la Di putación, Sr. Rincón, en qu ien tanto interés despiert:1O estos estudios. d ispuso se det uvieran 1 trabajos
08
en curso y se dedicaron a una m~ís eui d,ldosa exc:lvación sobre cua·
tro mil pesetas. Y se sucedieron ento nces los descub rimientos de
res tos de paredes de pied ra en seco, de vasos cení micos ibéricos con
uecoraeión pi ntada, ge neralmente geométrica, ffllgmen tos de cedmica campanic nsc y siga/ata, y de algún obje to m:ís (todo generalmente revuelto), en cuya enu merac ión no nos hemos de detener.
porque Irata de ell o un tra~ajo de D. Nicolás Pr imitivo Gómez ,
inserto en ARCH IVO, al que por venir desde hace años dedicándose al estud io de los descub rimientos preh istóricos y protohis tó·
rico!> realiz~dos al removerse el suelo de Valencia, encargamos de
tal labor. No hay que deci r que la complicaci6n grande que hubiera
producido la paralizaci6n, por tiempo imprevisible, de las ot.ras ya
en ejecución, ha impedido un estudio más completo de 1:111 ruina~.
1. B. T.
-335-
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30
NOTAS PR r HJSTOR IC AS V-\RIAS
Nuevos hallazgos de arpones de tipo inicial
Cada vez apa rece m:ís clara la extensión que alcanzaro n 108 di.
versos tipos que caracterizan los períodos de l Magdaleniensc . La
;¡parición de tales tipos no se contradice, en los nuevos hallazgos, de
lo que 11 . Breuil afirmar:1 hace años, Por otra parte, si cada uno de
los seis períodos representa la expansión de un grupo determinado
y supone, por tanto, un ámbito limitado, hoy sabemos que estos
gru pos :!1ca nz:lron territo ri os mayores de Jo que en un principio se
pensó.
Cierto es que en la zona cantábrica española se inicia e l MagdaIcnicnse con el período 111 del sistema de Breuil, aunque no excluímos !:t posibilidad de que nuevos hallazgos o nuevos estudios del
materia l conocido. realizados con esta preocupllción , logren descu!>rir e lementos tipológicamente anteriores. Pero, en cambio, en la
zona oricntal, el Magdalcnicnse V y VI Que se conocía hllce quince
;¡ilos única mente, en un rincón de Cataluña, se ha visto ampliado
has ta abarcar los seis períodos y comarcas mucho m:ís extcns
Uno de ios elementos máe característ icos en el utillaje magdaleniense es e l arpón, y dentro de su dpología, la fase ~ás interesante
acaso es la de su iniciación, cuando se ve luchllr al artífice p.deolítico con una idea naciente y las dificul tades de su reali zación, cuando S'lrgen esos punzones con proruber:lOcias que no se nos alcanza
qué utilidad tendrían, acostumbrados como estamos a pensar en la
utilización del arpón por sus dientes bien ma rcados.
Pues hien, este tipo {[ue no era conocido en España antes
no era frecuente en Francill, en comarcas ricas en Magdaleniense.
se ha multiplicado en estos dos últimos años y hoy podemos anunciar que poseemos seis nuevos ejemplares procedentes de las excavaciones, a que hacemos referencia en otro lugar de estas página s.
que realizamos e n la cueva Rora Gran d'etl Carreras. de Seriñ:í, en
la provincia de Gerona.
En dicha cueva , los trabajos de los Sres. Alsius. Boroms y Corominas habían sacado a la luz preciosas piezas de hueso y entre ellas
arpones de una o dos hiler
A pesar de ello, un crib
336-
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•
NOTAS PREHISTOR1CAS V.\RIAS
SI
de sílex y numerosas piezas de hueso, pequeñas o rotas, como preciosas agujas de coser. Tan sólo en algún rincón ha podido hall:me
una zona intacta, con niveles inferiores a los que aquellos primeros
investigadores exploraron.
Ya en la primera campaña apareció el extremo de un pequeño
arpón de tipo inicial. Lo hemos publicado en una corta memoria
sobre Seriñá, aparecida en el número 1 de la revista Pirineos, órga~
no de la Estación de Estudios Pirenaicos, filial del Consejo Superior
de Investigaciones, que sufraga dichas excavaciones. Se trata de un
ejemplar claro, fino y de sección redondeada, con los dientes defi.
nido!:, pero que apenas se apartan del cuerpo de la pieza. Esta nos
dió ya la seguridad de que la cueva había comenzado a ser ocupada
con lotensidad, en el MagdalenienSel IV, lo Que no hubiera podido
decidirse ni por los hallazgos de sílex ni por los de las restantes piczas óseas.
Pero en b última campaña, en el otoño de 1945. otros cinco hallazgos, realizados en un rincón Que no tocaron segu ramente los anteriores exploradores, nos da idea de la importancia Que tuvo esta
etapa en la ocupación de la cueva. Los cinco ejemplares son muy
incompletos, limitándose a la parte de la punta por lo general, y son
de sección aplanada. Los dientes están m:ís marcados en unos ejemplares que en otros. Es evidente la torpeza con Que están resueltos.
Especialmente uno de los ejemplares en que después del último
diente, la punta se estrecha co nsiderablemente.
Con todo ello, el Magdalcniense IV ha adquirido para el Este de
España una importancia mucho mayor de la supuesta, dándonos un
dato de extraordinario interés para el estudio de las fases y emigra~
ciones del Magdaleniense europeo. Al mismo tiempo obtenemos el
enlace entre el ParpaJl6 y J:¡ zona pircnaica oriental que debía comunicar con los centros franccses el curioso foco gandiense.
L. PERICOT
Nuevos descubrimientos Paleolíticos en Cataluña
El conocimiento del Paleolítico Superior en las comarcas orien~
tales de España va progresando lentamente, mucho más lentamente de 10 que scría de dese:lr, debido a las múltiples fallas que la or~
ganizacióa de los estudios prehistóricos adolece en nuestro país.
Después del salto que represe ntó la excavación del P:upaJl6, nada se
ita hecho para continuar las exploraciones de Siret en cuevas de
-
3-'7 -
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•
•
•
32
NOTAS PREH1STOR1CAS \' I.RIAS
Almería y Murcia, siguen sin visitarse las conocidas en la provinei:l de Alicante y nada hemos visto publicado de los matera les descubi~rtos por el entusiasmo de F. Esteve, en la provincia de GastelIóo. En el capítulo de ganancias hay Que colocar Jos nuevos e interesantes materiales que Salvador Vj[aseca ha obtenido en la provincia de Tarragona y los resultados de la excavación de In cueva de la
Cocina. en la de Valencia. Más al Norte, nada nuevo en la de Barcelona, donde siguen esperando los yacim ientos de la comarca de
C:lpellades.
En {:ambio, en la provincia de Gerona se ha despertado, desde
httcc unos años, una ¡nteos,1 :Ictividad. Esta se inició por v:uios afi- donados de Bañolas, que quisieron proseguir los trabajos de hace'
muchos años de los Sres: Alsius y Boroms en las cuevas de Seriñá.
Entr~ ellos destaca el médico de dicha localidad, D. José María Caraminas, Que desde hace años, cribando la tierra dejada en la Bora
Gran d'etl Carreras, formó una magnífica colección de sílex, (;n especial microlitos en series muy completas, con alguna pieza de
hueso.
En 1943 el Sr. Corominas se puso en relación con la Comisaría
de Excavaciones de Gerona)' se inició una colaboración que ha resultado muy fecunda. Por una p:lrte, el Sr. Corominas con el Museo
de Bañola¡:, en el Que se han venido inaugu rando las instalaciones
de Prehistoria en estos últimos años (en Octubre de 1943). han descubierto y excavado un nuevo yacimiento, la cueva del Recl:tu Viver, en Seriñá. Por otra parte, la Estación de Estudios Pirenaicos
encargó al que suscribe la exploración definitiv:l de la Rora Gran
d'e" CarreTl1S y Cova de/s Etlcantats. Esta tarea se ha realizado casi
por completo al escribir ecta nota, tras cuatro campañas.
Los resultados han sido los siguientes:
Cova del Reclau Viver.-Está en cu rso de excavación esta cueva
por el Museo Comarcal de BaRolas. Su interés es extraordinario,
pues aparte de hallazgos de tanto interés como el de un depósito de
dracmas y divisores emporitanos y el de cerámica hallstáttica, contiene niveles eneolíticos y otros epipaleolíticolt y paleolíticos. Los
niveles mferiores corresponden al Solutrense, Proto-solutrense y
Auriñaciense. El Solutrense ofrece punlos de contacto con el de la
vecina cueva del Cau, de les Coges (San Juli:ín de Ramis), con las
puntas pedunculadas y (¡tras en cristal de roca de precioso trabajo.
En cuanto al Auriñaciense, puede decirse que se ha encontrado una
industria nueva en estas comarcas: las puntas de La Gravette van
acompañadas de puntas de Chatelperron, y todo hace supone: que
el yacimiento, una vez estudiado del todo, nos revelará la presencia
-
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33
NOTAS PREH1STORICAS VARIAS
de Auriñacicnse (perigordiense o gravettiense) en varias elapas en
esta comarca, lugar obligado de paso entre el Sudeste francés y el
Levante español.
Cova deis EnCalltats,-Se trata de una cueva sepulcral en un
acantilado sobre el río Ser, vecina' a una serie de abrigos sepulcrales
eneolíticos que indican la existencia en este lugar de una vasta necr6polis muy revuelta por las rebuscas anteriores, sin embargo,
proporcionó abundante cenímica y un V:lSO casi completo con decoraci6n excisa y asa con apéndice, tipo enteramente nuevo en nuestra Prehistoria, En cuanto al paleolítico, di6 ya en In primera campaña dos puntas que dimos como Solutrense y Proto-solutrcnse, teniendo en la última de las tres realizadas en esta cueva, el placer de
descubrir una punta foliforme solufrense, magnífica.
Bora Gral! d'ell Carre-ras.-La cantidad de sílex encontrada en
est:l cueva es muy crecida, abundando los microlitos, hojitas de dorso rebajado, escalerjformes. buriles muy perfectos y no tanto los raspadores'y cepillos. De hu eso, trozos de punzón. varillas semicilíndricas, agujas finísimas y arpones: seis de tipo inid31, a cuyo problem:1 nos referimos en otra nota. Se han lavado centenares de plaquitas y sólo en una se h:1O hallado líneas grabadas que parecen formar parte de un animal.
Consecuencias de todos estos hallazgos son las siguientes: se ha
comprobado la exi stencia del Auriñacicnse superior y probablemente tendremos que admitir un Auriñaeicnse más ¡¡ntiguo. Este es un
hecho nuevo en Cataluña. Está demostrada la existencia de un Sol utrense típico, con varias fases. y recordando, como es natural. al cercano Cau de les Goges, de San Juli:ín de Ramis. Por último, un
Magdalcniense m:ís antiguo de lo Que se crey6. el Magdaleniense lV . Además tenemos razones para suponer Que los descubrimientos paleolíticos en la s coma rcas gerundenses proseguirán.
I
L. PERICOT
Los santuarios célticos del Mediodia de la Galla
•
El día 15 de Diciemnre del año en curso, el Profeso r R. Lantier, conservador del Museo de Saint Germain de París. pronunció
en el Colegio Francés de Valencia, [a conferencia que lleva por título el encabezamiento de estas líneas. El señor Lantier ha tenido
la genti leza, que agr:ldccemos vivamente, de remitirnos un resumen
de su brillante disertaci6n, cuyo texto transcribimos seguid:lmente:
-
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•
NOTAS PREHISTORICAS VARIAS
El delta del Ródano es una de esas regio nes privileg;adas que
en toda época han sido llamadas a desempeñar un papel preponderante en la Historia de Francia. Ampliamente abierto sobre el mundo mediterriÍneo y atravesado por la gran corriente de ci rculació n
preh istórica Que es la Vía I-I eraclea, es un país de tr:ínsito, un puente tendido entre las penínsulas itálica e ibérica, al cua l el Ródano
asegura igualmente una relación fácil con las provincias meridionales galas .
La er,cru cijada del río y ruta terrestre da origen a una zo na de
confl u enc i :l~ mcditerrnne:u: de carácter particular y en la se~u nd a
Edad del Hierro aparecen en este territorio los primeros bosquejos
de la escultura en piedra. Se reconoce aquí ya uno de los aspectos
del dualismo constante que se manifiesta eDlre las comarcas del
Norte y Mediodín de la Galia, mani[estación que encontrará su más
acabada expresión en la Edad Media, co n la diferenciación de las
_hablas, usos y costumbres, así como en la manera de edificar, características de los países de «lengua de oc».
Es precisftmente en estos territorios, a lo largo de la vía heracica, en Jos que las investigaciones arqueológicas, llevadas a cabo
durante una dece na de años en el bajo valle del R6dano, han proporcionado el descubrimiento de c:oppida» y lugares de cu lto, Que
hao renovado lo que se creía saber de la historia, religión y arte de
los pueblos galos ribereños del Mediterráneo. Estos hallazgo~ han
permitido precisar, ademiÍs, Jo que los textos de los autores antiguos dejaban entrever del importante papel desempeñado, en es ta
época, por el delta del R6óano. Parece muy difícil, en tal caso, hablar de una colonización marsellesa: el imperi o de Marsella se
ejerda sobre el mar y no en tierra. La acció n, de los foceos ep. Pro·
venza se reduce a la ocu pación de puntos de apoyo, destina10s a
asegura r la protección de sus factorías en un país que en su mayor
parte permanecía , en suma, hostil a la penetraci6n extra njera. Un
ci nturón de fortificaciones indígenas a unos 7 km s. del an tiguo
puerto de Lacydon testimonia el carácter precar io de la ocupaci6n
focense, lo que nos recuerda la na turaleza de los establecimientos
europeos en la costa occidental de Africa en el siglo XV 11.
Después Je M:?rsella, la principal factoría de los griegos está en
Sto Rlaise, donde los mercaderes se instalaron desde los ¡;.jglos VI-V
en una factoría que, como en Ampurias, parece distinta de la aglomeraci6n indígena.
Un nuevo testimon io de la cohesi6n de las tribus ga las está puesto de manifiesto por el descubrimiento de sa ntuarios tribales en
G:Caisses de Sto Jean en Mouries», en ROQuepertuse y en Antrcmont.
- 840-
•
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NOTAS PREUlSTORK:AS VARIAS
Desde el período hallstáttico. se eleva en las alturas de Caisses un
santuario del Que algunos de sus elementos arquitectónicos, pertenecientes a un pÓrtico, decorado con grabados de caballos y jinetes.
fueron reutilizados en la construcción de una muralla levantada
posteriormente a la entrada de los celtas en el valle del Ródano en
el siglo V a. J. e
Relacionado con los descubrimientos hechos el siglo pasado en
Roquepertuse y en Antremont, el descubrimiento de Mouries permite reconstruir la disposición de estos lugares' de culto, instalados
en las ¡¡]turas y comprendiendo una capilla precedida de un pórtico
decorado con grabados o esculturas. En el interior se levantan las
estatuas de culto, de las que un conjunto del más grande interés se
ha descubierto en Antremont: guerreros sentados, con las piernas
replegadas bajo el cuerpo, en la llamada actitud r,údica, busto rígido estrechamente ceñido por un jubón de piel, ilevando sobre el
pecho un pectoral con figuras profilácticas, disco o cabeza cortada,
o bien protegido por armadura con espaldar. La cabeza descubierta,
peinados' los cabellos hacia atrás y sostenidos por una cinta, o cubierta por casco de cuero con carrilleras y guarda-nuca. Del arma_
mento no subsisten más Que los fragmentos de grandes I!spadas de
La Tene n, enfundadas en sus vainas pegadas a la cadera derecha.
Entre estas estatuas aparecen dos figuras femeninas, una adornada
con diadema en forma de creciente invertido y otra cubiert~ con
velo Que cae hacia atrás y los lados.
En estos monumentos ya no aparece nada del choque entre lo
real y lo ideal con que los artistas pergaménicos y romanos representaron a los celtas; la cabellera erizad:! por la lucha, derrochando vida y acción y guardando hasta en la muerte una actitud teñida
de patética grandeza. La rara cualidad de las estatuas de Antre~
mont refleja de manera manifiesta la concepción que los imagineros galos tenían de la forma viviente. En este arte sosegado, pero
brutal, el detalle está casi siempre descuidado; sólo cuenta la masa.
Se establece un constante contraste entre la estrechez del talle y la
anchura de los hombros; el torso se yergue en una actitud hierática, desde el zócalo Que representan las piernas replegadas y vueltas
hacia adelante. El mismo ritmo se manifiesta en la composición de
los rostros, con ancha frente y largo mentón. Este carácter de uniformidad no corresponde solamente a un canon estético, sino Que
responde todavía a las preocupaciones de carácter religioso y social, y, la falta de atributos sobre los monumentos descubiertos, no
permite reconocer la naturaleza de los personajes Que se esconden
tras estas figuras enigmáticas.
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MI-
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56
NOTAS PREHlSTOR1CAS VARIAS
De todos modos, el carácter sagrado de estas representaciones,
en otro tiempo cubiertas de color rojo reservado a la divinldad,
está fuera de toda discusión. En un bajo relieve de Antremont
figuran dos mujeres en busto; un:l tiene una pequeña liebre y puede :tportar alguna luz, si se rclationa con las estatuas de Euffigocix
y de Tougct, que también ,-icncn un jabalí y una liebre.
Pero la presencia de estos animales no indica que se trate de un
animal totem, llegado a dios O asociado :l él. Las sociedades célticas
han pasado por ~stadios de una evoluci6n diferente que las conduce
:\ la concepción del héroe civilizador o fundador de grupo social.
de los cuales unos pueden haber sido antiguos totems y otros solamente estar provistos de emblemas totémicos . Y así, en lug:lr del
totCIO aparece el héroe del clan, de la tribu, de la nación. Más bien
que divinidades, estas estatuas, según nuestro criterio, representan
las im:ígenes de los héroes alrededor de los cualeB se reunirían en
ciertas fiestas los grupos sociales.
Así, pues, todo habla de la muerte en los lugares de culto provenzales. Los caballos '1 los jinetes de Mouries. el pájaro fantástico
y las c,!bezas cortadas de Roquepertuse y Anlrcmont tienen un va·
lar simbólico en relación con \IDa religión de la mucrle. Tod\) esta
imaginería funeraria se relaciona con el tema del viaje del alma hacia o tro mundo, llevada por el caballo, animal psicopompo. Lo mismo los monstruos andrófagos de la Provenza y las placas decorativas de Orgon en las cua les los cazadores llevan su caza simbólica
de la liebre bajo la mirada de la divinidad, eternizando un rito semejante al que desarrollan las Cabalgatas sobre los frisos tasios. No
son, en absoluto, dioses, sino héroes, personajes sobrehumanos
pero no sobrenaturales. Alrededor de su tumba representada en
Roqueperfuse por dos fosas excavadas en el interior mismo del
santuario, se celebrarían . las fiest:ls O el culto de los antepas:Jdos,
conmemor:lción y también expiación de la muerte de los héroes.
Los santuarios provenzales son igua lmente cementerios.
Con su amplio estudio de la pl5stic:J gala y el ambiente funerario que de la mism:J se desprende, el profesor Lantier hace Un:IS
transcendentes deducciones y aportaciones al conocimiento mate·
ri:J1 y espiritual de los habitantes de la Provenza poco antes de la
Era Cristiana. Es de notar el fuerte contraste con 13s manifestaciones artísticas y anímicas atribuíbles a las gentes iberas, a pesar del
¡nAujo que ejercieron éstas, cultural y materialmente, en el Sur de
la Galia. Este contraste entre galos e iberos coetáneos geocronológicamente en la Provenza, hace más interesante la exposición de
l..antier y más acuciante la necesidad de estudiar a fondo. con todo
-
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NOTAS PREI-IJSTORICAS VARIAS
37
detalle. la cuestión de la presencia o no del pueblo ibero l.'n el Sur
de Fra ncia. cuáles son sus límites en el tiempo y en el espacio, qué
inAujo cultural ejercen en estas zonas Y. finalmente. como ya apunlamas en otra ocasión, si debemos considerar situada en el SE. de
C31ia y NE. de España, la clIna de la llamada cerámica ibérica.
Como creemos el tema de sumo interés para dilucidar el aholengo de la cultu ra ibérica y el contenido étnico de este vocab.lo,
volveremos en breve sobre la cuestión, tratándola con todfl la amo
plitud que el tema requiere y es dado a nues tras posib ilidades .
Rést:mos. cn las presentes líneas, unir nuestra felicitació n y sincero aplauso a los muchos rec ibidos por el profesor Lantier al le rminar su magnífica conferencia.
D. FL8TC II ER VAL I.S
Restos arqueol6gicos valencianos de la colecci6n
de D. Juan ViI.nova y Pi era , en el Mus e o
Antropol6gico Nacional
En 1940 tuvimos ocasión de tomar nota' de. los varios objetos
:lrQucológicos donados al Museo Antropológico Nacional por el
ilustre valenc iano l'ilallo1'0 y Piera. Oc todos ellos entresacamos
,¡(luí los pertenecientes a nuestra región, según la descripción Que
hizo el propio dona nte .
Reseñamos los objetos agrupándolos por procedencias. dando
un número a cada lugar de origen, haciendo constar también el nú.
mero que tiene cada pieza en la colección. Finalmente mencionamos las páginas de las pub licaciunes de VifmlO va )' Piltra: «o ri.I!CII ,
twtllrtllcza y antigjjcdad del.Hombrc» (Madrid, 1872) y «!I1cmoria
gcogJIÓstico·agrícola y Jlrotohist6rica de Falcncia» (Madrid, 1893) .
en las cuales se hace alguna referencia a los objetos que a continuación enumeramos:
NUMERO
1 -ADOR.
Brecha huesosa . procedente de «Peñ;J Roja& (nú.
mero de l objeto 469).
-
343-
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!SOTAS PREHISTQRICAS V.\RIAS
S8
NUMERO
2.-ALCAL.'\ DI:: cmVERT.
CoUar de rodajas de pectúnculos y cardium, ~a
liado al pie del Castillo (núm. 207) (es el núm. 339
de la caja 16) .
Huesos procedentes de la «Cueva de Va/dancer»
412).
(núm.
NUMERO 3.-ALCOY.
Un hach,l pulimentada (núm. JO).
Dos hachas pulimcnlad:ls, anfibóJica, fcldcspátic:l,
algo pizarreña, con dos núcleos (núm. 403).
Dos ped'lzas de cráneo humano (núm. 411).
NUMERO
4_ t\LFARP.
Cerámica y huesos del túmulo de «La Fíllllgl/cra)}
(núm. 458) .
NUMERO
5.-ASPE.
Un hacha pulimentada (núm. 6).
Una llech3 de hierro (núm. 358).
NUMERO
6. -AYELO DE !\lALFERIT.
Hallazgos del IlM01!l6 tic les Melltires»
Pedcrnall.$ roscos (núm . 191).
Fragmentos de cerámica tosca (núm. 192).
Cerámica tosca (núm. 459).
Dos cuchillos pequeños de pedern:11 y fragmentos
de hueso de cdneo hum:1llo (nl.m . 193).
Este yacimiento se menciona en 1:1 p:ígina 4RS de
su «Memoria ... » yen la pág. 411 de su «QJig('II ... ».
NUMERO
7 ~ELcnE .
Curiosísima y por todo extremo interesante hacha
de cobre. regalada por e! Sr. lborra (núm. 442).
NUMERO S.- ENGUERA.
Amuleto (núm. 359) .
Placa con dos agujeros. apoyo de Aeeha (denomi .
nación Qu e jlilall Ot'll aplica a las plaquitas guarda·
brazo) (núm. 338).
- 3« -
[page-n-345]
,
NOTAS PREHISTORICAS V"oRIAS
.9
Hallazgos de «Cfleva de las MaraviUas»
Cacharro a mano (núm. 84).
Cacharro ti mano (núm. 87).
Tres cráneos braquicéfalos de extraordinario desarrollo el arco supc rciliar (núm. 86).
NUMERO
9.-GANOlA.
Fragmentos de huesos humanos. mandíbulas y
dientes sueltos de jabalí, ciervo, ctc., procedentes
del MondlÍber (núm. 423).
Hallazgos de' la «GUlnJQ del Parpa1J6»
Fragmentos de pecten (núm. 199).
Oieotes de ciervo (núm. 200).
Huesos de conejo (núm. 201).
Asta y huesos labrados (núm. 2(2).
Cuatro pedernales (núm. 2(3).
Dos dientes humanos y dos peclúnculos (núm. 204).
Pedernales toscos (núm. 243).
Huesos humanos y animales, astas nalurales y labradas (núm. 244).
Cuatro pentúncu!os (núm. 245).
Treg dientes de carnicero (núm. 246).
Dos helix (num. 247).
Utiles toscos (núm. 456).
Mandíbula humana (núm. 391).
Astas de ciervo aserradas (núm. 248) (es su figura
núm. 24 de la lámina 1 de sus dos puhlicaciones
mencionadas).
Cráneo de perro (núm. 256).
Se menciona la «C,te'Va del PaTPall6n y los hallaz.
gos en ella realizados por Vilallovo, en la" páginas
349, 362 de su «Onge,!. .. » y en la página 481 de su
uJlfemoria ... », así como en la lámina J de ambas
publicaciones, en la cual la8 figur:ls 11 y 18 a 24
son de materiales de dieha cueva.
Hallazgos de la
"CIle1.'O
de las Maravillas»
Utiles toscos (núm. 455).
Se menciona en la página 349 y 364 de .. OrigC1I. .. ~
y página 483 de «NI emoTÍa .......
-
345-
[page-n-346]
NOTAS PRt!H!STORICAS V.'l.R!AS
NUMERO lO.-GENOVES.
Un hacha (núm. 187).
NUI\lERO 11.-JATlVA.
Utiles toscos de «Cova Ncgra» (núm. 457) .
Se menciona en la página 349 y 363 de uOrigen ... »
y p:ígina 481 de «Mcmoria ... JI y en la lámina 1 de
ambas publicaciones, figura 12.
NUMERO 12.- LLOl'IWAY.
Cerámica tosca de "Cueva Avcllanera». en el Ma.
tamó" (núm. 466).
En la página 482 de «Memoria ... » se localiza en
término de Catadaf/, en la falda N. del MatamólI.
En la lámina I de ambas publicaciones se atribuye
la figura 16 a "Cueva R oca», mientras Que en la
página 363 de «Origl'fl .. ,» se da la el:prcsada figura
como de .. Cueva AvcllatICTO»,
NUMERO 13- l\10NOVAR.
Dos pequeños cinL""clcs (núm . 33).
Varias h:lchas (núm . 326).
NUMERO 14.- l\IORELLA.
Hueso gr:lOdc de Iguanodonte (núm. 407) .
Falange humana y hueso de metatarso (núm . 400) .
NUMERO 15. -0LLERIA,
Un hacha pulimentada (núm. 17).
Cerámica tOBca (núm. 252).
H allazgos de «Caslcllct del
Porqll ct~
(J)
Dos h:lcha s de diorita del «Dolmell tle la Ol/ería»
(núm . 71).
Se mencionan estas hach:IS y el yacimienfo en las
páginas 483, 484 y 4&) de {JMcmoria ... D y en las
páginas 349, 403 y 410 de «Origen .. ... , páginas y
(1) Sobre la clasificación d efinitiva del cCastellet del Porquet », v. Ballester
Tormo, 1, _El Castellet del Porquetlt, nUm o 1 de los trabajos sueltos del S. l. P.
al5.o 1937.
-
346-
[page-n-347]
NOTAS PREHISTORJCAS VARIAS
obras en las Que se hace, igualmente, referencia a
los objetos Que siguen.
Molares de ciervo (núm. 426).
Huesos humanos del «hímlllo de Oastellet del Por·
qllct» (núm. 463).
Hal/a :::;tos de
«CI/CWJ
de Satl Nicolás»
Pedernales, huesos y conchas (núm. 401).
Mcnciónase en la página 482 de «Mcmoria ... » y
páginas 349 y 363 de «Origcll ...».
NUMERO 16.-0RIUUELA.
Fragmento de diorita en forma de hacha chelense
(núm. 117).
Halla:gos de «CI/eva RocaD
Huesos humanos Quemados (núm. 74)
Huesos humanos (núm. 73).
Huesos humanos Quemados (núm. 333).
Huesos humanos Quemados (núm. 394).
Huesos humanos sin Quemar (núm. 395).
Cerámica tosca neolítica (núm. 75).
Dos pedúnculos con natex perforado (núm. 76).
Disco pulimentado, de piedra (núm, TI).
Canino de carnicero (núm. 78).
Cuchillo de pedernal (núm. 79).
Pedazo de cristal de roca, preparado (mim. SO).
Vilano'Vo reproduce algunos objetos de «CIICt~(I
Roca» en su lámina 1 de ambos lihros, debiendo
señalarse Que la figura 16 de dicha I;ímina, en su
.. Origen ... » atribuye un «cyclostoma elegans» a
.. Cucva Roca», mientras Que en la página 363 dc
la misma obra se atribuye a ..Cueva Avellanera».
También se hace referencia a «Cueva Roca" en la
página 389 de su «Origen ... ».
Hallazgos de la ladera de San .4tlt6,1
Canto rodado, percu(Or, de cuarcita (núm. 120) .
Barros loscos (núm. 121).
- 347-
[page-n-348]
NOTAS PREHISTORICAS VARIAS
Fragmento de roca volcánica, preparada para
muela (núm. 122).
Dos pequeños cantos rodados, labrados (núm. 123).
Pedazo de pcclúnculo (núm. 124).
Huesos y dientes de jabalí y ciervo (núm. 125).
Mandíbula humana y dos falanges de mano (número 126).
NUMERO
17 ~ PENAOUILA.
Un hacha pulimentada (núm. 12).
NUMERO 18.-SEGORBE.
Apoyo de flecha, de jade, con dos agujeros (nú.
mero 347).
NUMERO 19-TABERNES DE VALLDJGNA..
Utiles toscos de silex, brecha huesosa (núm. 454).
NUMERO
2O. ~TEULADA.
Pedernales arqueolíticos, algunos huesos humanos,
otros de mamífero, hélices y olms conchas mari.
nas, proceden les de «CuetlQ del Moro» (núm. 127).
NUMERO 21.- VILLAJOYOSA.
Un hacha pulimentada (núm. 7).
NUMERO 22.-VRLENA.
Un hacha pulimentada (núm. 22).
Un hacha pulimentada, procedente' de «La Cafiada» (núm. 201).
Los materiales anteriormente reseñadQs son los únicos de procedencia valenciana que hemos podido encontrar entre los muchos
objetos donados por l'ilanotla y Piera al Musco Antropológico Nacional, a pesar de que en sus obras se habla de otros varios hallazgos
en Ijerras valencianas.
D.
-
318-
FLETC~IER
VALLS
[page-n-349]
~OTAS
PREHISTORICAS V\lHAS
Las recientes excavaciones del S. l. P.
•
Es de esperar que en las presentes «Notas Prehistóricas Vari!ls:o
Ir:lle 16gicampnte ...,] lector de encontrar detalles sobre las diversas
excavaciones y exploracIOnes ralizadas por el Servicio en los últimos tiempos; pero como buen número de los trabajos insertos en
este tomo de ARCHIVO se ocupan principalm:ente de tales investigaciones o de materias a ellas tan ligadas que necesariamente
las han de dar a conocer en detalle. sería una redundancia inaceptable al tratar luego de las mism':ls separadamente; yeso es 10 Que
hemos querido evitar.
.
Así. en nuestro trabajo relativo a los ídolos aculados va lencianos, con objeto de dar a conocer los nuevos hallazgos realizados
por el Servicio en COt!lI de la Pastora de Alcoy y e ... la Ercta del
fedregaL de Navarrés. se ha tenido necesidad de describir los medios arqueológicos en que se verificaron tales descubrimientos.
hacer una escueta historia de los trabajos y dar un avance del material obtenido. Cosa semejante ha acontecido a L. Pericot con los
extraordinarios descubrimientos de 1:1 Cueva de la Cocina de Dos
Aguas. E igual sucede con las investigaciones realizadas por Alcácer
en Peña de la Dueña de Teresa y en la Atalayuela de Losa del Obispo, de que se ocupa aquél en un trahajo preinserto .
Quien buscare aquí notas concretas que le permitan formar idea
sobre nuevos descubrimientos. las hallará en los trabajos t: ludidos.
aunque no tan ampliadas como en los trabajos monográficos
a publicar a w tiempo.
De las excavaciones e investigaciones llevadas a cabo años atrás.
se hallará referencia en nuestras Memorias elevadas a la Diputación
hasta el año ]939.
De las excavaciones últimamente efectuadas en el cerro de San
Migue[ de Liria. damos cuenta en una extensa nota relativa a [os
trabajos [[evadas a cabo en [os años ]940 a 1943, inserta en esta
misma secci6n de ARCHIVO. A ellas remitimos a[ lector.
1. B. T.
-
3-49 -
[page-n-350]
NOTAS PR¡':H1STORICAS VARIAS
,Els Bancalets.
Entre las numerosas e interesantes no las que reúne el archivo particular del Director del S. 1. p" hemos hallado una, que con su venia, merece citarse, aun cuando sea sólo para dejar en las p:íginas
de cste ARCHIVO antecedentes del yacimiento en cuestión, p ues
lo único publicado (1) lo fue en rev ista ya agotada y dificilísima de
encontrar.
Eran los tiempos e n que el Padre Furgús, S. J., estudiaba los yacimientos de Orihuela y otros luga res. y el erudito esco lapio Pad re
Lcundro Calvo exploraba cuevas, simas y vericuetos de la región en
buse!] de datos geológicos y arqueológicos, cuando llegando a su noticia la existencia de material es cerámicos a unos trcs kilómetros de
marcha, en la carr.elera que parte del Real de Gandía y muy cerca
de ella, inició, junto con su alumno favorito, el actua l Director del
S L P ., una exploración que no dió resultado, pero poco después,
el P. Juan, S. J., formando parte de un grupo excursionista, acaso
por llegar cuando las labores de cultivo habían revelado materiales
enterrados, pudo efec tuar una exploración más a fondo.
Se halla la estación en una estribación de las montañas de Marchuquera, llamada Cerro dcls /Jall calets. Entre los materiales hallados (Iguran en superficie abundante cerámica, ",la más arcaica», que
no podemos determinar, con huesos y «piedras granitíferas». A un
melro de profundidad se halló un molino de forma elípt ic::! (de
35 x 190x 6 ems) y piedra arenisc::! con algunas conchas «de ápice per~
foradoJl (2) y trozos de ánfora, tosca, sin barnizar.
E! hallazgo principal fué el de un silo - que su excavador llama
cTomlee/¡- análogo al hallado recientemente en e l Bancal de la Co~
ron:l. (Alicante), au nque difieren por es tar e l último formado co n
paredes de piedras redondeadas, y el que motiva esta nota, con piedras planas, siempre sin arg::!masa, que se estrech::!n desde 8U borde
superior elipsoidal de dimen siones 3.40)( 3.05 (3) al inferior de
l,60 x 1,20, situado a 2,60 metros de profundidad.
(1) Mariano Juan. s. J.: «Exploraciones arqueol6g1.cas en el cerro deis BancaleLs y en la Cova Negra». págs. 105-115. 5 .IlgIJ., Bol. SOc. Arag. C!"nclas Nat .•
t. VI, 1907.
(:1) Ya. hemos dicho en otro lugar (d~1S&.Yo de sistematlza.clÓn de 108 objetos malacológicos prehistÓrlC()g. CAmpur1aa», vol. V, 1943), Que la apar'ción de
perforaciones no siempre es obra de industria. hwna.na.
(3) Su explorador dice: «cuyo eje cm:a,yon mide 3,40 met.roe y el emenor 3.5». Es de suponer Que el Illtlmo sea 3,05.
-
SIlO-
[page-n-351]
l
NOTAS PREHISTORICAS VARIAS
Hasta los dos metros se haUaba tierra negra mezclada con ceniza, debajo de la cual aparecían 60 cms. de tierra tina, de color pardusco y debajo de todo una capa muy compacta de tierra a(cilloa3
(fig. ¡J.
FiguCl 1.&
Entre aIras materiales se hallaron en e l silo: vanas mandíbulas
y cohnill~s de jabalí, corzo, caballo y ·otros mamíferos. Aparecen
huccos lahrados y pulimentados en los punzones y agujas. Sc' halló
un fragmento de colmillo muy grande. Se encuentr:l el cuarzo trabajado. El sílex (síl ice dice el texto) es raro, según afirm~ su descubri dor, pero el estudio de los grabados que acompañan al trabajo, aun
siendo muy deficientes, permiten adivinar varias hojas de sección
triangular y trapezoidal, raspadores, raspador en hoja, sierras y al.
guna racdcr:I en capas con Cardium, PCctÚ71C1I/US, /lll/re.t·, Cassjs, etc.
Los matcriales más abundantes y con mejores ejcmplares son los
de p;edra pulimentada, entre ellos una hacha de diorita de 7S)( 45
milímetros, además de alisadores, percutores, piedras de afilar, etc.
De los d:1tos que poseemos, parece Que se trata de una estac ión
cneolít ica. La cita que se da al hablar de la cerám ica de su perficie:
«con notable variedad en los pezones», nos hace presumir que fuese argárica.
M. VlDAL Y LO PEZ
Aportaciones a la protohistoria valenciana
Los hermanos H. Sagaseta Jarrín y José Muñoz Jarrín, de Casinos, muy dados a las investigacion~s arqueol6gicas, fueron requeridos por nosot.ros para que practicaran un detenido reconoci·
miento del término municipal de dicho pueblo, del Que ya nos
-
SSI-
[page-n-352]
'6
NOTAS PREHISTORICAS
VA ~[AS
eran conocidas interesantes ruinas, y nos confeccionaran un croqui8
con la localización de sus estaciones. La labor realizada IW5ta ~hor:l.
y presentada al S. L P., se concreta a los restos ibéricos e iberoromanos. Sin tiempo para dar en cste tomo de ARCHIVO una
referencia detenida, nos limitamos a la enumeración de las estaciones a que alude el trabajo de aquellos señores: despoblado inmediato al Corral de Pomar, partida de los Collados; el de TorreSeca; CastiJIico de Bernabé; despoblado de la partida de Diago;
cerro de la Monravana; ruin<: s cercanas y al oeste de la misma:
cerro de Cova-Fofadá; y Cabezo del Castellar.
Algunas de tales estaciones nos eran ya conocidas y han sido exploradas ligeramente por el S. 1. P., como consta en el trjbajo de
E. Pla sobre exploraciones y excavaciones realizadas por aquél.
inserto en esta publicación.
La labor de los Sres. Sagaseta y Mui'ioz, como prospectores del
Servido, va completando el conocimiento arquelógico del término
de Casinos; y hemos de hacer constar aquí lo obligado Que el Servicio les Queda por su eficaz labor.
1. B. T.
Un donativo interesante al Museo de Prehistoria
D. Ramón Martí Garcer:ín, culro valenciano residente en Segorbe. entusiasta de los estudios de arqueclogía antigua, ha ido reuniendo, a lo largo de años de exploraciones en la comarca se-gorbina y en otras inmediatas, una interesante colección arqueológica compuesta, principalmente, entre otros materiales de épocas
posteriores. de gran número de fragmentos cerámicos ibéricos y romanos. y de algunos vasos que pueden clasificarse como moriscos.
Deteniéndonos sólo en lo Que importa a nuestro Museo de Prehistoria, podemos enumerar. entre lo ibérico interesante. grandes tiestos pintados, predominantemente con ornamentación geométrica.
pero bastantes de ellos lIev:1O decoración Que puede calificarse de
rica (postas. hojas estilizadas de hiedra, svásticas de acodamienlo
bífido. aves y airas más secundarios); y enlre lo romano, aparte
alguna moneda de bronce y tiestos dudosos, fragmentos de sigi/lata
bien Drnada. La ;nayor parte del material procede de exploraciones
practicadas en una cueva cercana a los lindes con Castelnovo. que
acusa un estrato fecundo que debe excavarse en cuanto lo permitan
otras inaplazables labores del S. 1. P. El Sr. Martí. persona de buen
.
-"2-
[page-n-353]
NOTAS PREH1STORICAS VAR1~
47
sentido, comprendiendo Que la exploración de yacimientos de esta
clase no puede ser obra tle un esfuerzo aislado, individua\' sino de
un Centro dedicado a tales acti"idlldcs, suspendió sus rebuscas y
donó la colc('ción formada al Museo de Prehistoria; caso excepcioIlal entre los :lficionados de CS[;l clase, Que tienden, conrra terminantes prescripciones leg:lles. colecciones por procedimientos nnticientíficos; casos merecedores
tic que se I)rocedi ese cun rigor a la incaut:1ción de los materiales.
que como snnc ión :l t:tI proceder impone la vigente legislnción de
CXC:1V:lciones.
J ,a colecci6n M:lrtí Carcer:ín, rcconstruída y:1 en lo posible en
el Labor:ttorio del S. 1. P .• será complc!,lda con el producto de
unas nuevas exca":lciones, que es de esperar den elementos suficientes p:lr:t rehacer muchos vasos incom.pletos, y luego expuesta de
modo :ulecuado en el Museo.
La Diputación acordó oportunamente aceptar el dc.nalivo y comunicar al Sr. Martí Garcer;Ín su agradecimiento.
LB. T.
El interés actual por los molinos a mano
Succsivamente la atenci6n de los arqueólogos v:t fij,índose en clemenlos de cullura material que habí:m sido poco merlOS quc olvidad()~ por sus precursores. Ahor:1 p:lrecc h:lberles lIeg.ldo cI turno
a los molinos de Jl1'JllO. Especialmente rcvebdorcs han resultado los
!r,¡bajos del inglés Curwc:n. En el molino de rot:lci611 tendrJ:lOlOS
uno de los más notabl es progresos de b técnica y un nuevo instru·
mento p:¡ra fijar la cronología. Se conoce un tipo céltico (rente 11
otro helenístico, ambos derivados del Mediterráneo oriental. pero
el tipo conocido en eL Bajo Aragón parece tener otro car:ícter. Esperamos que este tcm;¡ despertar:í el interés de los arQu eólogos levantinos y .. e invent:tri:lr:í el abundante nt:lterial, poco conucido.
que las excav:1ciones de estos últimos aiios han producido (vé:lse el
trabajo de V. Cordon Childe, H otar)' Q/lerm OIJ tlle C01lfiIlCIII (/flll
;11 tl,e Mellitcralleall lJaúll, en A'Jlillllil)', vol. XVII, Marzo, 19-13,
página ] 9).
L. P.
-
353-
[page-n-354]
48
NOTAS PREHISTORICAS V.\RIAS
El profesor (jordon Childe y la cu eva del Parpalló
L:ls ('ircunSlancias pOI las Que h:l ilfravesado Europa han dificultado cnorm . . mcnte <:1 libre intercambio de ide:ls científicas. Ello ('Xplica QdC nuestra publicación de los hallazgos de la cueva dt'l P arpall6, en J9-12. hay:! tenido eSC3SO cco. Apenas hemos podido difundir la ob ra por el extranjero, pUeS v:lrios ejemplares que intenlamos
cnvkl r :. los arqu\!ólogos fr:HlccsCS se han perdido.
1.:1 lmie:l reacción que h:l producido, que sc p:lmos, el! un .¡rtículo de V. Gordoll Childc ell AI/U(/IO!)' (M:lrzo tic 19·1<1), Nos inLeresa
aquí recoger algunas de las sugestiones del ilustre preh istortado r
inglé~, cl'ya a., tolidad ho}' l.'1l m:íxima e n nuestra ciencia, por le) que
lienen dc {'onl\rmación de hiptllesis que por nuestra parte sólo Iímid:lillentc h1brialllt.>s :.ugerido.
, G. Childe comidcr:l revolucionario el descubrimiento de puntas
de flech:l de lipe' avanzado ('n el Solu lrensc .• Proporciollan, dice.
I:l primera cvirler.,,;ia indi scutible del liSO del arco en Europa, un
invcllto QU::! mu~hos habían pen sado que, po r lo menos e n Occidente, h:Jbía sido Jlltroducido en los tiempos m..:solílicos. Conviene in·
sistir en que el ambiente en que aquél se us6 en España y, po r consiguiente, los animales perseguidos por los arqueros, era esencia lmente los mism vs que exigieron su empleo en los tiempos postglaciales, euando las grandes m:lI1adas de herhívoros habían :-;ido
expulsadas.:!c la F.urop:1 :J 11:íntic:I, también por el a\'ancc del bosque.
Casi tan perturhadur:1 p:lr:1 las idc:ls corrientes es 1:1 :Ip:lrición en e l
mismo horizonte de mi..:roburilcs, :ldmitidos hasta ahora en Europa como indicad' Jres de 1:1 cultura t:!rdenoisense, Illcsolític:u. M;ís
.1delan te afi,nln: «Much:ls bcllllS hi pótesis h:1Il si d o refutad:ls por la
pr ueba ,,:xpNimcntal de las excavaeiones de la eUC":1 del Parpalló.
Antiguos pfl)blem<1s plllíteaclos d..: nuevo se h:1O añadido a las nuevas cuestiones provocauas por el material ahora dcscubierto». CalifIca de sorprC!lC~flle la semejanz;] entre un motivo J,!cométrieo del
Parpalló y un ~r::.b:HJo del C:lpsiensc típico de El Mckta. Reconoce
que cuando h ~ublie:lción de 1:ls excavacio nes soviéticas ha mostrado que no había SoJutrense a l Este del Dnic!ster, Ilungría resulta
ulla ,:una cxc~nlri,,;a pan tal cultura y Que aún lo parece más ;¡hora
con b extt-nsi,)n comprobada al Slldc~'c de ESJ)añ:l; :ldem:is, :'lhora
1:1 prlJvincia solu!r('lIse !la sido lInida a la gr:JJ\ zona africana de pun1:1S esbaiki('nliCS y de Still Hay, que también tienen forll1:1 de hoj:l
y est.ín trabajad:ls por ambas C:lr:IS. cuando no con la verdadera téc-
35J-
[page-n-355]
NOTAS PNEHISTORlOAS VARIAS
49
nica solutrense. La hipótesis Que hacíamos de la identidad entre las
culturas atericnscs y esbaikienses la encuentra Childe comprobad::!
por la expedición Je El Kharg:1.
Oc los d:1tos que el :Irte proporciona, deduce el profesor Childe
también que las eSCe ,las, de d:lIlza, luch:I, de caz:! y doméstica~ del
:Irte levantino, o;fícilrncnle pueden ser an teriores, en el mejor de
los CilSO~, :11 Magdalef;icns último.
Crcemos.quc lo dicho h:.sla p:lra que pueda sumarse este voto do::
calid::d :1 1:1 hipótesis
dud:lmos que ahar:', :d rcanudarse el inte rcambio científico, estos
problem:ls sedn do:: lluevo disclIIidos. Procur:lremos tener al corriente :t los lectores de esta publicación, de la marclu de 1:1 polémic:1.
L. PER ICOT
El Paleolítico Alcoyano
Desde hace liempo era conocido el y:lci mienlo prehistórico de
Lus Oubots. Hoy, dcspués de las rcpetid:ls prospecciones realizadas
en dicha partida ror varios :lrqueólogos alcoY:lIlos y, sobre todo, por
D. JOloé Beloa, podemos hablar ya con seguridad de la presencia en
la comarca Jc Alcoy de Paleolítico inferior y superi or. La m:Jyor
parte de 10L m:ttetiales han sido [levndos :11 Musco Provincial de Alicante por D. Jas~ Belda, y :dlí hemos pouiuo examinarlos y dasifi(':Ir un::! parte, a~radecil,'ndo al Sr. Belda su :lm:lbilidnd y desinterés
:d mostramos el lll:lteri:J1. Parte de éste ha siuo cl;lsificado por don
Salvador Vilascca, y cn nuestr:) visita nos acompaiió D. Juan Cabré.
Algunas de l:is piczas presentan pátina muy antigua, evidcnte~
mente chclev-achclense; no bltan las lasc:1s de tipo c1:1ctoníense.
Muy abundalltl.! es el Musteriense, con piCZ:IS, puntal' y r,leeleras,
muy típicas .•( no faltan los buriles, cepillos, raspadores pl:mos o en
p:ll:l ue c;lbra. hojas. hojit:ls de dorso rehajado y otras elementos,
Que indie:ln el Auriibeiense, apreci:índose la f:.se del Abri Audi de
transición al clislllO.
Se trata, r~ICS, de un vasto yacimiento al aire libre, de enorme
dur:1ciúl'. que en ' 'lluchas zonas, debido :d culth·o. ap;lrece re\'ueho
con ccr;ímil'J c:n.'olítica r :Irg:írica dI,' los tiempos posteriores d.:: ocupación. Ocupa !.lna extensa llleset:1 erosionada por profund¡ls ba.
rr:lnc;¡das, en las laderas NE. de la famos:l Serretn.
-
355-
[page-n-356]
50
NOTAS PREHlSTORiCAS VARIAS
Creemos de e.xccpcional interés el estudio m:ís preciso de CS IOS
hallazgoli. que inician un nuevo capí t ulo en el conoci mi ellt o de 1:1
Prehistoria levantina.
L. PEIlICO'1
Adolfo Schulten cumple 75 años
No queremos Que
p:1SC
la ocasión de rememorar los 7S aiios del
gra n hispanista 3l cm:ín Dr. Adolfo Schulrcn.
I.:lS
circunstancias han
hecho que cumplier:¡ CS:I edad cerca de nasal ros, calen tadu por el
so l de Esp:lña , al que tanto amó siempre. aunque p:lsa ndo por el
dolor de CS I:lr alejado de los suyos.
Son 75 años bien aprovechados par:l el tr:.bajo. T odav'ía hoy, en
su retiro de 1 imperial Tflrragona, apenado por los sufrimi c!l:os de
:1
su país. sigue incansab le su labo r de hi spanista. RccicnTcmcnh' han
visto la luz Sll «Bistori::t de N um::tncia» y la segund:1 edición de . . Tartessos». Ila ultimado 1:1 edición de Estr
de Avi cno, para las Poutes Hispa"j(l€, J1l1fillll(ll'. Y pl·epara la tr
•
El profesor Schultcn ha te.nido siemprc p:Jra Valencia y conerctamente para nuestro Servici o, los m::tyores elogios y deferencias.
J loy nos honramos sum:índonos al homen:¡je que sus 75 años mcreren y le descamos muchos más, :JI servicio de nuestra ciencia y en
la mejor p.lí': de espíritu posible.
El homenaje a D. Roque Chabás
Con motivo de cumplirse en 12 de Enero de 1944 el cente nari o
primero del nacim ien to del historiador va lenci ano D. Roque Chabás L1oréns, e l Centro de Cultura Valenciana inició y la Fa..:ult::td
de Filosolí:l y Letras propulsó, la celebración de un homenaje :1
aquél, que se celebró en el propio año y co nsistió, adem:ís de las
funcion es religios:ls propias del caso, en un ciclo de conÚ~I·cncias
est udiando 108 diversos :Ispectos de la person:didaJ Jcl rcmcmora~
do; cuyas disertaciones estuvieron :1 cargo de O. Salvador C:lrrc~
res Zac;¡rés, D. Teodoro U orente Fa1có, D. Felipe Matcu y 1.10-
35G -
[page-n-357]
-
"
NOTAS PREHISTORlCAS VARl.\S
51
pis. O. Godofrcdo Ros Fillol y del catcdr:'ílico de nuesira Universidad O. Manuel Ballcstcro~. que fué el prcsi4cnte de la comisión
organizadora.
1.os Ilahajas personale!> y diríamos que m:ís propios dd hombre
bueno y sabio, si n m;ís adjctinlciones innecesarias, que se llamó en
vid3 D. Roque C h:lh:ís, no C:lreroo en el {¡rea de las actividades cspecífic.l ~ del f;. 1. P., aunque re aproximara y aun le hiciera asom:lTse a \!Ilas su espírilu inquisitivo. su af:ín il\'erro~:ldor de hombre
de eSludio; como por ejemplo en e l examen de las fortificaciones
remotrl~ de las crCS(;IS y cstrihaciones del Montgó de Den;a, :1 que
uos referimos en un a de [:18 notas bib li ogr:íficas ell este libro insertas; pelo ello aparte, b:lst:!rí:l para merecer el hornen:¡je de los ele·
mentos que integran este Centro dc investigaci6n, In gra n ltlbor colector:! de d Ol!OS y elementos de estudio de inleré9 p.:lr:1 los prchisIf,rb dores valenci:.nos, hech:1 en las p:ígin:ls de su «Arch ivo». Y
ia ,'u:lnclo funu:unos cstJ su homónima pub lic:lc ión, :1 tiempo que
se [a "eHí:1 con cubierla forjada con tipos tom:ldos del «Comprehensoriunu ~n memori" de los impresores v:llencianos del siglo XV, ~e
le b:lulizaha tlmbién «ARCHIVO.» en honOr de D. Roque C hab:ís
y del que él creara como eficaz obra de estudio, según ya expusinlOs entonces. C:lsi no haría bita, pues, decir aquí, si no {Ul'ra
porque se liene en dio ~r:m complncenci:!, hasta qué punto los prehistori:ldor!'s del S. 1. P. se adhi rieron de corazón :1 lal homenaje.
1. H. T.
El movimiento cultural prehist6rico valenciano
CENTROS DE ESTUDIO
Después de la Liberación han ido volviendo a sus c..auces las
ar.cj:lS ::ctividades arqueol6l:1icas de tl lgunos grupos de estudiosos
va[cnci:lnos.
Así, e l L:lboratorio de Arqueología de nuestra Universidad, del
quc'fo rm ;¡ron parte figuras de t:1nt:1 v.:l[ía como el Excmo. Sr. Marqués dc Lozoya, D. I.uis Pc ricot y algún aIro, ha vuelto :t rehacerse
junto :t un elemento jO\'cn, tiln estudioso y din:ímico "amo el
c:l.IedrálicQ de Historia Antigua D. Manuel Ball estero". al que
rodea gran parl e dc las pcrso nas que en ValencÍ3 cu lti van los estudios arqueológicos y algunos elementos jóvcnes ),a preparados.
-
357-
[page-n-358]
•
52
NOTAS PRF.H1STORlCAS "'ARIAS
En reuniones semana les se camb ian impresiones sobre tem;¡s arqucol6gicos, va lencianos especialmente; se comentan publicaciones
cuando no descubrimienlos, y se viene a realizar, en St:fll:l, ul .a eficaz ¡:Ioor de ambientación ;lr
Primitivo Gómez Serrano. comie nza a reorganizarse de nuevo,
apenas vueltos a la norm:llidad. Sus actividades son ~cmcjalltcs a
las del I.abor:uorio de Arqueología de la Univcrsid.1 d. :lUnquc (!c
m:ís reducido radio de act'ión. ya que no Iral:l ele Ar<.llIcología ('n
ge neral. sino que ll lcanz:lI1 sus 3ctivid:ldcs s610 a lo clnow{¡f;to y
prehistórico. Su campo de aClividades se ex ti ende a buen lu'lInero de
pueblos del antiguo Reino de V:dcnl'ia, por medio de corresponsalías establecidas en muchos de ellos y por delegaciones en m :lIlOs de
pe rsonas dad.ls a estos estudios.
Tamhién 1" Socied,ld C"stcllonense de Cultura, rf' pu{'s t:l de los
. quehranlOs sufridos en épllC;¡ roja, h;J logrado reorg:mi7:1rse y ordenar sus 1r:lb:1jos de inves ti gación que tan allo la ~(lloC"aron.
REVISTAS
El Centro de Cultura Va lenci :1n:1 y 1:1 Sociedad Castellonense do.!
Cultur:. lograron pronto poner en marchó' 1:1 5 ya viej:.s ¡ev istas propias, Que fueron exp resión de su pensamiento y vehículo adecu;1do
para d:lr a conoce r su labo r cicDtífica. En «A nales d('1 Centro de
Cultura Valenciana» hall:Jr:í, quie n desee completar su detallado
conocimiento de los recientes descuhrimientos prehi~tbricos valcncianos, enlre o tros trnhajos espec íficos los puhlicados COn regularidad por D. Nicolás P. C6mez, tra sl ad os tocantes a [as sesiones de
I:J S~cción de Prehisto ri :t; y e l que prctend;¡ estar ;¡l co rriente de
tales actividades e n la provi ncia herm:lIla de C;¡stcllón. habr:í de
acudir al «Ro letín de 1:1 ;"ocit'dad C:tslcllonense de Cuhur:u, al Que
tanto prestigio "lenco d;¡ndo. en los (dtimos ;¡ño:;. ~nt re otros ¡r:lhajos de interés prehistórico, los admirables est udios de D. Ju an PorC:l r sobre el arte rupestre le":mtino.
T ambién el Laboratorio de Arqueologí:t de I:¡ IJ ni l'ersid:l d vaIcneiana se ha creado. haciendo propia la rcvi.~ta dr' I-li storia.y Arqueologí:l trS3ital)i». que fundar;¡ nuestro Agregado Sr. Chocomeli,
el medio de divulg:lción de los trabajos de loas o::lerncntos que lo
animan; y :wnque su :he:! de labor e& ampl i:: l1.1sla com prcnder la
investigación histórica y arqueológica, no pudd ten crse por :Igota-
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NOTAS PRE'ilSTORICAS VARI-\S
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do el específico C<1mpo de 1:1 prehistoria valenciana sin rwber acudido ante~ a las p!igin:ls de «Saitabi».
Reci~ntelllentc se inauguró en Cartagena un Musco municipal,
creado y dirigido por D. Antonio Beltrán, vdellciano, si no de na.
cimiento , sí de formación y de corazón; ceoiro "lpenas n:lcido ya
destacado. Aunque ;l Igo alejado de nuestras orga'l'zaciones de cstudio. t:lmbién creemos del caso hacer de él rcf.::r('p.cia, Yll Que en
re:1 lid:1d aún c:lbí:1 estim:Jrle en ciertos aspeclC'S Ol"J)' reladonado
con el Reino de V:1lcnci~1. Publica este CcntrJ unn ·revista tBoletín
!\rqucolúgito dd Sud-Este» quc es port:lvoz de los Musco!; de Alh:lcete, Alicante, Murcia, Almería y del Municip:1I de C:1rf:1gena.
CONFERENCIAS
Por bs razones varias "cces apuntadas, no nos es posible recoger
en este Ijhro todas las conferencias pronunciadas a 10 largo de los
años a que en general se refiere. sino :1 I:Js más recientes y aun no
hat"icndo dCI:dl:lda rcferent'Í:1 :1 su contenido, al modo como lo
re:llizaron opOrlunamenle las revistas de la especi:1lidad, sino limi.
tándonos :1 tina enumeradón somera.
En 1941, y con motivo del in.a:reso de D. JU'ln José Senen! l h;í_
ñez, hien conocido entre los prehistoria dores valencianos, en el
Centro de CullUra V
y·amplitud de temas, no nos es dable extract:lr eficaznlente aquí,
como lo hllrcmos ('u:mdo lal tmbajo sea publicado y quede m:ís
prccis:1d:1 111 materia pilra su examen.
El Dr. G:lrcÍ:! Bellido, Catedrático de la U ni ycrsiJad Cenlral,
a quien t:ll110 debe 1,1 Arqueologí:1 española, muy especialmente
en lo que ¡dañe ;11 estudio de las viejas coloniz:1ciones, pronunció
en la U ni"ersidad de Valenci:1 dos confere ncias sobre lem:1S
hien imporl:lIlfes de prchistori:l ihérica. Versó UIl;J subre «1.a
D:III1:1 d(' Elche y las piezas Que le acompañaron en 311 rep:1lriación/l, de la (IUC lo O1:ís interes:lOte es l:! tesis. en rJuJ,(na con lo que
h~lsla :lllOr:1 ha sido opini()fl general, de que 1:1 bella fir,ura debe 10c"liy-arse denlro del período rOO1:1no, con car
«Colurihución :tI estudio de la cronolog:ía ibéric:t»; en la Que lam.
hi~n rectifica el criterio de eminente::; pr~histori:uIOlcs y 1:1 Que rué
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5!
NOTAS PQrI-IISTORICAS V\RIAS
opinión suya propia hasta hace poco, sobre 1;1 cronología del arte
ibérico, que lcbaja extr:wrdin:lriamcntc, rech:lzando las tan ;,dmitidas inOucnci:JS gricg;ls en [o ihérico, inclin;índosc m:ís a reconocer
l:i roman:,; tesis atrcvid:l, has,l(\:!, como dice con agudeza, 'ICXC:lv;mdo en [os libms» m,ís que e li los campos, puesto que realizarlo en
Jos sitios que cila carecí:. y:l dl' 'clicacia; opinión que algunos crecmos, precisó¡mente por lo excavado en los terrenos, tal vez un l:Into
extremada.
El 2 de Diciembre de 190M, }' con motivo de su ingreso en el Centro de Cultura V:dcneial1:J, leyó D. Isidro B:dlcstcr un trabajo titulado nEns:IYO sobre [as innucm:i:ls de los estilos griegos en las ccrámicas de S,ln Miguel y 1:1 tendencia arC¡liz:lnte d e ést:ts»; corriendo el discurso de contestación .. cargo del publicista rcgnicol:1 don
Nicolás Primiti vo Gómez Serrano_ Publicados ya 3'11hos tmb;ljos,
no ¡nleres:. extracL1r1os aquí, pues significaría repetición de lo expuesto en otro lugar de esta public;lcibn.
En el último ver:1I10 y aprovechando Sil venid:. :l Valenci:1 pan!
ponerse al frente de las cx,';]vnciones que el S. T. P. praclic:1 desde
hace años en la Cue":l dc b Cocina de Dos-A~lIas, lambién D. Luis
Perico! dió en nuestra Uni\'f:rsidad una inlercsantc conferencia sobrc materia prehistórica. Difícil es hacer un extracto de su contenido. Tr:llb en primer lug:lr de dar un:l Impresión general de los resultados de I;ls excavaciones que realiz:lra p o r el S. T. P . hace alios, en
«Cova del Parpalló». trah:¡jos a cuyo frente esluvo, ayudado por los
Sres. Viñes )' Jornet. llabl ó dc sus niveles, estudió sus carncterísticas }' valoriz6 la influcncia d.:: sus resultndos en la Prchh.toria es·
pañola, teniendo para ello que exponer 1:ls diversas teorías que privaban :lntcs de 1:. exc:lv:lción, así como las posteriores a Que dier:1O
lugar sus cnscñ:lIlzas, y mtificó su opinión sobre el origen afric:lno
del Sollltrensc. Tamhién se refirió 11 las CXC:1V:Ic10nes que de cuenta
de la Comisaría General ha pr:lcticado e n la provincia de Gerona;
y expuso sus ideas sohre d estudio de los arpones, en 10 Que no insistimos po. hablarsc de ello en otro 'u~ar de ARCHIVO.
Tocante :1 la conferent'ia pronunciada en Valencia por Raymond
Lantier el 5 de Diciembre último, sobre «S:lIltuarios celtas del Mediodía de Fr:meia», vé:lsc una extensa nota que de elJ:. Ir:lla en esta
sección.
1. B. T.
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